Periodista de profesión, se inició como colaborador de los diarios El Pueblo, de León, Guanajuato (1906); El Constitucionalista, órgano del Centro Anti-reeleccionista de México; Hoja Republicana y El Diario del Hogar. Por su labor de propaganda a favor de Madero estuvo preso en la Cárcel de Belén. Tras el asesinato del presidente se unió a las filas del carrancismo. Fue jefe de redacción del diario capitalino El Pueblo (1915); editor de La Ilustración Mexicana. Revista de Arte, Ciencia e Información Gráfica (1915-1916); director fundador de Don Quijote (1916); colaborador de La Información (1917), de Omega (1918-1926); fundador y director de los diarios Antirreeleccionista (1927), El Tribunal (1927-1928) y El Hombre Libre (1930-1931 y 1933-1937), desde el que atacó al gobierno de Lázaro Cárdenas. Fundador y director de El Nuevo Día, que tan solo duró cincuenta y seis días (1931), también dirigió el Diario Oficial (1952-1956) y el diario El Nacional (1956-1962). Colaboró en los diarios El Criterio, El Universal, El Universal Gráfico y Ovaciones, entre muchos otros.

Diego Arenas Guzmán, escritor, periodista y testigo presencial de algunos de los hechos más señalados de la Revolución Mexicana, se dedicó inicialmente al periodismo de combate, a la vez que analizaba el movimiento armado, como ocurre en su temprano folleto El porqué del conflicto. Posteriormente se dedicó al análisis histórico de los acontecimientos, como se puede apreciar en las diversas obras que escribió para la Biblioteca del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (inehrm). La Revolución mexicana. Eslabones de un tiempo histórico es un resumen del movimiento social. Del maderismo a los Tratados de Teoloyucan es una recopilación de artículos publicados en El Universal entre 1932 y 1933. Su breve obra narrativa está en Facetas. Su única novela, El Sr. diputado, publicada bajo el pseudónimo de “Genaro Saide”, pertenece a la narrativa de la Revolución a pesar de que su estilo aún acusa rasgos de la narrativa precedente.