09 oct 2019
El arux o alux,[1] según lo nombren en cada región de la península de Yucatán, es considerado un espíritu guardián de la milpa fabricado de barro por un especialista ritual, que le da vida y lo vincula directamente con un dueño humano. En contraste con otras entidades sobrenaturales del mundo maya, éste es un ser creado y excesivo que, cuando se deshace de su dueño, anda en el monte asustando y engañando a la gente. La creencia en este personaje se encuentra entre los mayas yucatecos de la península, pero también en otros grupos mayas de las tierras bajas, como los itzaes, mopanes y lacandones. El arux es un personaje muy recurrente en la literatura oral: lo encontramos en relatos personales de encuentros con entidades sobrenaturales. Para los mayas no se trata de un personaje de ficción: es un ser real. En este trabajo se citarán datos tanto de literatura oral (cuentos) como de datos etnográficos colectados de campesinos actuales.
Antes de entrar en el análisis de este personaje como espíritu guardián, quiero recalcar que las concepciones sobre este ser varían según las regiones de la península. Sin embargo, como se explicará más adelante, las concepciones claves y básicas del arux son compartidas y, por lo tanto, las descripciones que proporcionan otros trabajos para el área del estado de Yucatán[2]son muy semejantes a las que se pudieron obtener en Quintana Roo. No obstante, entre los itzaes del Petén, ubicados en el sur de la península, el arux es equivalente a los que describo como Nukuch báalmo’ob (también conocidos como Yuumil k’áax en Yucatán) que son los espíritus guardianes del monte.
Para algunos informantes itzaes, el arux es el alma de un hombre muerto por intoxicación alcohólica que deambula en el monte bajo la forma de un pixan (alma). En este caso el arux es hermafrodita y corteja tanto muchachas, como muchachos; en ocasiones el cortejo puede llegar hasta la persecución. Aunque el arux ayude a los hombres en el monte (en la recolección del chicle, por ejemplo), es un engañador. En contraste con los espíritus guardianes de los mayas yucatecos, el arux itza puede entrar en el espacio socializado del pueblo (mayormente por la noche).
Entre los mayas de la península yucateca, el arux es un ser exclusivamente relacionado con el monte, por lo cual interactúa casi únicamente con los hombres, más precisamente con los campesinos (quienes “hacen milpa y van a cazar”). Las mujeres, entre los mayas de la península, no andan en el monte por varias razones, entre otras, porque no tienen conocimiento suficiente para desplazarse por ahí y se pueden extraviar, pero sobre todo por tener una incompatibilidad energética u ontológica con las entidades sobrenaturales del monte que las pueden castigar[3]. Esta incompatibilidad se encuentra claramente descrita en el cuento del arux, pues en el momento que toca las partes íntimas de la mujer, explota. Presento tres versiones del cuento al final de ese texto. Por tal razón, en este trabajo consideraremos sobre todo la caracterización del arux, a partir de relatos narrados por los campesinos.
2.1. Descripción física
Como ya se explicó, en contraste con las demás entidades sobrenaturales, y en particular los espíritus guardianes que son inmortales, el arux fue elaborado por especialistas rituales. Este proceso de fabricación es muy conocido y Delio, un campesino del pueblo de K’o’opch’e’en (Quintana Roo), lo describe de la siguiente manera: a partir de siete o de nueve viernes antes del viernes santo, el especialista ritual empieza a fabricar una pequeña estatua de barro (k’at). Cada viernes, modela una parte del arux; sus piernas, su tronco, sus brazos, etc. Cuando termina una parte, pone un poco de su propia sangre sobre los miembros creados con el fin de darles uy-óol ‘su energía vital,’ para que el arux tome vida al final del proceso.
Existen variaciones en los detalles del ritual pero se trata básicamente de un mismo proceso en toda la península. [4]
Delio no lo menciona, pero es muy probable que este proceso implique el uso de un rezo específico. Una vez que se ha terminado el arux, se le agregan algunos accesorios: un sombrero, una pequeña cantimplora (chúuj), un machete y un rifle. La representación de los informantes es muy precisa.
La representación visual, como las de las narraciones, deja claro que el arux es concebido como un campesino tradicional. Es interesante notar la similitud de la apariencia del arux con la descripción de los Nukuch báalmo’ob y los mayas kruuso’ob del siglo pasado.[5] El arux lleva los mismos utensilios que el campesino maya, porque los dos trabajan en la milpa y el monte; incluso, en ciertos cuentos, se le atribuyen sus propios perros (uyaalak’ peek’).[6]
Cuando el arux está listo se le entrega a su “dueño” (u-yuum-il), quien lo lleva a su milpa y lo coloca frente a su “casa” (u-naj-il). La casa del arux puede ser una formación natural como una pequeña “cueva” (aktun). O bien u pequeño edificio fabricado por el campesino (tipo casa tradicional de palma).
Descripciones similares se encuentran en muchos lugares de la península. [7]
Una vez que el arux está ‘vivo’ (kuxa’an) porque ya cuenta con su ‘su energía vital’ (uy-óol), es necesario “plantarlo” (usando el mismo verbo que para plantar el maíz: pak’) o, como lo menciona Balam Caamal[8] “asentarlo” (jets’ en maya). Esta operación es crucial porque definirá no solamente la función del arux como espíritu guardián, sino también su área de influencia.
2.2. Descripción de su comportamiento, actos, hábitos
La función del arux es proteger un espacio determinado: la milpa de su dueño. Algunos informantes precisan que el arux se desarrolla en un espacio “cerrado” (k’ala’an en maya), y en éste su dominio es total. No permite que los cazadores entren en este espacio para matar animales. Tampoco permite la entrada a ninguna entidad sobrenatural que sea maligna. De allí resalta la misma idea que los espacios cerrados son seguros, como sucede con los procesos rituales mayas yucatecos.[9] Dentro del espacio que domina, la milpa y sus alrededores, el arux tiene las mismas propiedades que losAh kanulo’ob (espíritus que protegen a los hombres) y que los Nukuch báamlo’ob (entidades sobrenaturales guardianes del monte), pues cuida a todas las plantas y criaturas que viven y se desplazan en este espacio. Algunos informantes señalan que se puede pedir al arux expulsar a los Nukuch báalmo’ob del espacio que normalmente protegen. En otros lugares de la península, el arux puede “secuestrar” a los cháak o guardianes de la lluvia.[10]
El arux toma también la función de espíritu guardián de los animales, y puede desviar los tiros de los cazadores, para beneficiar a su “dueño” humano.
Lingüísticamente hay que señalar que, cuando uno habla del arux en Quintana Roo, se utiliza como forma obligatoria el clasificador nominal aalak’ que está restringido para entidades domesticadas, esto establece claramente el tipo de relación que existe entre el campesino y “su” arux. El arux/alux puede ser un aalak’,[11] es decir, tal como los animales domesticados, tiene un “dueño,” un yuum humano quien tiene legitimidad y cierto control sobre él. Sin embargo, el arux no está completamente sometido, como tampoco lo están los animales. Esta relación yuum-aalak’ entre el campesino y su arux nos recuerda que el yuum tiene tanto derechos como obligaciones y que el aalak’ puede también influir en la relación.
