Estudió Teatro y Cine en la Universidad Regiomontana de Monterrey, Nuevo León. Ha participado en diversos montajes como actor, director y dramaturgo, tanto en Monterrey como en Ciudad Victoria. Ha actuado en Las troyanas y Reso de Eurípides, esta última dirigida por él; en Pedro Páramo y en Anacleto Morones de Juan Rulfo, ambas bajo su dirección, en 1981; en Para matar sin razón de Ionesco; en Diario de un loco de Gogol; en El rey y la reina en el reino de los miserables, en Mazorcas coloradas y otras de su autoría. Dirigió los montajes de La divina comedia de Dante Aligheri, en Monterrey, Nuevo León, y Yerbabuena de Altair Tejeda de Tamez, en Río Bravo, Tamaulipas. En mayo de 1988, fundó el Grupo de teatro Tequio y lo dirige desde entonces; con éste ha representado al estado de Tamaulipas en la Muestra Nacional de Teatro y a México en varios festivales internacionales en España, Aruba, Grecia y la India. A partir de 1987 colabora en publicaciones culturales y políticas de Ciudad Victoria como: Juicio Político, Viraje, Reflejos del Papaloapan y en el periódico El Gráfico en el que coordina la página cultural y es reportero de la sección policíaca. Fue presidente del Centro Mexicano de Teatro Amateur aita-iata, de 1988 a 1989; consejal del Teatro del Norte, del Consejo Regional de Apoyo para el Teatro Zona Norte y, actualmente, es director de Fomento Cultural del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes. Ha recibido los siguientes premios: Premio Estatal de la Juventud Profesor Alberto Carrera Torres en tres categorías –teatro, literatura y periodismo– otorgado por el Consejo Nacional de recursos para la Atención de la Juventud (crea) en 1977; el Premio Estatal de Periodismo que organizó la Unión de Periodistas Democráticos y la Universidad Autónoma de Tamaulipas en seis ocasiones por diferentes géneros (reportaje, crónica y entrevista); Premio Nacional de Teatro Histórico por Cantata a Carrera Torres, en 1991; el Premio Estatal de Teatro en cuatro ocasiones: por Barracuda, en 1992; por Cantata a Carrera Torres, en 1993; por Sentencia de amor, en 1994 y por Mazorcas coloradas, en 1995; el Premio Nacional aita-iata tres veces, por El rey y la reina en el reino de los miserables, por Barracuda (1993) y por Mazorcas coloradas (1995). Por su actuación en Diario de un loco, fue considerado el mejor actor del Festival Mesoamericano de Teatro, en 1993. Con el montaje de Reso, recibió el Premio Nacional de Teatro Griego, convocado por la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Embajada de Grecia y el Instituto de Cultura del Distrito Federal, en el 2000. En el centro del vientre fue traducida al croata y estrenada en Croacia en julio del 2002.

Medardo Treviño, dramaturgo, periodista y promotor cultural, muestra una gran carga autobiográfica en su teatro, al decir de Enrique Mijares, y constituye una muestra del paisaje fronterizo, de las tradiciones, la religiosidad y las historias populares de la región tamaulipeca: las relaciones masoquistas, la fatalidad que enmarca y asfixia a los personajes, el poder y la marginación. Sus obras se inscriben dentro de las corrientes del realismo mágico y del realismo virtual, aun en su teatro histórico (Cantata a Carrera Torres, obra en la cual el héroe popular se vuelve mítico, y El Nuevo Santander, sobre la fundación de la región conocida ahora como Tamaulipas) y en su teatro para niños (En la tierra de las urracas), en los cuales rompe la estructura dramática de continuo, mediante la superposición de historias, la manipulación del tiempo y del espacio, el manejo de distintos planos narrativos y la construcción de personajes fantasmales producto de la introspección y el desdoblamiento de la personalidad, también, por ir de lo onírico a lo real, de lo mítico a lo cotidiano y del humor a lo trágico. En Sentencia de amor, la creencia en los milagros y en lo sobrenatural desata el fanatismo y la fatalidad. En Mazorcas coloradas, el amor enfermizo del padre y el hijo por la misma mujer provoca la traición del hijo, el suicidio del padre y un enorme sentimiento de culpa. En Ampárame Amparo, la venganza marca la historia y el destino de los personajes, pues el rencor y la rivalidad entre familias trasciende más allá de sus vidas. El paisaje desértico, la frontera y los odios acumulados delínean la trama de El señor de los vientos, en la cual sólo la destrucción como acto de purificación puede salvar al mundo familiar que se siente amenazado por la homosexualidad de uno de sus miembros. En el centro del vientre, el poder absoluto y machista del padre nulifica las individualidades, los deseos y sueños de los hijos. En El rey y la reina en el reino de los miserables, obra de corte político, la protesta de un grupo de obreros, por la muerte de un compañero, nos invita a realizar una revisión rápida de los mecanismos del poder, del sindicalismo y de los medios de comunicación. Barracuda aborda las dificultades que enfrenta una pareja para mantener vivo su amor y muestra los matices masoquistas de su relación entrelazados con la corrupción del sindicalismo petrolero. Príncipe caballito de mar es una obra compleja en su estructura y temática: en ella retrata el desolador mundo de la calle, del desarraigo y del abuso.