¿Quién te dijo, Emiliano, que una Revolución podía realizarse a puro lomo de caballo? ¿Quién te contó que atrás se podía dejar familia y amigos para enfrentarse a la soledad de los cerros pelones y las huizacheras? Sin casi nada de comer, sin posibilidad ya de dormir a pierna suelta, con las estrellas allá arriba, mirándote, incrédulas, como alguien que creció de repente y dijo: “hay que terminar con este carajo estado de cosas”.
Y agarraste caballo y rifle y dijiste allá voy, a partirle su madre a esos desgraciados. ¿Se decía así entonces? ¿Cómo se decía voy a romperles el hocico a esos malandrines hacendados?
juan hernández luna
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2013. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.