19 sep 2019 15:38
Se desconocen las fechas de su nacimiento y muerte. Posiblemente fue hijo de Ramón Mancera García de San Vicente, famoso magistrado y miembro de una reconocida familia de políticos hidalguenses, y de María de la Luz Romero. Cursó la licenciatura en Derecho en el estado de Hidalgo, donde es muy probable que haya nacido, y se tituló como abogado el 22 de enero de 1887.
Trabajó en varios cargos asociados con la impartición de justicia. Fue abogado y defensor de oficio en el Tribunal Superior de Justicia Militar. Hizo además una exitosa carrera en el Ejército, donde alcanzó el rango de coronel. En 1903 trabajó como segundo archivero en el juzgado de primera instancia del estado de Hidalgo, en la oficina del juzgado de lo civil del distrito de Pachuca. En 1913 fue elegido diputado en San Luis Potosí.
Aunque no se cuenta con los datos completos, se sabe que estuvo relacionado con la educación pública. Por ejemplo, fue presidente del jurado para el examen oficial del curso de francés del Instituto Científico y Literario del Estado de Hidalgo en 1903.
Profesaba el espiritismo y junto con su esposa, la señora Juana Murguía, acudía a sesiones magnéticas en casa de Hipólito Salazar, célebre médium espiritista y mesmerista de finales del siglo xix, quien además fue director y editor de La Sombra de Hidalgo, diario espírita.
Como escritor y periodista, Mancera colaboró en algunos diarios mexicanos de finales de siglo. María del Carmen Ruiz Castañeda consigna tres: El Universal, La Ilustración Mexicana (1891-1893), del cual fue redactor, y El Fígaro Mexicano. A éstos se agrega su importante participación en la Revista Militar Mexicana y El Tiempo Ilustrado, a principios del siglo xx. No se le conocen seudónimos; al parecer sólo firmaba con su nombre, completo o abreviado. Entre las firmas más frecuentes están: Octavio Mancera, Octavio, O., O. M., O. Mancera.
Durante tres años (1894-1897) fue secretario y redactor en jefe de la Revista Militar Mexicana. Para esta publicación hizo abundantes traducciones del francés de libros y artículos, principalmente sobre esgrima y arte castrense; escribió, asimismo, breves honras fúnebres de militares famosos de su época y numerosos poemas. La temática recurrente de su poesía de esa época fue la muerte de su hermano.
En la Revista Militar Mexicana publicó también varios cuentos que luego se incluyeron en su único libro de narrativa, titulado Cuentos diáfanos. Cuadros realistas (1897), impreso por la misma empresa tipográfica de la revista. En la página final de esa edición se anuncian tres libros más del autor en prensa: Flores silvestres (poesía), Vidas y expiaciones del alma (obra espiritista) y Graciela. Novela de costumbres. Por desgracia, ninguno de esos ejemplares ha sido localizado o registrado en biblioteca alguna, por lo que se presume que nunca se publicaron.
En 1899 Mancera formó parte de la comitiva presidencial que viajó al estado de Nuevo León para celebrar las fiestas patrias. Escribió un folleto, al estilo cronístico, donde relató todo lo acontecido durante ese viaje. El texto vio la luz con el título Las fiestas de Monterrey, y fue muy elogiado y aplaudido por la prensa decimonónica.
Debido al desconocimiento de su obra, Mancera nunca ha sido considerado en la nómina de escritores modernistas mexicanos; sin embargo, su producción en prosa, en especial sus cuentos, responde a los preceptos estéticos de ese movimiento literario: prosa culta y refinada, con abundantes metáforas y alusiones sinestésicas, mucha adjetivación poética, constante recurrencia a símbolos asociados con la Naturaleza, como las flores, el cielo, la noche, los animales, el jardín, etcétera.
Algunos de los temas más destacados de la narrativa de este autor son la creación artística y sus vínculos con otras artes, como la pintura y la música; el poder del sueño; las muchas variantes del amor en el ser humano; el espiritismo y sus alcances científicos; los tipos sociales; los problemas de justicia en la Ciudad de México (el matrimonio por conveniencia, las violaciones, la pobreza, la violencia social, los asesinatos, la falsa sociedad, el condicionamiento biológico y económico de los ciudadanos), y el erotismo, entre otros. Su obra, en fin, tiene un carácter multifacético que coincide con el eclecticismo y la hibridación genérica tan común en las letras decimonónicas finiseculares. En su narrativa breve se observan, entre otros, los siguientes géneros: la leyenda, la novela corta, el cuento (fantástico, de crítica social, modernista al estilo de Manuel Gutiérrez Nájera, gótico).