Quiero ilustrar el vinculado del arux con el espacio forestal a través de una anécdota. Una noche, en 2003, mientras regresaba a mi casa en K’o’opch’e’en, encontré dos velas puestas en el umbral. Al no saber quién las había dejado ahí, fui a ver a mis amigos Jorge y Felipe para solicitar una explicación. Les pregunté si pudo haberlo hecho el arux, me contestaron que eso era imposible, pues el arux nunca entra en el espacio socializado del pueblo (es decir, no pasa el jo’kaah) y únicamente se encuentra en la milpa (ich kool).
El arux es un espíritu guardián que siempre está en el exceso y la desmesura. Aunque esto no siempre es tan obvio en las narraciones, sí es muy evidente en el discurso cotidiano de los campesinos de K’o’opch’e’en.
En primer lugar, como insiste Don T., el arux es un ladrón, aunque siempre para el beneficio de su “dueño”: Dyoos kuts’a’ik le’ nalo’, le graasyao’, pero le aruxo’, leti’e’ kubin uyoklik yiknal uláa’ máak “Dios da[12] el maíz, pero el arux, va robar la 'gracia' [otro término para referirse al maíz] en la milpa de otro campesino.” El arux es muy famoso por ‘cambiar’ (k’exik) los productos de la milpa, robando los vegetales o frutas más bonitos de la milpa del vecino para ponerlos en la de su “dueño.” Delio indica que actúa como looko ‘loco,’[13] es decir que no sigue las reglas sociales o éticas. Para ilustrar este punto, Delio me cuenta que, durante los periodos de sequía, el arux visita a los Cháako’ob o ‘rociadores celestes’ para robarles su chúuj (cantimplora de jícara que contiene la lluvia) y usarlo para nublar el cielo y rociar la milpa de su dueño (y únicamente ésta).
El carácter excesivo del arux es también claro en el léxico que se usa para calificarlo. Mencioné el término looko ‘loco’ pero es muy común escuchar que el arux es ‘el rey’ del espacio en el cual ha sido plantado: u-reey(-il). En las narraciones mayas, el recurrente personaje del rey es muchas veces caracterizado como un hombre intransigente y que toma decisiones muy duras. Asimismo, Chepo, otro campesino de K’o’opch’e’en, considera que “la ley del arux es muy dura” (fweerte uleey e aruxo’). Lo que significa que las demandas del espíritu guardián a cambio de su protección son sustanciales. El campesino que posee un arux le tiene que ofrecer los primeros productos de su milpa, incluso antes que él pueda consumirlos. Tener un arux implica un riesgo bastante grande si uno no cumple con las exigencias del guardián. El arux, dicen los campesinos, puede “castigar” (káastigar) o incluso “matar” (kin-s-ik) a su dueño.
A pesar de entrar en la categoría de las entidades sobrenaturales, el arux, es también un ser mortal. Este hecho es evidente en las narraciones. En una, que cuenta el duelo entre dos arux, uno muere pulverizado por una bala de un rifle (probablemente preparada por un especialista ritual) o por haber tocado las partes íntimas de una mujer.
De la misma forma que se puede crear un arux, se puede destruir; en especial cuando sus exigencias se vuelven desmesuradas o demasiado difíciles de cumplir. Existe incluso un procedimiento para fabricar una “trampa para arux” que describe en detalle Delio. Primero, se tiene que buscar la corteza de un árbol conocido como k’an jool para hacer una cuerda. En segundo lugar, se necesita una piedra grande y plana (Delio me hace un gesto de medida indicando unos 20 centímetros de altura). La idea es amarrar la piedra arriba de la casa del arux para que cuando éste regrese, se pueda soltar la piedra para aplastarlo (si se trata de una casa de palma) o bien encerarlo (si se trata de una cueva en la tierra). Delio precisa que la trampa tiene que ser armada durante el día, porque el arux sale mayormente por la noche.
Es muy común escuchar también que el arux es un ser considerado como travieso,[14] lo cual aparentemente es contradictorio con el hecho de que es espíritu guardián; sin embargo, no lo es. Lo que sucede es que cuando el arux no tiene dueño se vuelve una entidad traviesa, incluso maléfica, pues se apropia de un territorio y se vuelve el único dueño.
2.3. Espacio-temporalidad
En las narraciones, así como el discurso cotidiano, el arux está muchas veces vinculado al pasado. En toda la península, los pedazos de “barro” (k’at) muchas veces se asocian con el arux porque también está hecho de este material y por su relación con los contextos prehispánicos y las ruinas. Por ejemplo, Delio y sus sobrinos me cuentan que con regularidad encuentran pequeños miembros de barro que interpretan como piezas de arux. Explica que si bien para los arqueólogos, estos serían interpretados como artefactos prehispánicos, él dice que los humanos solo perciben un artefacto (tal como una estatua de barro completa), pero que el arux sigue viviendo y continúa moviéndose en el espacio en el cual fue plantado, y es él quien decide mostrarse o esconderse de la vista de los humanos. Delio relata que es frecuente encontrar pequeñas huellas a la vuelta de un camino en el monte, señal indiscutible de la presencia de un arux.
En muchas narraciones personales y cuentos, encontramos que elarux duerme de día y vuelve a la vida en la noche. En P’iste (Yucatán), Horcasticas menciona lo siguiente: “[los aluxes] son como enanitos de barro con sus sombreros del mismo material. Viven en las cuevas y grutas con sus perritos de barro. A veces se les oye tocar sus instrumentos que son algo así como trompetas, también de barro".[15]
Este vínculo con el pasado es muy interesante porque, si bien el arux es un espíritu guardián, remite también a la transgresión. El pasado colonial de los mayas no está olvidado y este ser es considerado como un resto del mundo prehispánico anterior a la conquista y asociado con las ruinas y las pirámides; razón por la cual fue prohibido por los españoles. Obviamente los campesinos mayas no lo exponen de esta forma, y se trata más bien de detectar varios tipos de indicios en las narraciones y las explicaciones. De igual forma, no se menciona a los españoles o los mayas antiguos directamente, sino a Dios y los seres de la humanidad anterior que murieron castigados en el diluvio, es decir los mayas prehispánicos. Villa Rojas, por ejemplo, recalca el hecho de que el arux “procede de viejos ídolos de barro que se encuentran frecuentemente en los sitios arqueológicos y que, de vez en cuando, toman vida para andar el mundo haciendo travesuras. Para evitar las exigencias y molestias de estos espíritus, el agricultor procura romper tales ídolos cuando lo descubre. Por otro lado, existe la versión de que el arux fue acabado por un rayo cuando se bañaba en la lluvia. Es por ello que, en la actualidad, algunos nativos ya no creen en esos duendecillos, diciendo que fue cosa del pasado que terminó con su muerte”
Sus características de criatura casi mítica, pero también cercana a la vida del campesino, llevan a cuestionarse si en la actualidad, pervive el arux. Las opiniones de los campesinos actuales se encuentran divididas al respecto:para unos, el arux es definitivamente una criatura del pasado y nadie lo domestica hoy en día. Otros confiesan que debido a sus exigencias exorbitantes y al gran esfuerzo que toma deshacerse de él, domesticar un arux es un esfuerzo que no vale la pena yaunque el espíritu guardián trae muchos beneficios durante un periodo, prefieren no buscar o conseguir uno. Sin embargo, otros campesinos creen que el arux sí existe. En este caso se considera que los campesinos que tienen uno domesticado toman muchas precauciones para que nadie se entere. Algunos explican, por ejemplo, que cuando muchos perdieron su maíz en el pueblo, ciertos campesinos tuvieron una buena cosecha, eso por el hecho de tener un arux (aunque no lo admitan). Asimismo, ciertos fenómenos atmosféricos, tales como lluvias muy localizadas, son consideras como resultado de la acción del arux que trabaja para su “dueño”, y roba el chúuj de los Cháako’ob. Es de notar que en Yucatán existen todavía personas que se dedican a fabricar arux y los pueden hacer bajo pedido (Eli Casanova, Francisca Zalaquett).
