Nació el 21 de septiembre de 1856 en Etzatlán, Jalisco, y murió el 23 de junio de 1906 en la Ciudad de México. Se recibió como profesora el 18 de diciembre de 1878 y, apenas obtuvo su título profesional, se incorporó como directora a la Escuela Oficial para Niñas de Huichapan (Hidalgo). Entre 1881 y 1884 trabajó en diversas escuelas municipales de la capital del país, hasta que, en el último año, obtuvo la cátedra de Gramática en la Escuela Nacional de Artes y Oficios para Mujeres. Hacia 1886 fue nombrada directora de la primera de las Escuelas de Párvulos; poco después, por órdenes del presidente Porfirio Díaz, condujo una de ellas anexa a la Normal de Profesores, cargo que desempeñó hasta el 23 de junio de 1887. Al momento de su muerte, impartía la materia de Lenguaje en la Escuela Normal para Profesoras.
La vida profesional de esta autora conjugó la docencia y el periodismo. Desde las páginas de las publicaciones seriadas, escribió profusamente en relación con la primera de estas actividades y pugnó por la mejora de las condiciones de trabajo de sus colegas. Fuera de la prensa, llevó a cabo algunas labores de difusión. Se sabe, por ejemplo, que gestionó un ciclo de conferencias celebrado en el Teatro del Conservatorio, hacia septiembre de 1905; asimismo, en abril del año siguiente, dictó la conferencia “La gramática y el lenguaje”, con tal éxito que las autoridades le solicitaron un programa educativo que pudiera implementarse año con año, tarea que se vio truncada por su fallecimiento.
Participó en al menos tres asociaciones literarias: el Liceo Hidalgo, la Sociedad Literaria La Concordia y Las Hijas del Anáhuac. Colaboró en El Diario del Hogar, El Escolar Mexicano y Mazatlán Escolar; sin embargo, sus aportes más notables se hallan en las páginas de Las Hijas del Anáhuac —después renombrada Violetas del Anáhuac— y La Mujer Mexicana, dos publicaciones paradigmáticas de la escritura femenina de finales del siglo xix e inicios del xx, respectivamente. En el primer periódico, Murguía se desempeñó como redactora y, hacia 1889, se convirtió en su directora debido a la enfermedad de Laureana Wright de Kleinhans, quien había ocupado dicho cargo hasta entonces. Tras las gestiones de Laura Méndez de Cuenca y Dolores Correa Zapata, también dirigió La Mujer, medio al que, incluso, dotó de nombre.
A la fecha no se conocen seudónimos de esta autora; no obstante, sus colaboraciones en la prensa pueden hallarse con dos firmas distintas, las cuales corresponden a su estado civil: Mateana Murguía, viuda de Stein, y Mateana Murguía de Aveleyra. Su primer matrimonio, con Enrique Stein, tuvo lugar el 19 de agosto de 1875; Stein murió poco después del enlace, en octubre de 1876. Casi una década más tarde, en septiembre de 1885, Mateana volvió a casarse, ahora con Tomás Eguiluz, fallecido tres meses después de la ceremonia. Se desposó en terceras nupcias con Agustín Aveleyra el 23 de junio de 1887; desde entonces y hasta el final de sus días tomó el apellido de su cónyuge.
Con los nombres mencionados la escritora firmó ensayos, relatos, traducciones de textos educativos, escritos científicos y crónicas teatrales y de viajes; empero, la poesía fue el género que más cultivó y el que le ganó mayor reconocimiento entre sus contemporáneos.
Murguía nunca recogió su obra en volumen alguno. Hasta el momento sólo se conocen dos testimonios en libro de su labor escrituraria, los cuales formaron parte de antologías. El primero es el volumen de El Parnaso Mexicano —proyecto editorial dirigido por Vicente Riva Palacio—, dedicado a Esther Tapia de Castellanos, en el cual se incluyó la poesía “A Tollantzinco”; por su parte, José María Vigil, en Poetisas mexicanas. Siglos xvi, xvii, xviii y xix, compiló, además de la composición mencionada, los poemas “A una rosa”, “Rimas”, “A la memoria de los alumnos del Colegio Militar, muertos en defensa de la Patria el 8 de septiembre de 1847” y “A mi hija”, que acompañó con un retrato de la autora.
