Estudió para abogado. Desde muy joven fue periodista en El Diario del Hogar. Fundó, en la ciudad de Cuernavaca, con otros intelectuales del estado, el grupo literario "Juan de Dios Peza", así como su semanario La Voz de la Juventud. Militó en la Revolución en el batallón "Vicente Guerrero". En 1912 obtuvo el grado de coronel "por su actuación en Aljibes. En 1930, por Decreto de la xxiv Legislatura, que reanudó el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Morelos, fue designado magistrado interino y su presidente, hasta 1934. Durante su gestión organizó importantes eventos culturales, según informa el Periódico Oficial, el 15 de marzo de 1931 "A invitación especial que hiciera el señor Licenciado J. F. Vereo Guzmán y, de acuerdo con el sentir de varias personas que se dedican a la noble labor de cultivar las letras, se reunieron en la casa del mencionado abogado numerosos personajes... el señor gobernador del estado, Don Vicente Estrada Cajigal..., los magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Estado, y otras personas más de relieve social... Del objeto de esa junta... se procedió a la formación de una agrupación que, por mayoría de votos, se denominó "Grupo Acción Cultural de Morelos" se tomó el acuerdo de editar un órgano indispensable de publicidad, aprobándose su creación con el nombre de Revista del Sur, cuya dirección estará a cargo de competentes intelectuales del mismo grupo, quienes propugnarán por la difusión del saber humano dentro de mutua comprensión, de armonía, sin fronteras ni exclusivismo, ahora que Morelos hace esfuerzos por resurgir de un pasado doloroso".
Juan Francisco Vereo Guzmán publicó su obra utilizando únicamente sus apellidos. Fue narrador, periodista y poeta. Su obra narrativa –novelas y cuentos– refleja dos vertientes: en la primera plasma el recuerdo de sus andanzas revolucionarias, como puede verse en los volúmenes ¡A sangre y fuego! o El mirar de mis cristales, que ejemplifica la práctica narrativa heredera de los autores decimonónicos que le antecedieron. Esta misma sensibilidad romántica se puede apreciar en Jesús vuelve a la tierra –primero titulada ¡Viva Cristo Rey!– donde el movimiento cristero sirve de fondo a la exaltación de la vida virtuosa de Fray Gerundio, el protagonista. Su otra vertiente narrativa es de carácter erótico, como en Así, toda desnuda, que alcanzó tres ediciones; Afrodita del pecado o Rosa de cabaret, novela dedicada "a todas las mujeres que la injusticia social arrojó al fango, y son madres". Aunque se conocen los nombres de muchas otras obras suyas, su paradero es desconocido, posiblemente a causa del contenido pornográfico que insinúan sus títulos: Flor de lupanar, Cómo caen las doncellas y Las insaciables. Como poeta pasa de la expresión de la sensibilidad personal de La inquietud de la hora al compromiso social de Bandera en la barricada y a la exaltación de la ciudad natal en La montaña que canta.