2.4. Formas de comunicación o rasgos de habla
Otra vez vemos tratamientos o concepciones distintas del arux entre las pláticas cotidianas y los cuentos. Los campesinos actuales consideran que al arux es un ser travieso y en ocasiones peligroso, y que se comunica a través de gritos y chiflidos, o bien tirando piedras. Sin embargo, en las narraciones su caracterización es mucho más humana. Se parece a un campesino, tiene su(s) perro(s), anda cazando y se comunica verbalmente en maya con los personajes humanos (ver los cuentos de Delio).
Géneros literarios y contextos de producción en los que aparece
El arux se encuentra en dos géneros principales: las conversaciones cotidianas de los campesinos mayas y los cuentos ( tsikbal o kweentos en maya)[16]. Este último remite a narraciones que se distancian de la experiencia cotidiana pero que son consideradas reales, es decir, son eventos que han ocurrido en otros lugares y/u otros tiempos.
En las narraciones cotidianas, notamos una gran cohesión respecto a las características y funciones del arux. A través de varios trabajos académicos y recolecciones de este tipo de discurso, los campesinos están de acuerdo en que el arux es un ser creado de barro, que necesita sangre para ser llevado a la vida, con la intervención de un especialista ritual (j meen). Asimismo, todos confirman que el arux necesita tener ofrendas, tanto al momento de su “siembra”, como después de la primera cosecha. Es también el protector del espacio en el cual ha sido sembrado y muchas veces tiene todos los tributos mencionados anteriormente con su(s) perro(s). Muchos le temen (por no ser el suyo), pues es muy famoso por asustar a los que “deambulan debajo de monte” (kumáan yáanal k’áax). Es interesante señalar que, de forma consistente, los campesinos consideran que ya casi no existen losarux, aun cuando notan que alfareros y especialistas rituales ( j meen) siguen con las práctica de elaborarlos. Más bien, como me comentan los hombres de K’o’opch’e’en, se trata de un tema delicado y quienes tienen arux raramente (si no es que nunca) lo admiten.
Es interesante también que el arux que describen los campesinos en las pláticas cotidianas no corresponde siempre con el de los cuentos. En los cuentos el arux se dedica a actividades generalmente no mencionadas por los campesinos, como la cacería, por ejemplo. En los cuentos se menciona de manera común la presencia de varios arux a la vez, lo cual parece un poco raro, pues en la práctica hay siempre un solo ser vinculado a un lugar determinado. En los cuentos, el arux se comporta más como un hombre. Por ejemplo, en las narraciones en Tec Chí[17] se menciona al arux acercándose al fuego de noche (probablemente porque tiene frío).
El arux (o alux según la región), es un espíritu guardián muy peculiar. En primer lugar, aunque está relacionado directamente con el pasado histórico y los tiempos antiguos, para los mayas de la península no es un ser natural sino una entidad sobrenatural fabricada por los humanos. Por lo mismo, también puede morir o, mejor dicho, debe ser terminado por los humanos mismos. En segundo lugar, es un ser atado a un espacio delimitado y relacionado directamente con su “dueño” humano (yuum-il), esto por el hecho de que es “asentado o plantado” por este último. Finalmente y, contrario con los demás Yuuntsilo’ob “espíritus guardianes”, el arux es un ser excesivo con exigencias inalcanzables.
En muchos cuentos o descripciones etnográficas aparecen dos “tipos” de arux: uno protector de la milpa y el otro travieso y agresivo. Sin embargo, como lo explica Tec Chí,[18] el arux que no tiene dueño sigue haciendo su trabajo en el espacio en el cual fue sembrado, volviéndose su propio dueño. En ocasiones, sobre todo cuando los mayas lo vinculan con el pasado antiguo, el arux se comporta como las entidades que ya no tienen anclaje espacial –como los mal aires o la x Táabay,[19]– y son por lo tanto peligrosos y dañinos para los humanos.[20]
Por otra parte, muchos autores han propuesto considerar al arux como un agente de control social. Smailus menciona que entre los mayas yucatecos de Belice el arux tiene como función “cuidar y preservar el código moral de la comunidad, castigando cualquier tipo de exceso”.[21] Este análisis es, en general, superficial y sólo señala el hecho de que el arux castiga varios tipos de excesos.
Quisiera proponer un análisis del papel simbólico del arux como una metáfora del exceso del uso de los recursos ecológicos. El arux, como se mencionó, es un ser excesivo y su meta es la productividad de la milpa para su dueño. Destaca que las formas que usa para tener los mejores productos en la milpa de su “dueño” sean inmorales: robar los frutos de las milpas de otros campesinos, alejar los cazadores asustándolos, etc. Asimismo, su voluntad de dominar y tener más y más lo lleva a exigir también de su dueño, al que incluso amenaza con la muerte. Para los campesinos mayas la milpa, si bien es un lugar de producción, no es un lugar de productividad: parte de la producción del maíz y de las plantas está destinada a ser comida por los animales (venado, jabalí, etc.) que, a su vez, pueden ser casados como alimento.[22] La sobreexplotación valorada por el arux es entonces vista como dañina por los mayas. No es casualidad que el arux sea un ser creado por los humanos y no por Dios como los Nukuch Báalam que son espíritus guardianes del espacio y son creados y puestos por Dios con la única función de guardar, es decir, vigilar al equilibrio ecológico del espacio del monte tomando en cuenta el beneficio de los humanos al igual que el de las plantas y los animales.[23] El arux, por ser una creación de los humanos, tiene justamente este pecado original (para usar una terminología cristiana) de avidez y exceso, debido a que se concentra en el beneficio exclusivo de su dueño, y, por ende, del suyo. Por lo tanto, como lo mencionan numerosos cuentos y documentos etnográficos, el arux debe ser matado, lo cual remite directamente al carácter temporalmente limitado de su existencia, analógicamente a la explotación del ambiente. De la misma forma que una milpa se puede explotar hasta 3 o 4 años, se tiene que dejar volver monte unos 6 o 7años para que recupere se fuerza.
