Los puertos son el paisaje en movimiento donde se mezclan los exóticos perfumes del mundo, donde se borra la memoria de los naufragios ocurridos y se pronostica el paradero de los tesoros a encontrar. Nada es estático, nada es definitivo en un puerto: las historias entran y salen como los buques y sus tripulantes, como las mareas y lo que arrastran las mareas. Los puertos son un no-lugar y, al mismo tiempo, todos los lugares; porque en los puertos todo es posible. Y Angeles Mastretta lo sabe.
La autora de Mujeres de los ojos grandes y Arráncame la vida se vale en este libro de relatos cortos y contundentes como tempestades de alta mar, y de viñetas veloces como cormoranes en vuelo, para hacer de cada lector el tripulante único de un barco que se acerca a puerto guiado por la confiable luz de un faro en medio de la noche.
Los puertos son un no-lugar y, al mismo tiempo, todos los lugares; porque en los puertos todo es posible. Y Ángeles Mastretta lo sabe.
Los puertos son el paisaje en movimiento donde se mezclan los exóticos perfumes del mundo, se honra la memoria de los naufragios ocurridos y se pronostica el paradero de los tesoros a encontrar; nada es estático, nada es definitivo en un puerto: las historias entran y salen como los buques y sus tripulantes, como las mareas y lo que arrastran. La autora de Arráncame la vida, Mujeres de ojos grandes y Mal de amores se vale en este libro de relatos cortos y contundentes como tempestades en alta mar, y de viñetas veloces como cormoranes en vuelo, para hacer de cada lector el tripulante único de un barco que se acerca a puerto guiado por la confiable luz de un faro en medio de la noche.