En el dominio de la luz más serena, la de la tarde, Labastida da a la palabra la tarea imposible de descubrir la vida. Entre las preguntas que no tienen respuesta queda, en versos cargados de metáforas transparentes, el pathos retenido del dolor recordado, y la nostalgia de las dichas que se atesoran. Lectura cordial de un poeta en su momento clásico más granado bajo la luminosidad perfecta de la tarde.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 1991. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.