Fortaleció su formación autodidacta en la biblioteca paterna, con lecturas de Fray Luis de León, Cervantes, Edmundo de Amicis y las traducciones de Goethe, Schiller y Shakespeare, entre otros. Se incorporó a la Revolución en su estado natal desde muy joven como combatiente y periodista. En 1925 participó, al mando del general Carlos A. Vidal, gobernador de Chiapas, como jefe de control del trabajo. Formó parte de la redacción del periódico Alba Roja en 1926. Acompañó a los generales Francisco Serrano y Carlos A. Vidal en el movimiento antirreeleccionista contra Álvaro Obregón, que tuvo su desenlace con los asesinatos de Huitzilac, el 3 de octubre de 1927. Al ser descubierto como responsable de la insurrección en San Cristóbal se exilió en Guatemala entre 1927 y 1932. Entabló amistad con Miguel Ángel Asturias y colaboró con él en la revista Graphos. De regreso a Chiapas en 1932 se incorporó a la revista Chiapas Gráfico. Fue nombrado jefe del Departamento de Acción Social y Asuntos Indígenas en 1933. Fundó el periódico Renovación (1933) y la revista Chiapas folklórico (1934). Fue secretario del gobernador, general César A. Lara (1947–1948), y jefe de la oficina de Hacienda, de 1949 a 1952. Retirado de actividades públicas, regresó a la hacienda donde nació (1953–1964) y al periodismo. Se hizo cargo de la impresión del periódico Renovación en su segunda y tercera etapas (1968 a 1970).

Eraclio Zepeda Lara, padre del también escritor, Eraclio Zepeda Ramos, fue cuentista, periodista y activista político. Los relatos de Cuentos reunidos, que antes había publicado en su periódico Renovación, se caracterizan por su humor en la presentación de la clase media en Tuxtla, que se decía revolucionaria durante el primer tercio del siglo xx. Con un tono sarcástico recoge sucesos chuscos de la sociedad chiapaneca, como el uso del traje de baño, las recetas, las suegras entrometidas, el desempleo y de todo aquello que daba sentido a la cotidianidad de Tuxtla y sus calles, de su gente y de sus fiestas.