Realizó sus estudios en el Seminario Conciliar de México y en la Escuela Superior de Comercio y Administración, de la que más tarde fue prefecto, bibliotecario, profesor, subdirector y director. Dedicó su vida a las finanzas, la diplomacia y el magisterio. Fue representante y consejero de diversas compañías industriales, mercantiles, bancarias y ferrocarrileras; secretario de los embajadores de México en Washington, Joaquín D. Casasús y Enrique C. Creel, durante los años de 1905 a 1907. Fue secretario del agente de México en el arbitraje de “El Chamizal”. Impartió clases de Castellano, Historia del Comercio y Geografía Histórica de México en varios colegios particulares, en la Escuela Nacional Preparatoria, el Colegio Militar, la Escuela Nacional de Comercio, la Escuela Nacional de Jurisprudencia (actual Facultad de Derecho) y la Facultad de Altos Estudios (hoy Filosofía y Letras) de la unam. Fue profesor de Economía Política y de Historia, desde la perspectiva del Derecho Internacional, en la Facultad de Leyes de la Universidad de Fordham en Nueva York. Dirigió la revista de investigación, Divulgación Histórica. Publicó para Revista de Revistas, Ábside, Memorias de la Academia Mexicana de la Lengua y Memorias de la Academia Mexicana de la Historia.

La entusiasta labor intelectual de Alberto María Carreño lo llevó a ocupar numerosos puestos de honor en muchas instituciones culturales y extranjeras. Muchas de ellas, como la Academia Mexicana de la Lengua, le deben no sólo su colaboración intelectual sino su capacidad de organización y engrandecimiento material. Ingresó a ella primero como miembro correspondiente y fue recibido como de número en 1924, con su discurso: La lengua castellana en México. La Academia le debe entre otras cosas, la publicación de su historia, escrita en 1925, así como la preparación de la bibliografía de todos sus miembros, aparecida en 1925, 1945 y 1946, y reunida con el título de Semblanzas de académicos, en 1975, que recoge más de ciento veinticinco semblanzas de escritores pertenecientes a la Academia Mexicana de la Lengua. La mayor parte de su obra comprende estudios económicos, sociales, jurídicos, históricos, geográficos, filosóficos, biográficos, bibliográficos y literarios, los cuales constituyen una rica y múltiple aportación al acervo cultural mexicano. Se ocupó de temas internacionales, indigenistas, asuntos de poética y mística. A él se atribuye que en 1946 descubrieran los restos de Hernán Cortés en el viejo Hospital de Jesús. Entre otras tareas asumió la de publicar el archivo del general Porfirio Díaz.