Pese a este vacío bibliográfico, Murguía fue conocida y celebrada en el campo cultural de su tiempo. Acaso uno de los primeros escritos que se ocuparon de ella sea la semblanza biográfica que Laureana Wright de Kleinhans firmó para Violetas del Anáhuac, como parte de su serie “Mujeres notables mexicanas”. A su muerte, La Mujer Mexicana le consagró un número póstumo que congregó plumas muy diversas; en él aparecieron composiciones poéticas firmadas por María Moreno, Francesca R. de O, Severa Aróstegui, Inés Villarreal, Refugio Barragán de Toscano, María C. de Kattengell, Quirino Ordaz, Balbina González, Rosa Navarro y Francisco César Morales. Se recogieron, también, palabras que en honor de la escritora jalisciense escribieron Justo Sierra y José Gabriel Malda, quienes destacaron sus esfuerzos como educadora; Domingo S. Trueba resaltó, amén de lo anterior, su obra como poeta, y Edmundo Castillo mencionó su importancia para la prensa femenil y la lucha por los derechos de las mujeres.
En épocas recientes, Mateana Murguía ha constituido objeto de análisis de dos trabajos que ofrecen datos biográficos y repasan su labor en la prensa: el libro Dos violetas del Anáhuac, de Elvira Hernández Carballido, y la tesis Periodismo en el siglo xix. Mateana Murguía de Aveleyra, periodista, presentada por Arlene Esther Rodea Centeno, para obtener el grado de licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su figura ha sido revisitada, asimismo, desde el ámbito de la historia del feminismo mexicano, aunque sólo de manera breve. Tal es el caso de Gabriela Cano y sus estudios “Más de un siglo de feminismo en México” y “Género y construcción cultural de las profesiones en el Porfiriato: magisterio, medicina, jurisprudencia y odontología”; Elvira Hernández Carballido y su capítulo de libro “Las otras soldaderas. Mujeres periodistas durante la Revolución Mexicana”; Lilia Granillo Vázquez y su texto “De las tertulias al sindicato: infancia y adolescencia de las editoras mexicanas del siglo xix”, y Aurora Tovar, quien incluyó una entrada dedicada a la escritora jalisciense en su obra Mil quinientas mujeres en nuestra conciencia colectiva.
Los análisis de textos específicos de Murguía son escasos. Puede citarse a Lee Skinner, quien ha estudiado la temática religiosa del escrito “Educación doméstica”, editado en Violetas del Anáhuac. Por su parte, Nathalie Ludec ha incluido “Un grano de sal” —texto que vio la luz en el citado semanario— dentro de la nómina de relatos de viaje impresos en publicaciones femeninas del siglo xix mexicano. Acaso la falta de un volumen que recoja la obra murguiana ha dificultado las valoraciones críticas en torno a ella; quede esa laguna como motivación para una futura labor de rescate de esta importante figura de las letras mexicanas decimonónicas.
Carolina Reyes Gómez
Bibliografía
Cano, Gabriela, “Más de un siglo de feminismo en México”, Debate Feminista, año vii, núm. 14 (octubre de 1996), pp. 345-360.
----, “Género y construcción cultural de las profesiones en el Porfiriato: magisterio, medicina, jurisprudencia y odontología”, Historia y Grafía, núm. 14 (2000), pp. 206-243.
Granillo Vázquez, Lilia, “De las tertulias al sindicato: infancia y adolescencia de las editoras mexicanas del siglo xix”, en Laura Beatriz Suárez de la Torre (coord.), Empresa y cultura en tinta y papel (1800-1860). México, Instituto Mora/Instituto de Investigaciones Bibliográficas-Universidad Nacional Autónoma de México, 2001, pp. 65-77.
Hernández Carballido, Elvira, “Las otras soldaderas. Mujeres periodistas durante la Revolución Mexicana”, en Adriana Pineda Soto (coord.), Plumas y tintas de la prensa mexicana. Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, 2008, pp. 213-228.
----, Dos violetas del Anáhuac. México, Documentación y Estudios de Mujeres, 2010.
Ludec, Nathalie, “Relatos de viaje en revistas femeninas del siglo xix mexicano”, en Pierre Civil y Françoise Crémoux (eds.), Actas del XVI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. Madrid, Iberoamericana/Vervuert, 2007, pp. 1-9.
Rodea Centeno, Arlene Esther, Periodismo en el siglo xix. Mateana Murguía de Aveleyra, periodista. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2009 (tesis de licenciatura).
Skinner, Lee, “El discurso religioso y los papeles de la mujer en el periodismo decimonónico hispanoamericano”, Revista Iberoamericana, vol. lxxiii, núm. 214 (enero-marzo de 2006), pp. 61-73.
Tovar, Aurora, Mil quinientas mujeres en nuestra conciencia colectiva: catálogo biográfico de mujeres de México. México, Documentación y Estudios de Mujeres, 1996.
Wright de Kleinhans, Laureana, “Mateana Murguía de Aveleyra”, Violetas del Anáhuac, año i, t. i, núm. 30 (1º de julio de 1888), pp. 350-351.