Conferencia sobre la lluvia aborda una situación teatral por excelencia: hablar en público. Un conferencista extravía sus apuntes y el nerviosismo lo lleva a decir cosas impensadas. El tema de la charla es la relación entre la lluvia y la poesía amorosa. En el vértigo de la improvisación, el protagonista habla de sí mismo pero no abandona su propósito original; a su mente acuden los poetas que han cambiado el clima con sus versos. De manera fascinante se mezclan dos formas del discurso: la conferencia y la confesión.
Protagonizado por un bibliotecario, este monólogo escrito por Juan Villoro es una honda y muchas veces irónica reflexión sobre la vida de los libros y las emociones que despiertan. Una biblioteca es una colección de amores, repudios, sospechas y nostalgias, por lo que dicen sus volúmenes, pero también por el modo en que han sido leídos.
Conferencia sobre la lluvia depara una sorpresa final: el destinatario de la charla. Si un libro depende del lector, una conferencia depende del público. La voz tiene sentido si alguien la oye. Misteriosamente, también define a quien la oye. Escuchar es ser interpretado.
Un conferencista habla en escena. Ha perdido sus papeles y sus palabras se precipitan. Mientras tanto, una presencia sigilosa lo escucha con el azoro que provoca la caída de la lluvia.
Un conferencista va a dar una charla que tiene como la relación entre la poesía amorosa y la lluvia, pero pierde sus apuntes al momento de hablar frente al público, y su nerviosismo lo lleva a decir cosas espontáneamente. En la improvisación, el protagonista comienza hablar de sí mismo, y también a citar a todos aquellos poetas que cambiaron sus versos según el clima. Un discurso en el que se entremezclan la conferencia y la confesión. Un monólogo escrito por el aclamado autor mexicano Juan Villoro que versa sobre la vida de los libros y las emociones que estos despiertan.
Conferencia sobre la lluvia afronta una situación teatral por excelencia: hablar en público. Entre las palabras que se precipitan, se descubre el destinatario: el público es interpretado, leído en voz alta, definido por esa voz que perdería sentido si nadie la oyese. Este es un libro que depende del lector: escuchar es interpretar, y leer es hablar de esa biblioteca propia, repleta de amores, sospechas, nostalgias, que nos revela.