Ha tenido su lugar de residencia en Gasny, Francia. Ha sido colaborador en Los Libros Tienen la Palabra y en El Último Vuelo.
La poesía de Antonio Santisteban se expresa en un lenguaje coloquial neobarroco y de asociaciones libres con una tendencia muy próxima al surrealismo. Dentro de un discurso lírico, estructurado con frases yuxtapuestas, con inesperadas vinculaciones metafóricas y una sintaxis alterada, aparece un eje argumental narrativo para determinadas situaciones cotidianas: la descripción de un vecino fanático de Elvis, el recuerdo de un tío campesino o de la fábrica de hornos metalúrgicos de su padre, junto con otras de orden histórico como la relación de hechos de los soldados norteamericanos abatidos en suelo francés durante la ofensiva aliada en junio de 1944.