El arux está muy presente tanto en la cosmovisión maya como en la literatura oral. Sin embargo, con el cambio cultural, en particular el progresivo abandono de las milpas y el avance del español, es probable que la concepción del arux evolucione, como lo ha hecho entre los niños itzaes y mopanes de Guatemala que lo conocen ahora como “sombrerón”, aquí perdió su función de protector del espacio para limitarse únicamente a ser travieso.[24] El estudio de este personaje en la literatura oral maya nos permite entender la complejidad de la vida campesina, la forma de transmisión del saber ecológico y cómo los mayas han reformulado representaciones del pasado prehispánico y colonial en su visión del mundo actual.
Aquí tres relatos de tradición oral sobre el arux.
Notas acerca de la transcripción y traducción.
Las transcripciones representan la mayoría de los efectos de voz, hesitaciones y gestos indispensables del narrador. Hay que señalar que las narraciones mayas se dan de forma multimodal y la reproducción de forma escritural borra mucho de la performance de los narradores. Por lo tanto, quise remarcar las informaciones transmitidas con los gestos entre corchetes. Las traducciones son semilibres y se decidió guardar ciertas formulaciones típicas del maya, tales como las construcciones pasivas y el uso del evidencial bin “dicen” que remite a una cadena de transferencia del conocimiento y que representa un recurso fundamental en las narraciones mayas.
U kweento’il le chan ’aruxo’ (1)
El cuento del pequeño arux (1)
Este cuento me fue narrado por Delio Chan Chi de Kopchen en 2002 cuando estuvimos en mi casa. El cuento fue grabado, transcrito y traducido por Olivier Le Guen con la ayuda de Delio Chan Chi.
U kweento’il le chan aruxo’.
El cuento del pequeño arux
Le yaan juntúul máake’ jach kumáan ts’oon,
había un hombre que iba a cazar mucho
kuts’onik kéej ti’ jóoltaki’ koolo’ob,
cazaba venado en cualquier milpa
kubin tuláa’ kool, tuláa’ kool
iba en una milpa, iba en la otra
pero ka’ j tokajnaje’,
pero una vez,
kubin tukool juntúul máake yan uyaala(k)’ arux, [1]
llegó a la milpa de un hombre que tenía su arux (domesticado)
i despweese’, tuts’on le kéejo’ ma’ tukins(aj)i’,
y, poco después, disparó a un venado, pero no lo mató
kuya’ik bine’: “Pwees ba’axten? Pwees bey mix ba’al tints’onaj
dicen que dijo “pues ¿por qué? Pero bueno, como no cacé nada,
maas ka’ inch’a’e junp’e’ iiki’”, kya’ik.
Mejor me llevo a un chile”, dijo.
Yaan upaak’al’ iik le máako’. Tut’ook le iiko’.
Ya que el dueño de la milpa tenía una plantación de chile. Recojo el chile
Pero le kuyóotik bin yéetel le iiko’, le kuch’i’ini’ yéetel tuunich,
pero al momento de agarrarlo, dicen, fue golpeado por una piedra.
’óol utsaya’al ti’, chen ti’… ti’ che’ kutsaya’al, kuxiik le tuuncho’.
Casi le alcanzó, solo … le llegó a un árbol, para romperse.
Leti’e’ ka’ tupuul(aj) le iike’. Ka’ binij.
El hombre tiró el chile y se fue.
Le chan arux bine’ ka’ tuch’a’ le iiko’
El pequeño arux dicen, recogió el chile
ka’ tuka’abis utak’ te’ tu’ux t’o’ok le iik tumaata’il.
y lo llevó para pegarlo en la mata donde fue recogido.
“Pwees, kuya’ik bine’, jach ja’asa(’a)b inwóol ich ukool le máako’, kya’ik,
“Pues, dicen que dijo, me asusté en la milpa de este hombre, dijo,
tuch’inken le máako’”, kya’ik.
este tipo me disparó una piedra” dijo.
Ka’ j bin bin yiknal juntúul j meen, ka’ bin ’a’alaj ti’e’: “arux!”.
Fue, dicen, a ver un especialista ritual, [2] y le fue dicho: “¡arux!”.
Jach jaaj waale’” kya’ik.
“seguramente es cierto” dijo
Pwees ka’ ka’a bin te’ ts’oono’, yaan kitam, yaan kéej, yaan jaale ich le koolo’,
Pues, se fue otra vez a cazar: en la milpa había jabalí, había venado, había sereque,
suuk
que están acostumbrados.
OLG: suuk?
¿Están acostumbrados?
DC: suuk, ti’ kujaanli’.
Sí, están acostumbrados, allí comen.
Pwees ti’ elo’ ka’ bin uyilej le aruxo’, kuya’ala’ bin ti’e:
De allí, se fue a ver al arux, y dicen que le fue dicho:
- Eej! teeche’ ba’ax kamáan ameetej? kuya’ala’ bin.
- ¡ey! Tú ¿que vienes a hacer aquí? Le fue dicho, dicen
- Tinchanmáan ts’on xan.
Ando solamente cazando también
- Jaa! pwees ka’ (a)wóoytej teen uyuumil le koolo’? kya’ik bin arux.
- ¡ha! ¡Pues, tienes que saber que yo soy el dueño de esta milpa! Dicen que dijo el arux.
- Jaa! teech
- ¡ha! Eres tú
- Teen!
¡soy yo!
- Teech bakáan ch’i’in teen taan inch’a’ik le iike’, kya’ik
- Fue tú entonces que me disparó una piedra cuando estuve cogiendo el chile, dijo
- Ten xan, kya’ik.
- Fui yo también, dijo
Ma’ uts ach’a’ik ba’ali’, ma’ik ma’ ati’ili’, kya’ik
No está bien tomar cosas, ya que no son tuyas, dijo
- Ma’alo’!
- ¡de acuerdo!
- Wáa beyo’ ma’alo’, kya’ik.
- de ser así, está bien entonces, dijo
- uláa’ diyaeche’, kya’ik bine.
- hasta llegó, dicen que dijo
Ka’ ka’aluuk’i’, mix ba’al tuts’onaj.
Y se fue otra vez, sin cazar nada
Je’ le chan arux bino’,
así es el pequeño arux, dicen.
Le ken uyila mejentak le iiko’, wáa yaan uláa’ iik paak’a’aj naats’e’,
cuando ve que los chiles son pequeños, si hay otros que están sembrado cerca,
kubine, kuyooklik.
él va y los roba.
Le chan aruxo’ kuch’a’ik le iiko’, kuch’a’ik le te’ chichno’,
El arux toma los chiles toma lo pequeños
kulak(ik)e kut’ak(ik)e le nojcho’.
les arranca y pega lo grandes
Le chichno’ kubisik tuláa’ maata’. Ka’ik ?!
