Enciclopedia de la Literatura en México

Luis G. Ortiz

Ángel Muñoz Fernández
1995 / 02 ago 2017 14:42

Nació en la Ciudad de México en 1832 y murió en San Pedro de los Pinos en 1894. Perteneció a la Academia de Bellas Artes del Colegio de San Juan de Letrán. Director del Diario oficial. Colaboró en El Renacimiento, El Nacional y El Siglo Diez y Nueve.

 

Notas: Introductor del género de la crónica periodística en México, según Ignacio Manuel Altamirano.

 

José Luis Martínez
1993 / 28 ago 2018 20:30

Luis Gonzaga Ortiz (1835-1894) carece en su abundante obra lite­raria –reunida por algunos de sus amigos con el título de Algunas poesías líricas (México, 1895)– de una tónica dominante pero tiene en cambio un discreto equilibrio, una suavidad y una limpidez no comunes en su tiempo. Fue sobre todo un poeta erótico lleno de re­miniscencias clásicas y petrarquistas, expresadas, contradictoriamente, con una atemperada aunque inconfundible sensibilidad romántica. La obra en prosa de Ortiz se encuentra dispersa en los periódicos y revistas de la época. Altamirano afirma que fue él quien introdujo en México las crónicas, en 1867, en el folletín de El Siglo xix. Es­cribió, además, un interesante prólogo a la obra de Florencio M. del Castillo (1872) en el que puede leerse este sombrío y perspicaz vaticinio:

Si este feto enfermizo que hemos dado en llamar nuestra literatura, siendo el defectuoso engendro de la hoy débil literatura española y de la parte frívola de la actual francesa, de cuyos senos extraemos algunas gotas para alimentarnos; si nuestra literatura, de­cimos, sigue siendo víctima de esas feas y epilépticas contorsiones que hoy la martirizan, o de esas extravagancias que pueden consi­derarse como los vanos sueños de un enfermo, no es difícil diagnos­ticar, que ella nunca tendrá ni carácter propio, ni originalidad, ni grandeza; siendo tan sólo una infeliz imitación. En tal caso, el terri­ble pronóstico será sin duda su muerte en el propio seno maternal, o la indiferencia completa a que la condene el mundo literario.

Escritor, traductor, periodista e intelectual, Luis Gonzaga Ortiz Enciso nació en la Ciudad de México. La fecha de su nacimiento no está muy clara; algunos autores señalan el 14 de abril de 1825, otros el 14 de junio de 1832 y algunos más el 14 de abril de 1835. Murió en San Pedro de los Pinos, en la capital del país, el 28 de mayo de 1894, a causa de una pulmonía. Lo enterraron en el Panteón de Dolores. Sus padres fueron José María Ortiz y Guadalupe Enciso.

Recibió la educación elemental en casa para después ingresar en el Colegio de Minería y en el de San Juan de Letrán, de cuya Academia de Bellas Artes formó parte. De acuerdo con Gilberto Cabrera Quintero, muy joven obtuvo un cargo en la Secretaría de Hacienda, el cual finalizó en 1865 —según Francisco Sosa fue en 1866, cuando Ortiz viajó a Italia—. A su regreso, en 1867, Benito Juárez lo propuso como director del Diario Oficial (1867-1868); después volvió a su trabajo en Hacienda, en la Dirección de Contribuciones.

Fue miembro distinguido de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, en la que se encargó, con Manuel Payno, Manuel Pereda y Guillermo Prieto, de la publicación del Boletín (1869); también perteneció a la Sociedad de Libre Pensadores (1870), a la Sociedad Nezahualcóyotl (1875-1879), al Liceo Mexicano Científico y Literario (1885-1894) y al Liceo Hidalgo en sus tres etapas (1850-1851, 1872-1882 y 1884-1888).

Colaboró en periódicos y revistas literarias, como El Monitor Republicano (1844-1852), El Álbum Mexicano (1849), Ómnibus (1851-1856), El Siglo Diez y Nueve (1867-1893), El Semanario Ilustrado (1868), Anáhuac. Ciencia, Arte y Literatura (1869), El Renacimiento (1869), El Domingo (1871-1893), El Mensajero (1871), El Imparcial (1872), El Federalista (1872-1877), El Nacional (1880-1884), El Diario del Hogar (1881-1893), La Juventud Literaria (1888) y la segunda época de El Renacimiento (1894), entre otros. Se desarrolló en el periodismo y, al decir de Ignacio Manuel Altamirano, fue el iniciador del género de la crónica periodística en la época moderna, con sus artículos sobre lo que acontecía en la Ciudad de México, publicados en el folletín dominical de El Siglo Diez y Nueve en 1867.

