Hay un México que queda arribita del Trópico de Cáncer. Suele ser franco, es mitad terco y mitad valemadre, le gusta comer como Dios manda y tiene un acentillo que mata a más de uno. El Norte, le dicen el Norte y, además de la carne (tres cuartos o bien cosida a balazos), contar historias es su especialidad. Socorro Soto es norteña y viene a contarnos doce cuentos con tal elegancia que siempre nos sorprende al final. Conoceremos a un obrero que comprobará la idea de que en este país se mata gente por capricho. Después iremos a una hacienda embrujada para saber qué se traen esos fantasmas amorosos. Veremos que las coincidencias en el amor todavía existen y habrá dos chicas, una enganchada a un viejo lobo de mar y la otra a un sacerdote, que pudieran comprobar la teoría de que el Norte existe para que nadie dude que las mujeres son hermosas. Socorro nos contará otra versión sobre el asesinato de Colosio, nos presentará a un huérfano que triunfa y después lo pierde todo, y nos hará reír y llorar cuando el señor secretario aparezca y, como todo político que se precie de serlo, crea que el dinero le quita lo corrupto e ignorante. Cuentos del Norte están escritos por una mujer que nació para ser cuentista, que nació en el Norte y algo sabe de él.
Alejandro Almazán