Los pequeños les lleva a otra mata ¿¡vez?!
Wáa yaan ujéek’il nal beeytaka’, [3]
Si hay mazorca del maíz de este tamaño [gesto para enseñar el tamaño del maíz]
beeytak le’ti’ tukool uyuumila’,
así como en la milpa de su dueño
Kujeek’(ik) le mejna’ kubis(i)k utak’ te’ tu’ux yaan le núuk beeytaka’ v quita los pequeños y les lleva para pegar donde hay los grandes de este tamaño [gesto]
kutseel(i)k le núuko’,
saca los grandes
kuta’as(i)k utak’ik te’ ti’o’.
Y les trae para pegarlos en vez de los suyos.
Wáa yaan tech saandiyaa mejen beeytak uyich te’ ti’a’,
Si tienes sandilla pequeñas así de grandes [gestos] en comparación de los suyos
kutseelik,
les quita,
kukaxt(i)k tu’ux yaan le núuktak beya’,
y anda buscando donde están los grandes así [gesto]
kuta’as(i)ke utak’ik te’ ti’o’.
Los trae y los remplazar con los suyos
Tumen le’ti’e, laayli’ kuyookol xane’.
Porque él roba también
Kuyookol, pero beyo’
roba, pero así,
ba’ax ken ajantej,
sino ¿qué vas a comer?
Náach a’ets’kuntik te’ aruxo’.
Tienes que disponer la ofrenda para el arux bien lejos
Yan ameetik máatane’ ti’,
Tendrás que hacerle ofrendas
le wáa ma’ ameetike’, kukaastigartikech, kaapas ukinskech,
(porque) si no lo haces te castigará, es incluso capaz de matarte
tumen le’ti’ jach … jach chingon !
porque él es muy… ¡es muy chingón!
Le chan aruxo’ yaan xan uchan ts’on, mejen ts’on.
El arux tiene su rifle, un rifle pequeño.
Pwees ka’ ka’abin le máak kubin ts’oone, (ka’) tuka’ilaj
Pues, cuando regresó el hombre a cazar, volvió ver al arux.
Kya’ik bin ti’e’: “Poos, ulegalile’ ma’ ts’onik ba’al waye’”, kya’ik.
Le dijo así, dicen: “pues, la verdad, no caces cosas aquí” dijo
Deeste way yaanene’, mix ba’al ken ats’onej, kya’ik ti’.
“si yo estoy aquí, no puedes cazar nada” le dijo
- Bweeno, kya’ik bin.
- bueno, le dicen que dijo
- Wáa beyo’ ma’alo’, tinbin!, kya’ik.
- De ser así, está bien, me voy, dijo.
Ka’ j bin bin yiknal juntúul máak, j meen.
Y fue a ver un hombre, un j meen (especialista ritual).
Ka’ bin tuya’alaj ti’e’ ba’ax kuyilik.
Y le contó todo lo que atestiguó
Tuya’alaj ti’e’: “jaa… le aruxo’, ma’ach unaachtal uyóol uts’oon.
Y le contestó (el j meen): “jaa, pero la bala del rifle del arux no alcanza muy lejos”
Jach beeinte metros kunaakal, kya’ala’ bin.
Alcanza a unos veinte metros, le fue dicho, dicen
Kubeeytal yaan tawóol treeinta metros ’ilej, munkinskech”, ki’ a’ala’ bin.
Las tuyas pueden ir hasta treinta metros ¡vez!, no te puede matar”, le fue dicho, dicen
- Ma’alo’, kya’ik. Yan inba’axtik apweesta yéet le chan aruxo’, kya’ik.
- está bien, dijo, voy a apostar con el pequeño arux, dijo
Pwees, ka’ ka’a j binij.
Y se fue otra vez, pues.
Ka’ bin k’uche’ ka’ tya’alaj ti’
para llegar (en la milpa) y le dijo,
tylaj, ka’ máan ja’al le koolo’:
le dijo, cuando pasó a la orilla de la milpa:
- Bweeno pwees ink’aat tinwilaj wáa jaaje’.
- Bueno, pues quiero ver si es cierto
Ko’ox ’ilik máakamáak maas ma’alob uts’oon. Teech wáa teen?
vamos a ver quién tiene el mejor rifle ¿tú o yo?
- Saale! kya’ik bin le chan aruxo’. Ko’ox ilik, kya’ik.
- ¡sale! Dicen que dijo, el pequeño arux, vamos a averiguar, dijo
- Yaanen yo’ kiinse metros, kya’ik ti’.
- me pongo a unos quince metros, le dijo
- Ma’ ma’ ma’ ma’ !
- ¡No, no, no, no!
Yo’ treeinta metros, wáa le te’ teen tookarnaj techa’ wáa le te’ techo’.
A unos treinta metros, a ver si te alcanza el mío o si el tuyo me alcanza.
Le máax ti’ kutookare, kukimil.
Al quien le llega, se muere
- Saale ! kya’ik bin.
- ¡Sale! Dicen que dijo
Tutuus le aruxo’.
Engaño al arux
Pero meen uya’ala’ ti’ teen e aj k’iin, ba’ax ken umeetej
pues porque le fue dicho por el especialista ritual [4] que tenía que hacer
Ka’ bin yaanlaj leti’ treeinta metros.
Y se fue a los treinta metros.
Kya’ik bin te’ aruxo’: “Ts’a’a túun ti’, kya’ik, ya’ax ts’oonen teeni’”, kya’ik.
Dicen que dijo, al arux: “dámelo entonces, dijo, dispáreme a mi primero” dijo
Wa’al le chan aruxe’ ka’ tuts’oon(aj) le máako’,
se puso de pie el pequeño arux y disparó el hombre
mix tukins(aj)i’, ma’ j k’uch uyóol uts’oone’, ka’ lu’ubij.
No lo mató, ni llegó la bala y se cayó
“Je’ kutaal le teeno’!”, kya’ala’ bin.
“¡aquí viene la mía!” le fue dicho, dicen
Ka’ láamts’on bin ti’e, y se le atravesó, dicen
ken uxi’ixej.
Y se estrelló en pedazos
Ti’ ts’o’ok ukweento’il te’elo’, j kimil.
Aquí termina el cuento, murió
U kweento’il le chan aruxo’ (2)
El cuento del pequeño arux (2)
Este cuento me fue narrado por Delio Chan Chi de Kopchen en 2004 cuando estuvimos en mi casa. El cuento fue grabado, transcrito y traducido por Olivier Le Guen con la ayuda de Delio Chan Chi.
DC: liisto’?
¿estás listo?
OLG: ajaa leti’!
¡aja ya!
DC: Bweeno.
