La vida y la muerte son femeninas. La lucha, la revolución, la hermandad, la verdad, la fuerza; son femeninas. La poesía y la nota LA con la que afinan todos los músicos también son femeninas. Carmen Zenil, mujer poema, poema de mujer, ella frente a sus voces de Eros y Tánatos inherentes en la paradoja establecida por Víctor Hugo: “Los que padecéis porque amáis, amad más todavía. Morir de amor es vivir”. Ante nosotros laten y revolucionan los versos altamente pronunciados, con todo ímpetu de corazón, vividos de una mujer por todas. Ella habla porque encarna la dualidad entre Eros: “Eres canto, verso, poesía/ soy tinta, color, sangre/ en luna con corola de arcoíris/ cuando la noche se abre y se deja penetrar.” y Tánatos: “en mis ojos secos brilla una gota de sal/ abro mi alma desterrada/ y en el viento alcanzo mi destino./ Esta tarde siento el pincel de Van Gogh”. Eros y las espinas de Tánatos es una memoria del mundo emocional femenino, representa el viento que circunda, que va de un extremo a otro con la misma emoción y la transforma. El poemario busca la continuidad del mensaje de esta dualidad y su conversación poética con otras generaciones a través del tiempo. La poesía de Carmen Zenil es el futuro del presente, el presente del futuro y ella misma refiere: “Eros contiene el amor y la pasión que crece y se derrama como espuma y las espinas de Tánatos son el aguijón que se incrusta en el alma por el dolor que no se va y lanza su esperanza como ancla sobre el tiempo para sanar y creer de nuevo en Il sogno de volver a respirar”. La libertad de mujer ya está aquí, la poesía femenina lo sabe.