Mancera fue escritor de espíritu culto que con frecuencia aludía a otros autores y a la literatura de su época. En sus escritos se mencionan nombres como el de Dante, Shakespeare, Goethe y Dumas. Era un ferviente lector de la literatura francesa decimonónica, como él mismo confesó en algunos de sus textos. Otra referencia recurrente en su obra es la Biblia y la simbología judeocristiana.
La crítica sobre la vida y la obra de Mancera ha sido muy escasa. Del siglo xix sólo se tiene registro de unas cuantas reseñas que aparecieron en diferentes diarios de la época, poco después de la publicación de su libro de cuentos; están firmadas por Camarelo (posiblemente un seudónimo), Luis Frías Fernández y José P. Rivera, y otra carece de firma. Los comentarios son breves y más elogiosos que puntuales: califican al autor de joven talento con actitudes críticas, aunque no maduro por completo; señalan sus méritos poéticos; encuentran en su obra sentimentalismo, un realismo titubeante que no termina de definirse, toques naturalistas, historias fantasmagóricas y una franca devoción por el espiritismo; al mismo tiempo, aplauden la aparición de su primer volumen de relatos y auguran obras futuras que saldrán de su pluma. El único trabajo detallado sobre los Cuentos diáfanos es el prólogo que escribió Heriberto Frías, en el que se anotan ciertos temas tratados en el volumen y se delinea la tendencia estético literaria de Mancera.
En el siglo xx, los acercamientos a la obra de este escritor fueron todavía más raros. Ruiz Castañeda y Sergio Márquez Acevedo lo consignaron en su Diccionario, pero sólo dio brevísimos datos biográficos y algunas publicaciones en las que participó. María Guadalupe García Barragán, por su parte, hizo una mención escueta de él, catalogándolo entre los escritores naturalistas, en su libro El naturalismo literario en México. Los estudios más recientes son dos ponencias presentadas por Diana Geraldo, leídas en dos coloquios distintos (2017 y 2018) en la Universidad Nacional Autónoma de México; ahí se analizaron las vertientes fantástica y gótica de los cuentos de Octavio Mancera.
Bibliohemerografía
Camarelo, “Algunas opiniones de la prensa acerca del libro Cuentos diáfanos del licenciado Octavio Mancera”, Revista Militar Mexicana, 4ª serie, t. 1, año viii, núm. 21 (15 de mayo de 1897), p. 252.
E. E. R., “Curación notable”, La Sombra de Hidalgo, t. 1, núm. 18 (11 de noviembre de 1894), pp. 1-2.
Frías, Heriberto, “Prólogo o Introducción” a Octavio Mancera, Cuentos diáfanos. Cuadros realistas. México, Tipografía de la Revista Militar Mexicana, 1897, pp. iii-xvi.
Frías Fernández, L., “Cuentos diáfanos por Octavio Mancera”, El Fígaro Mexicano, núm. 22 (22 de abril de 1897), pp. 9-10.
García Barragán, María Guadalupe, El naturalismo literario en México. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1979.
Geraldo, Diana, “Entre el espiritismo y la literatura gótica-fantástica en el cuento ‘Caridad’ de Octavio Mancera”, ponencia leída el 3 de agosto de 2017, en el marco del II Coloquio Internacional de Literatura Fantástica: la Narrativa Fantástica a las Puertas del Mictlán. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México.
Mancera y Romero, Octavio, Cuentos diáfanos. México, Tipografía de la Revista Militar Mexicana, 1897.
----, “Las fiestas de Monterrey”, folleto ilustrado. México, 1899.
Rivera, José P., “Cuentos diáfanos por D. Octavio Mancera”, en Diario del Hogar, año xv, núm. 199 (6 de mayo de 1867), p. 1.
Ruiz Castañeda, María del Carmen, y Sergio Márquez Acevedo, Diccionario de seudónimos, anagramas, iniciales y otros alias usados por escritores mexicanos y extranjeros que han publicado en México. México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas-Universidad Nacional Autónoma de México, 2000.
Sin firma, “Nuevo abogado”, Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Hidalgo, t. xx, núm. 4 (27 de enero de 1887), p. 49.
----, “Las honras fúnebres del señor teniente don César Mancera”, Revista Militar Mexicana, 2ª serie, t. ii, año vi, núm. 1 (1º de enero de 1895), p. 21.
----, “Algunas opiniones de la prensa acerca del libro Cuentos diáfanos del licenciado Octavio Mancera”, Revista Militar Mexicana, 4ª serie, t. 1, año viii, núm. 22 (1º de junio de 1897), pp. 262-264.