1995 / 19 sep 2018 13:06
En Miguel D. Martínez Rendón, Carmina áurea (1923), Rafael López señalaba al poeta de la melancolía ancestral del pueblo indígena.
Estudió Jurisprudencia en la Ciudad de México, carrera que pronto abandonó. Desde muy joven participó en veladas estudiantiles en las que tocaba el violín o leía sus versos. Colaboró en publicaciones de filiación revolucionaria como El Progreso (1910-1911), de tendencia maderista; El Constitucionalista (1917-1919) y La Ilustración (1918-1919). Fue redactor de Pierrot (1909) y de La Semana (1916-1921); jefe de redacción de Páginas Blancas (1912) y director del semanario La Sombra de Fray Servando. En 1914 fundó el Centro Literario de Monterrey, del que fue presidente vitalicio. Fue profesor de Educación Primaria en la Escuela Normal para Profesores de Monterrey (1915-1920), de Historia y Literatura en el Colegio Civil del Estado y director de la Biblioteca Pública. Brindó apoyo político a Obregón; fue secretario particular de Juan de Dios Bojórquez, cuando éste tuvo a su cargo la Secretaría de Gobernación (segob), y representó a su estado como diputado en las Legislaturas xxix y xxx, y como senador suplente (Legislaturas xxxi y xxxii). En la Ciudad de México colaboró en la fundación del Bloque de Obreros Intelectuales (1922) y jefe de redacción y director de la revista Crisol (1929-1937). Trabajó en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (shcp), donde tuvo a su cargo la edición de las Memorias de la institución. Publicó en El Demócrata (1916), en el suplemento literario de El Pueblo, en Revista de Revistas, en El Universal Ilustrado y en El Heraldo de México.
En la obra poética de Miguel Domingo Martínez Rendón se distinguen claramente dos etapas totalmente opuestas: la primera, representada por Carmina áurea, su único volumen de poesía, está influida por la última etapa del modernismo, especialmente en la predilección por el verso alejandrino. El tono de resignación espiritual y reflexión filosófica recuerda a González Martínez, mientras que el dolor ante la muerte de la amada, la exaltación de la raza indígena y cierta atracción por el elemento oriental lo acercan a Nervo. La influencia de López Velarde es patente en la utilización del léxico religioso. En su segunda etapa renuncia a los temas amorosos para hacer una poesía comprometida socialmente; estas obras, que permanecen dispersas en publicaciones periódicas de orientación de izquierda, son un llamado a los oprimidos, campesinos y obreros para continuar la Revolución social. Esta misma tendencia se manifiesta en su labor como ensayista. Dejó algunos textos sobre aspectos de historia de México y de estadística.
Instituciones, distinciones o publicaciones
Crisol. Revista de crítica.
PEN Club de México
El Universal Ilustrado. Suplementos culturales.