Tradujo a Byron y a los poetas latinos Tibulo y Virgilio, así como novelas y obras dramáticas francesas. Cultivó principalmente la poesía erótica, pero en su producción también pueden encontrarse composiciones patrióticas y de alabanza a sus padres. Entre los temas que trató en sus obras figuran Dios, el amor, la vida, la muerte, la amistad, la melancolía, la soledad, la tristeza, la alegría, la libertad, la corrupción, la vergüenza, la valentía, el odio, la discordia y la esperanza. Fue el primero en plasmar en un poema al pueblo tlaxcalteca como símbolo de defensa de la patria, y lo indio como símbolo de la naturaleza humana en general. También utilizó elementos de la cultura mexica y del origen tenochca de la nación; escribió sobre la Conquista y los 300 años de opresión colonial.

Entre sus libros se cuentan Poesías (1856), Angélica: recuerdos de un viaje a Italia (1871), El vizconde de Muhldorf: recuerdos de un viaje a Italia (1871), Ayes del alma (1872), Detrás de una nube un ángel (1887) y Algunas poesías líricas (1895). Se han reproducido pocos de sus poemas en compilaciones: Antología general de la poesía mexicana: de la época prehispánica a nuestros días, editada por Juan Domingo Argüelles, donde se incluyen “Las golondrinas”, “La última golondrina” y “El tálamo”; Las cien mejores poesías líricas mexicanas, selección de Antonio Castro Leal en la que sólo figura “La boda pastoril”; Poesía romántica, antología de Alí Chumacero en la que se recogen nuevamente “Las golondrinas”, “La última golondrina” y “La boda pastoril”, y se agrega “Mi fuente”; Antología general de la poesía mexicana. Siglos xvi-xx, editada por Agustín del Saz, donde vuelve a aparecer “Mi fuente”, junto a “Cristo” y “¡Llorar!”; Con olor a tiempo: poesía erótica mexicana: siglo xix y primera mitad del siglo xx, de Alejandra Silva, en la cual se reproducen fragmentos de las obras “Heberto”, “El tulipán”, “Anacreóntica” y “Oriental”, y Jardín de la poesía mexicana. Siglos xv al xx, recopilación de Agustín Velázquez Chávez. En 2015, la Secretaría de Cultura publicó en versión electrónica Algunas poesías líricas de Luis Gonzaga Ortiz; ahí se encuentra una selección mucho mayor de sus obras y se incluyen las antes mencionadas.

La prensa de su época describía a Luis G. Ortiz como poeta de “fácil inspiración y profundo sentimiento”, “de inteligencia inspiradísima y sentimental”, “tierno cantor de la virtud, del patriotismo y de todo lo bello y grande”, “encarnación del saber, la nobleza y la modestia”, “dulce y sentimental poeta”, “literato de mérito indiscutible”, “uno de los mejores poetas románticos”, cuyos versos “se distinguían por su rítmica dulzura”.

Firmó sus publicaciones con diferentes seudónimos, entre los cuales destacan Simón D. García, Heberto, H., L. G. O., Lis, Luis Gonzaga y Zuli Torgis.

Los documentos que contienen más información acerca de este escritor son las publicaciones periódicas de la época; por ejemplo, el texto Luis Gonzaga Ortiz: su retrato, rasgos biográficos y poesías escogidas de varios autores, coleccionadas bajo la dirección del general D. Vicente Riva Palacio, por Francisco J. Arredondo, publicado por la Librería La Ilustración. Hay pocos estudios acerca de Luis G. Ortiz; en la mayoría se incluye una pequeña biografía o sólo se le menciona entre los poetas decimonónicos que pertenecieron al Liceo Hidalgo y a las Veladas Literarias.

Hay referencias sobre su trabajo y su importancia literaria en “Un cantor de las pasiones: Luis Gonzaga Ortiz”, en La creación del imaginario del indio en la literatura mexicana del siglo xix, de Conrado Gilberto Cabrera Quintero, quien hace breves análisis de algunos versos del poeta decimonónico y los relaciona con la configuración de una identidad mexicana; “La crónica en el siglo xix”, en el volumen i de La República de las Letras. Asomos a la cultura escrita del México decimonónico, de Belem Clark de Lara, donde se habla de su importancia como cronista y participante en las Veladas Literarias; Nueva galería de fantasmas, de Enrique Fernández Ledesma, quien lo describe como poeta de ripios leído por señoritas que sufrían por amor, pero también hace un repaso de su vida, de su personalidad y de su amistad con Ignacio Altamirano, así como un recuento de su participación en las Veladas Literarias y de cómo ofreció su casa para celebrar la primera de esas tertulias, y Fichero bio-bibliográfico de la literatura mexicana del siglo xix, tomo ii, de Ángel Muñoz Fernández.

