10 dic 1997 / 13 abr 2018 14:06
Estuvo internado desde los seis años en el Instituto Fournier, y más tarde al ser expulsado, en el Instituto Católico del Señor San José, en el Liceo Hidalgo y en The New English College, de los cuales también fue expulsado, ingresó en la correccional de Guadalajara, Jalisco, de donde escapó. En 1910 estudió en el Colegio Monfort en la ciudad de Puebla, donde conoció a Francisco I. Madero, que le encomendó tareas como la de servir de correo entre él y Aquiles Serdán, fue así como empezó a participar en el movimiento revolucionario. Por ese tiempo se inició como orador y encabezó a un grupo de estudiantes del Colegio Monfort, lo que provocó que el Jefe de la Policía, Miguel Cabrera, lo encarcelara, acusado de agitar a las masas. Interesado en seguir las encomiendas del movimiento se unió al grupo llamado “La Bola”. Bajo las órdenes del coronel Felipe Mendoza viajó a Tepeyahualco, Puebla y a Tulancingo, Hidalgo. El 15 de mayo de 1911 se unió al general Gabriel Hernández para seguir desempeñando actividades de campaña en Pachuca, Hidalgo. Por órdenes del general Hernández se trasladó a la Ciudad de México para llevar un comunicado al jefe de esta ciudad. El 24 de mayo de 1911 expresó ante la Cámara de Diputados su deseo de derrocar a Porfirio Díaz y a Ramón Corral. Después de la renuncia de Díaz siguió como orador al lado de Gustavo A. Madero y a favor de la Revolución y del movimiento antirreleccionista. Formó una brigada de choque, llamada “La Porra”, en la que figuraron Carlos Domínguez, Samuel Vázquez y Mariano Duque, entre otros, para combatir a los enemigos de Madero. Debido a la difícil situación en la que se encontró México después de la muerte de Madero, León Osorio emigró a La Habana, donde siguió colaborando con el movimiento revolucionario. Viajó a Nueva Orleans para ponerse en contacto con grupos antihuertistas y poco después retornó a La Habana por órdenes de Venustiano Carranza para realizar varias misiones de contacto entre sus partidarios en Cuba y en los Estados Unidos. El general Alfredo Rodríguez lo presentó en 1914 con Pablo González, quien primero le otorgó la categoría de capitán primero de la Séptima División bajo el mando del general de brigada Francisco Coss, y después lo ascendió al grado de Mayor de caballería por su destacada misión a favor del carrancismo. Entre 1914 y 1915 participó en acciones de guerra en Puebla contra fuerzas zapatistas y contra grupos zapatistas y villistas de la Convención en Puebla, Tlaxcala, la Ciudad de México y Pachuca. Acompañó a Venustiano Carranza en la noche de Tlaxcalantongo y en 1920 fue encarcelado en Tlatelolco durante siete meses, ya libre se unió al General de División Francisco Murguía para participar en el movimiento contra Álvaro Obregón. De 1922 a 1930 viajó por Jamaica, Panamá, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Perú, Santo Domingo, Haití, Puerto Rico y España. Dentro de sus actividades culturales participó en la fundación del Partido Nacional de Salvación Pública; durante el régimen cardenista, el Museo Militar de la Secretaría de la Defensa y participó en la fundación de la Casa Obrero Mundial.
Adolfo León Ossorio y Agüero se distinguió como orador en las campañas electorales de Madero y Carranza, lo que le valió que el poeta José Inés Novelo lo llamara el “Tribuno de la Revolución”. Ferviente activista revolucionario, plasmó sus ideas políticas en algunos de sus volúmenes. En Rastros de sangre habla del protagonismo de Victoriano Huerta durante la Decena Trágica y lo culpa de las muertes de Madero y Pino Suárez. Yo acuso alude a Felipe Ángeles como culpable de la animadversión que existió entre Francisco Villa y Emiliano Zapata. El Pantano es un severo juicio contra Miguel Alemán. En su libro de memorias, Mis confesiones, narra su participación en la lucha revolucionaria y en el movimiento carrancista hasta su exilio a los países americanos y a España. Escribió fervorosos versos que privilegian su deseo combativo y su espíritu soñador y bohemio. De su obra poética sobresalen: Resonancias de libertad, fruto de sus recuerdos como uno de los protagonistas de la época revolucionaria, y Cosas de mi tierra, poemas populares donde distingue las costumbres y tradiciones mexicanas.