En Incienso de seis a nueve, Carla Patricia Quintanar plantea una novela de carácter más experimental y que juega simultáneamente con el tiempo, con los personajes y sus respectivas formas de hablar. Se trata de un entrecruzamiento de historias que ocurre en un solo espacio, durante un breve lapso y con personajes de los más diversos estratos. A lo largo de su escritura, Carla también tuvo que plantearse problemas de carácter técnico, pues era importante identificar a los personajes no sólo a través de sus historias sino de sus voces narrativas, hueso nada fácil de roer.
Novela ambiciosa y con brillantes pasajes, Incienso de seis a nueve representa una búsqueda formal en donde la Ciudad de México se observa a través de los ojos y de la voz de unos cuantos habitantes que confluyen por azar en un café.