Francisco Mercado Noyola, en su tesis doctoral Ecos de la gran ciudad. Configuración del espacio urbano del valle de México a partir de las crónicas de Luis G. Ortiz (1867-1868, 1872 y 1891), aborda la labor cronística del escritor. Resalta los comentarios positivos de Altamirano respecto de su estilo “ameno y flexible”, con el que se introdujo ese género literario en los periódicos mexicanos. Ortiz comenzó a narrar hechos historiográficos desde su propia perspectiva, a la vez que integraba críticas sociales y políticas; estilo que se afianzó en cronistas posteriores.

Alma Irene Mejía

 

Bibliografía

Cabrera Quintero, Conrado Gilberto, “Un cantor de las pasiones: Luis Gonzaga Ortiz”, en La creación del imaginario del indio en la literatura mexicana del siglo xix. México, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2005.

Clark de Lara, Belem, “La crónica en el siglo xix”, en La República de las Letras. Asomos a la cultura escrita del México decimonónico. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2005, pp. 325-353.

“Luis Gonzaga Ortiz”, en Humanistas mexicanos, 2007 (consultado el 15 de octubre de 2016).

Mercado Noyola, Francisco, Ecos de la gran ciudad. Configuración del espacio urbano del valle de México a partir de las crónicas de Luis G. Ortiz (1867-1868, 1872 y 1891). Tesis doctoral, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, 2017.

Ortiz, Luis Gonzaga, Vicente Riva Palacio y Francisco J. Arredondo, Luis Gonzaga Ortiz: su retrato, rasgos biográficos y poesías escogidas de varios autores, coleccionadas bajo la dirección del general D. Vicente Riva Palacio, por Francisco J. Arredondo. México, Librería La Ilustración, 1885.

Perales Ojeda, Alicia, Las asociaciones literarias mexicanas. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2000.

Ruiz Castañeda, María del Carmen y Sergio Márquez Acevedo, Diccionario de seudónimos, anagramas, iniciales y otros alias. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2000.

 

Hemerografía

Sin firma, “A la memoria de Luis Gonzaga Ortiz”, en El Correo Español, t. iv, núm. 2 106 (6 de junio de 1984), p. 2.

----, “A la memoria de Luis Gonzaga Ortiz”, en El Siglo Diez y Nueve, t. 105, núm. 16 938 (6 de junio de 1894), p. 3.

----, “A través de la semana”, en El Noticioso, núm. 40 (3 de junio de 1894), p. 1.

----, “Defunciones”, en El Tiempo, t. ix, núm. 3 220 (1 de junio de 1894), p. 3.

----, “En la muerte de Luis Gonzaga Ortiz”, en Revista Azul, t. i, núm. 10 (8 de julio de 1894), p. 149.

----, “Los funerales de un poeta”, en El Nacional, t. xvi, núm. 271 (31 de mayo de 1894), p. 2.

----, “Los que se van… Luis Gonzaga Ortiz”, en El Siglo Diez y Nueve, t. 105, núm. 16 935 (2 de junio de 1894), p. 1.

----, “Luis G. Ortiz”, en El Siglo Diez y Nueve, t. 105, núm. 16 931 (29 de mayo de 1894), p. 2.

----, “Luis G. Ortiz”, en La Patria, t. xviii, núm. 5 255 (1 de junio de 1894), p. 3.

----, “Luis Gonzaga Ortiz”, en El Correo Español, t. iv, núm. 2 101 (31 de mayo de 1894), p. 2.

----, “Luis Gonzaga Ortiz”, en El Partido Liberal, t. xvii, núm. 2 759 (30 de mayo de 1894), p. 1.

----, “Más defunciones”, en La Convención Radical Obrera, t. viii, núm. 870 (3 de junio de 1894), p. 3.

----, “Noticias. El Renacimiento”, en La Patria, t. xviii, núm. 5 260 (7 de junio de 1894), p. 2.

Seudónimos:
  • L.G.O.