[…] Aunque no deja de ser el amor su preocupación central, con Hace falta que llueva, Leticia nos descubre un universo, encuentra su propia voz, clara, fuerte, tan poderosa que puede renunciar a todo tipo de puntuación sin perder nitidez. Ha depurado tanto su lenguaje, ha tirado al cesto de los papeles tantos adjetivos, que sólo esperamos que siga entregándonos muchos poemarios como éste, que siga lloviendo sobre nosotros este tipo de poesía, y que no abandone esos juegos de niña que todavía conserva, como jugando a la escondida en el “Poema abierto”, del cual citamos estos versos: “ven a verme ahora/ que el verano parte/ el otoño estremece los árboles/ ven donde escondo el amor”.
Así puede jugar hoy Herrera como el gato de Alicia en el país de las maravillas a desdibujarse a dibujarse, aparecer o esconderse, porque ha descubierto que la poesía es inacabable.
Carmen Alardín