Bueno,
Ukweento untúul máak, kuyaantal ich kool yéetel uyatan,
esto es el cuento de un hombre que vivía en su milpa con su esposa.
tumen le tyeempoak, úuchij,
porque en aquel tiempo, hace mucho tiempo,
ya’ab eeste… ba’al kuya’alab kujantik wiinik,
había muchas cosas, se dice, que comían a los hombres,
ya’abkach ba’alche’o’ob nuktak, kujantko’ob máak.
había muchas criaturas grandes, y comían a la gente,
Pwees, le máako’ pwees…
pues, este hombre, pues…
ts’o’ok u… uyaantal ’ump’ée’ ba’ax jantik wiinik,
había…. había una criatura que comía a los hombres,
pero le’ti’ turaancho’ ukool yaan
y él vivía en su rancho.
ts’o’oka’an, leti’e’ ti’ yaanij.
Así era, él vivía allí.
Leti’e’ poos, ka’ p’ uya’ik bine’:
Él, pues, empezó a decir, dicen,
“Poos ba’ax tun? Ba’ax ken inmeetej ka’ j pa’atak minjantake’?”.
“pues ¿qué entonces? ¿qué voy a hacer para que no me coman?”
Pwees le’ti’e’, tuntuukul bey ti’ Dyoos,
Pues, él tenía mucha fe en Dios [5]
tun k’áat óolal ti’ tuláakal
le pedía bendición [6] para todo
deeste uyóojel saanto’ ba’ala’.
Porque sabía que todo era creación de Dios
Chen, pwees, bey bino’.
Así era, pues, dicen
Ka’ bin tuyilaj juntúul chan máak,
Un día, vio, dicen, un pequeño hombre,
chen buka’aja, chichan,
así de grande [gesto indicando un metro aprox.], era pequeño.
Chan arux.
Era un pequeño arux.
Kuya’ik bin ti’e’:
Le dicen que le dijo:
- ba’ax tun ’úucha’an, j okja’? kuya’ala’ bin ti’e’.
- ¿que pasó mortal [7] ? Dicen que le fue dicho.
- Jaa, tuntaal bíin ujanta’a’ wiinik,
- ja, viene el momento en que los hombres serán comidos
ya’ab máak ts’ujaanta’a’,
ya muchos han sido comidos,
teene’ tintuklike’ yan injanta’aj.
y yo, pienso, que me van a comer
- Ma’ ajanta’aj,
- no, no serás comido
deeste’ way yaanene’
mientras yo esté aquí,
mix táan ajanta’aj”, kya’ik bin.
no serás comido” dicen que dijo.
Beey uya’ik.
Así dijo.
Pwees, ka’ p’ ukanáanta’abij,
Pues, de allí empezó a ser cuidado por el arux.
le ba’ax kutaale’,
Las criaturas que venían,
náach ubin uk’uchle’,
no se acercaban
e chan aruxo’ uts’amajo’ob ureesa’ tupaach,
porque el arux les mandaba oraciones
tu’ux kukanáant leti’ mix ba’a’ kuyóokli’,
en donde él se ponía a guardar, nada entraba,
kex je’buka’aj nojchile munyookli’.
No importaba el tamaño, ninguna entraba.
Pwees sáansáamal beyo’,
Y así pues todos los días.
Tunkanáant, tunkanáant.
Él guardaba, todo el tiempo.
Pero (pw)ees ti’al lelo’ le máak bine’
pues, de allí el hombre, dicen,
ka’ bin jóok’ uyatan ichki’ táankaab,
tenía una esposa que iba a bañarse afuera, dicen.
Ma’, ma’ p’o’ pa’at ichkil te’ ichil naayli’,
No, no se quedaba a bañar adentro de la casa,
te’ táankaab bino’.
ella iba afuera, dicen.
Ti’ bin kuyíichkile ka’ j k’uch le aruxo’.
Y allí se estaba bañando cuando llegó el arux
Kya’ala’ bin ti’e’:
Le fue dicho, dicen:
- lela’, ba’an teech lela’? ky’a’ala’ bin ti’.
- y eso ¿qué es esta parte de ti? Dicen que le fue dicho
- Lela’ inwiim, kuya’ik bine’.
Estos son mis pechos, dicen que dijo
Kuma’ach’a bin utuuch:
le tocó el ombligo, dicen
- kux tun le’la’? ki’a’ala’ bin ti’e’,
- ¿y esto entonces? Dicen que le fue dicho,
- Lela’ intuùch, kya’ik bin.
- Esto es mi ombligo, dicen que dijo
- Jaa!
- ¡cierto!
Ts’oke’ ka’ tuyéens uk’ab bin le aruxo’:
De allí, el arux bajo su mano, dicen
- kux tun lela’? kya’ik bin.
- ¿y esto entonces? Dicen que dijo
- Le’la’, tu’ux kinwiix, kya’ik bin le x ch’uupo’.
- eso es por donde orino, dicen que dijo la mujer
- Tss! jaaa. Ba’pachtej, kij.
- ¡tss! Cierto. Date vuelta, dijo
- Kux tun lela’? kya’ik,
- ¿y eso entonces? Dijo
kumach’k umóolo(m)’ beyo’.
Le estaba tocando el ano así.
- Lela’ tu’ux kinbin ta’, kya’ik bin le x ch’uupo’.
- esto es por donde voy a defecar, dicen que dijo la mujer
- Jaa, kya’ik bin. Jach jaaj wale! kya’ik bin.
- ¡ja!, dicen que dijo, ¡parece que es cierto! dicen que dijo.
Jach chen le meet utsuts uyiim, a’ik beyo’
Al momento en que se acercó de sus senos, dijo así,
le kuchen júutsul bin beyo’,
al momento que se acercó dicen, así
ken min ka’ tij le x ch’up,
cuando estaba a punto de secarse la mujer,
ti’ jupchaj le chan aruxo’.
Es cuando se derrumbó el pequeño arux.
Chéen uchan xiixe’ te’ lu’umo’,
Solo quedó pedazos en el suelo
Chéen tujupchaj tujúuna’.
Se derrumbó solito.
Kya’ik bin:
Dicen que la mujer dijo:
“Jaa, ilawil ba’ax úuch teech chan aruxa’? kya’ik bin,
“¡ja! ¡¿Mira lo que te pasó pequeño arux?! Dicen que dijo,
yan injanta’alo’on” kya’ik bin.
vamos a ser comido! Dicen que dijo
Ti’ale ka’ j k’uch uyiichame’ ka’ tya’alaj ti’:
en este momento llegó el marido, y le dijo:
- Pero ba’ax, senyoora, ba’ax ten jóokech ichíil táankaab ? ki’a’ala’ bin.
- Pero ¿por qué señora? ¿por qué saliste a bañarte afuera? Le fue dicho, dicen
Le beya’ ts’o’oka’an, to’one’ yan k janta’al!” ki’a’ala’ bin
¡De esta forma ya estuvo, nosotros, vamos a ser comido!” Dicen que le fue dicho.
- Ba’an maas, yani(k) k janta’al, ki’o’obe’.
- ¿¡qué más?! Nos van a comer, dijeron Ka’ tya’alo’ob ts’u... tuntaardetal,
y es cuando se dieron cuenta que ya estaba tarde
tunyáak’abtal,
empezaba a oscurecer
“tajk uts wáa jóok’le’!”.
