09 dic 1988 / 12 sep 2018 15:00
Hizo sus estudios superiores en el Instituto Científico y Literario de Tlaxcala. Durante la Revolución Mexicana se desempeñó como telegrafista y alcanzó el grado de capitán primero en el Ejército Constitucionalista. Tomó parte en la defensa de la plaza de San Carlos, Oaxaca, y de Totolapan. Ejerció diversos cargos públicos en Tlaxcala, como el de actuario en el Juzgado de Distrito; secretario particular del gobernador Isidro Candia, en 1937, y secretario del departamento de Asuntos Agrarios; diputado en varias legislaturas (1946, 1951, 1958); presidente del Comité Regional del Partido de la Revolución Mexicana (prm), en 1945, y en el Partido Revolucionario Institucional (pri), en 1957; recibió el nombramiento de oficial mayor de gobierno, en 1961; secretario general de gobierno, en 1962, y gobernador interino de su estado del 21 de enero al 15 de mayo de 1970. Entre 1920 y 1960 realizó una intensa promoción periodístico-cultural en Tlaxcala; fue director del Archivo Histórico del Estado y jefe del Departamento Cultural de Acción Física y Turismo, en 1951. Perteneció a seminarios de cultura, ateneos y academias, de los cuales recibió premios y menciones honoríficas. Fue uno de los fundadores del periódico El Noticiero (1925); editor de Tlaxcala Cultural y director de Vanguardia (1926), Así es Tlaxcala (1937), Unificación (1939), El Baluarte (1945), El Institucional (1946), El Regional (1951). Fungió como jefe de redacción de El Socialista (1929), Tlaxcallan (1949), El Heraldo de Tlaxcala (1950) y como colaborador de Huytlale (1953) y Tlaxcala Cultural (1964). Entre los años 1941 y 1945 publicó, en El Universal Gráfico, una serie de cuentos inspirados en la vida cotidiana. En el suplemento dominical de El Nacional sostuvo por algún tiempo la columna “Fastos de México”, en la que se recordaban hechos de la historia mexicana y sus personajes. Se distinguió como historiador y prosista de temas políticos, sociales y literarios.
Crisanto Cuéllar Abaroa escribió cuento, novela, poesía y ensayo. Fue un apasionado de la historia de México y en particular de la de su estado, por lo que trabajó tenazmente para que fueran reconocidos y valorados los tlaxcaltecas verdaderamente patrióticos y revolucionarios, dedicándoles gran parte de su trabajo histórico-literario. En sus obras gusta de describir a los tipos populares, históricos y políticos mexicanos que intervinieron en la Revolución de 1910: Madero, Carranza, Belisario Domínguez y otros personajes de su región, de los que resaltó rasgos no conocidos: Tlahuicole, guerrero tlaxcalteca; Juan Cuamatzi, indio tlaxcalteca, precursor de la Revolución Mexicana; Antonio Carbajal, caudillo liberal tlaxcalteca; Homenaje al poeta Justino N. Palomares y Guillermo Durante de Cabarga, entre otros. Sus descripciones realistas de acontecimientos revolucionarios ubican a Crisanto Cuéllar como uno de los autores de la corriente literaria de la Revolución Mexicana en relatos como “¡Yo soy Domingo Arenas!” o “El telegrafista de los ojos azules”. Su poesía es sencilla: cultivó el soneto a la manera clásica y poemas de la Revolución. La emoción del momento, el lejano recuerdo, el episodio vivido, la nota cordial e íntima, discurren por sus versos con naturalidad en los poemarios: Flores silvestres, Sonetos, El último fraile y otros poemas místicos, El grito social, Poemas de la Revolución Mexicana y Canto lírico a Fernando Ramírez de Aguilar.
Instituciones, distinciones o publicaciones
Huytlale. Correo amistoso de Miguel N. Lira
El Nacional