Max Aub nació en París en 1902, de padre alemán y de madre francesa, y murió en México en julio de 1972. Residente en valencia desde los once años, adoptó el castellano como lengua de creación. Aunque inició su producción literaria en el período anterior a la guerra civil española, el despliegue de su verdadera personalidad se produjo en la vasta obra creada en el exilio, donde destacan la serie El laberinto mágico—compuesta por Campo cerrado (1943), Campo de sangre (1945), Campo abierto (1951), Campo del moro (1963), Campo francés (1965) y Campo de los almendros (1968)—las novelas de costumbres madrileñas Las buenas intenciones (1954), concebida a modo de homenaje cariñoso e irónico al mundo galdosiano, y La calle de Valverde (1961; Seix Barral, 1970), y las biografías imaginarias Jusep Torres Campalans (1958) y Vida y obra de Luis Álvarez Petreña (edición definitiva, Seix Barral, 1971). Es autor asimismo de una singular Antología traducida (1963; edición aumentada, Seix Barral, 1972), donde reúne piezas apócrifas de poetas inventadas de los más diversos países y épocas, y de La gallina ciega (1971), diario de su primer viaje a España tras largos años de exilio.
Si la gran obra de madurez de Max Aub es el ciclo titulado El laberinto mágico, donde la realidad del país es presentada por el entrecruzamiento de anécdotas y vidas de infinidad de personajes nunca protagonistas, pero siempre indispensables, en el presente volumen de cuentos que lleva el título del primero, Los pies por delante, asistimos a una operación inversa. Aquí los personajes secundarios se convierten en protagonistas, como si una lupa se hubiese posado sobre elllos, con el fin de mostrar con mayor precisión la tragedia, comedia o tragicomedia de sus existencias—pues de todo hay en la expresiva prosa de Max Aub—, para remitirnos, en última instancia, a partir de las piezas sueltas del retablo, a la gran concepción artística y nacional que fue la meta última de Max Aub y su logro más sobresaliente.