“¡escóndete bien si estás a fuera!”
Mix tu’ux ubin, yan ujanta’a’.
Pero no había ningún lugar donde ir, iban a ser comidos
Pwees tunpa’atko’ob ujanta’alo’o’.
Y, pues, así estaban esperando ser comidos.
Ma’ sáam ’áak’ablajke’,
No había pasado mucho tiempo que había anochecido,
>ken uyu’ubiko’obe’ yaan ba’a’ kutaal,
cuando escucharon que algo se está acercándo
kumáan uyúunk’a’aj,
andaba titubeando
tunmáan, tunmáan,
andaba, y andaba
tuláakal naats’ pach e’ naajo’.
Alrededor cerca de la casa,
Leti’e’ tuje’o’ob unaayl,
abriendo la casa,
la’kal ti’o’ob, ts’u’ óokol le ba’al ich unaaylo’,
despegó la puerta, y la criatura entró dentro de la casa.
Le kuláap’al juntúul wiini’,
Atrapa el hombre,
kuláap’l uláa’ juntúul.
y en seguida la otra.
Beey ts’o’okiko’, ukweento’ le chan aruxo’
Y así termina el cuento del pequeño arux.
U kweento’il le chan ’aruxo’ (3)
El cuento del pequeño arux (3)
Este cuento me fue narrado por Delio Chan Chi de Kopchen en 2011 cuando estuvimos en mi casa. El cuento fue grabado, transcrito por Rodrigo Petatillo Chan y traducido por Olivier Le Guen.
bweeno u kweentoji le chan aruxo’
bueno, esto es el cuento del pequeño arux
untúu máak bine tumeetik kool
un hombre, dicen, hacía su milpa
kupak'ik naal ku pak'ik estee sáandiya
sembraba maíz, sembraba este, sandilla
pwes e chan arux binoj kumáan
y pues, el pequeño arux, dicen, andaba por allí
kuyik bine’ estee pak'e'en sáandiyajo
vio, dicen, que este había muchas sandillas sembradas
ka' bin tujomaj up'ée sáandiya beytaka
y fue a abrir una sandilla de este tamaño [gesto]
ka' tujomaj bin beya ka' tujo'osaj
cuando la abrió así, y la vació
ts'o'oke ka' bin tu ka’anáap’k'altaj beya'
después, dicen, la cerró así
yaan oora bine kuxíikta' ichile kuk'alik
a veces, dicen, le saca lo que hay adentro y la vuelve a cerrar
k'uch uyuumile ken up'iri'iste kuyu'ubke pupuk'kij
Cuando llegó el dueño y las mueva, escuchó que suenan bien llenas (de líquido)
“máare ela k'an” kia'ik
“mare, estás están bien maduras”, dijo
“ts'uchakte ba'ala'”
“están bien rojas estás cosas”
(ka’ tu)t'okaj bin beya'
cogió una, dicen, así
ka' tu búujk'uptej wéej ka' bini
pero cuando la cortó en dos ¡wéej! Se fue le líquido
“chíinga k'aschaja'an” kuya'ik bin
“chinga, se echó a perder” dicen que dijo
sáansamal e chan uruxe' yaan utaal ujom up'éelij
y todos los días venía el pequeño arux, abriendo una
yaan u ka'ak'alik
para volver a cerrarla
ts'o'okle’ kuta' ichile ku_
terminando, defecaba adentro y,
ts'u ta' ichile kuk'alik
cuando terminaba de defecar a dentro, la cerraba.
pwes chen beyo'
pues, y así,
kuya'ik bine’ “pero ba'ax topke le ba'ala’” kia'ik
y dijo el hombre “pero qué está perjudicando a estas cosas” dijo
máan bin te' jáalo' kuyilik tu'ux yaan uweeya ba'aj
Cuando pasó por la orilla de la milpa, vio que había huellas de algo
kuyik bine up'ée chan bej t'uubu beya' ku bin
y vio, dicen, un pequeño camino hundido así, que corría
“bweeno” kuya'ik bin
“bueno”, dicen que dijo.
ka' bin suunaje ka' bin tuya'ale “máare inwa'ake yaan ba'aj topken” kuya'ik bin
Pero cuando regresó, dicen que dijo “¡Mare! Creo que son tuzas queme están perjudicando” dicen que dijo
“byeja, kuya'ik bin tuyatan, ba’axten le sáandiyajo jach láaj k'aas?”
“¡vieja! Dicen que dijo a su esposa, por qué todas las sandillas se echaron a perder?”
“ma' de'eseeri' kuya'ik, ba'axe mike'en inmeet uchan traampaji’” kuya'ik bin
“no debería de ser así, dijo, pero voy a hacer una pequeña trampa” dicen que dijo
“ba'ax ken ameete winik”, kuya'ik beyo'
“¿qué vas a ser hombre?” dijo así su esposa
“mike'en inmeet up'ée chan tráampa le ba'aj kutaaj te'ela',
“voy a armar una pequeña trampa para la tuza que viene en mi milpa,
yaan uba'ate'ej yéete ba'aj ken inmeeta'”
y se va a pelear con esta cosa que voy a construir”
ka' bin tumeet up'ée chan kiib buka'aja’
e hizo una cosa de cera de este tamaño [gesto]
e kiib kujóok'o úucho' tatak'kij
porque la cera que se hacía antes era bien pegarosa
kaasi bey chíikle
casi como un chicle debajo el sol
ti' k'iine' tuch'kíinta bin jach te' táan beel
este día lo fue a colocar, dicen. en medio del camino
e ba'alo chan buka'aja
era una cosa de este tamaño [gesto]
chan munyeeko chan chichan
un muñequito, pequeñito
Ka' bin j taal e chan arux xano’, bey chan buka'aj xana’
Cuando llegó el arux, era del mismo tamaño, igual de grande también.
“ey!” kuya'ik bin ti'
“¡ey!! Dicen que le dijo
kuyike munt'an
vio que no respondía
“ey” kuya'ik bin ti'
“¡ey!! Dicen que le dijo
mun t'aan e ba'aloj pus bey chen kiiboj, kiib
pues como era de cera, no hablaba, era solo cera
“tséel aba te' beejo’!” kuya'ik bin
“¡quítate del camino!” dicen que dijo
mix ukweentaji bey yaanila'
ni le hacía cuenta, y se quedaba así parado, inmóvil
“tséel aba te' bejo'” ku ya'ik bin ti'
“¡quítate del camino!” dicen que dijo
mun péek
pero ni se movía “¡tss! b'oora ken awil wáa manluk'la'”
“¡tss! ¡ahorita veas a ver si no te mueves!”
ka' j bin bine ka' tuláankóoche'etaj
se fue, dicen, y le dio una patada fuerte
“púuta” kij bin táak' yookij
“¡puta!” dijo, su pierna estaba pegada
“cha' inwooko'” kuya'ik beya'
“¡deja mi pierna!” dijo así
“wáa mancha'akej b'oora ken awil ba'ax ken úuch'a'anecha’” kuya'ik
“si no la dejas, ¡ahorita vas a ver que te va a pasar!” dijo
mun t'aan
pero no hablaba el muñequito
ka' bin tukuumaj loox ti'ej
decidió darle un golpe con la mano
ti' náak' xan uk'a' beyaj
pero igual se le quedó pegada
ti' bin yani'
y así se quedó
“bweno cha'eni' wáa ma'e’ yan intopkech” kuya'ik bin
“bueno, ya déjame o si no te voy a magullar” dicen que dijo
je'elo' ka' j bin tu ka'akuumaj loox yeetel uláa' up'ée uk'abe’
y de allí, le dio otro golpe con su otra mano
ti' bin táak'i' ka' p'a’ate óoxp'ée beya'
pero, dicen, se quedó pegado, ahora con tres miembros así
ti' ch'uyukbaj beya’
estaba colgado así
táak' lela’ táak' lela’, taak'a yook
estaba pegada su mano, la otra y una pierna
“cha'eni'” kuya'ik bin
“’dejame!” dicen que dijo
“ka'ap'ée ba'aj ma' inmeyajta awili'” kuya'ik bin
“dos que voy a hacer que no ha visto todavía” dicen que dijo
e ba'alo' mu t'aan
pero la cosa no soltaba ni una palabra
ka j bin tuka'akóoche'etaj yéet uláa' jump'ée je'elaj
y le dio una patada con la otra piedra
púuta ka' p'áate bey ch'uylikaj
puta, y así se quedó colgado
bey ch'úuyk'axa'ane bey yani binaj
así se quedó atrapado y colgado, así estaba, dicen
ti' bin tak'akbaj te' nuxi' lokok de máak beya’
así, dicen, estaba pegado en este grande pedazo de cera en forma de humano, así
“bweeno, wáa mancha'ekene' b'oora ken awila'” kuya'ik bin
“bueno, si no me dejas ¡ahorita vas a ver!” dicen que dijo
bey tak'likaj
así colgado
>ka' bin tunáache “jaan” chi'aj beya’ yéet ukoj beya’
y, dicen, que lo mordió “jaan” así, con sus dientes así
ti' bin p'áat tak'taj xan ukooj beya', tak'akbali
allí, dicen que quedó pegado también sus dientes así, pegadito
ti'e’ ka' j bin sáaschaje ka' j bin k'uch uyuumil e koolo’
Así pasó la noche y en la mañana llegó el dueño de la milpa
ka' bin estee bin uyil e ba'alo’
fue a ver la trampa
kuyike ti' ch'uyukbali'
y vio que allí estaba colgado el arux
“áaj konke teech katopáanki’ waye'” kuya'ala'aj bin ti'
“¡ja eres tu entonces que viene a perjudicar aquí!” dicen que le fue dicho
“máax tun a'a tech wáa yaan ameetke ba'alo'o' beya'”
“quien te dijo que podías venir a comer mis sandillas así”
chen bin táan yu'ubik
pero así se quedaba el arux sin contestar
“jaa deporsi le ba'ala' yaan inkíinskech” kij ti’
“¡ja, de por si te voy a matar cosita!” le dijo
meen tulakaj te' kiibo' sacándolo de la cera
tulakaj beyaj tulakláantaj
lo despegó así, lo trata de despegar
konke máak nojchej je'ex betako'onaj
Pero como nosotros los humanos somos grandes
up'ée chan ba'aj buka'aja, chichan
esto se veía así de grande [gesto], muy pequeño
“- je'elo' b'ooraja’ sáam inlakech, kuya'ik bin, peroo yaan inkíinskech”
“- ya, ahora ya te despegué, dicen que le dijo, pero te voy a matar”
“- peroo pus ba'axten tun ken akíinsen” kuya'ik
“- ¿pero, pues, por qué me quieres matar?” dijo
“teene’ tinkaxk inchankuxtaj tinjaanaj, wáa ma'e’ bix ken jaanaj”
“yo, solo busco mi sustento para comer, de lo contrario, ¿cómo crees que como?”
“- elo jaaj pero pus ilawil ba'ax kameetik”
“- esto es cierto, pero ¡mira lo que haces!”
“- e sáadiyajo' kajaanle'”
“- las sandillas que comes”
despwees ken inxotej k'aas”
“después cuando las corto, están malas”
“- bweeno pus elo ma' toopi’” ku ya'ik bin
“bueno, pues, esto no es un problema” dicen que dijo
“pus ts'in jaanle’, le ba'aj injaanme kinta'ik ichil” kuya'ik
“pues con esto como, y lo que he comido lo defeco adentro” dijo
bey úuch yóoyta'alo ba'ax ku meetik
y de esta forma el hombre se enteró de lo que hacía el arux
ts'o'ole kuka'ak'alik
y después cierra las sandillas
konke yaan upoodere kuka'ak'alik
como tiene un poder, las puede volver a cerrar
man wik, jaaj
y no lo ves, es cierto
chen bix úuch utsikbaj yéet e máako'
y así platicaba con el hombre
chen bin ka' tuyil e máako mina'an, sáam xi'ik
pero de repente el hombre se dio cuenta que ya se había ido
“púuta tu'un ts'o'oke ba'alaj” kuya'ik bin
“puta y ¿dónde se fue esta cosa?” dicen que dijo
“chíinga péendejoena ka' tin_ ma' tintúup'jats't ujool yéete che'i'” kuya'ik
“chinga, soy bien pendejo, le hubiera azotado en la cabeza con un palo” dijo
sáan xi'ik
ya se había ido
síi e ba'alo' j ubine' máanwik
es que esta cosa se va y no la ves
jaaj chen tuyilaj pero bey taak'a te'elo’
sí lo vio, pero cuando estaba pegado allí
le ka' ka'akuxlaj ma'alobej [puts’ij_GESTO]
pero cuando volvió a recuperar el sentido, se fue [de forma gestual]
“máare! kuya'ik bin, yaan inka'ats'áak e chan tráampa te'ela'” kuya'ik bin
“¡Mare” dicen que dijo, voy a volver a poner esta trampa aquí” dicen que dijo
tuts'áa utráampaji mix ba'aj tuka'a’ilij
puso la trampa, pero nunca vio a ver algo
ma'alob usáandiyaji’
y su sandilla estuvieron buenas
tu láaka ba'aj kupak'kej ma'alo'
todo lo que sembraba estuvo bien
mix jaanta' ti'ij
nada estaba comido
mix k'aschaji
nada fue perjudicado
bin e chan
se había ido el pequeño arux
binij bin táanxe tu'ux
se fue, se fue en otro lugar
bey tun úuch uyila'alo’ le aruxo'
y es así que fue visto el arux
Kumeetik ba'alo'o' chen éendas
Él hace cosas así como se le da la gana.
Bey ts'o'okik ukweentojilo'
Y así termina el cuento.
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