Ficha catalográfica del video
Título: La Iglesia y el Estado [Primera parte].
Serie: Encuentro Vuelta II. Los usos del pasado.
Tipo de grabación: Mesa de discusión.
Tema: La separación de Iglesia y Estado en el México independiente.
Argumento: En la cuarta mesa del Encuentro Vuelta II, que lleva por nombre “La Iglesia y el Estado”, Jean Meyer modera el debate entre varios expertos en la historia de México decimonónico. Meyer abre la discusión sobre el estado Mexicano y la iglesia católica diciendo que “el pasado puede ser un arsenal ideológico en el cual los adversarios pueden ir a buscar metralla”, de forma que “se puede cultivar una memoria negativa”. Subraya, también, lo difícil que fue estudiar temas religiosos durante varios años en México. Acto seguido, Antonio Gómez Robledo lee un bosquejo histórico de la manera en que se fueron deteriorando las relaciones entre iglesia y estado: el uno invadía el territorio del otro. Posteriormente, Solange Alberro describe la función que desempeñaba el Regio Patronato en su época de esplendor. En la Nueva España, el fuero de la iglesia tenía a su cargo la esfera de la educación y la promoción cultural. Ejercía una fuerte influencia en todos los niveles de la sociedad, desde la vida privada y profesional hasta los acontecimientos políticos y cívicos. Alude entonces a “una nueva óptica ilustrada”, al nivel de los gobernantes, mediante la cual fueron estableciendo progresivamente una separación entre lo político y lo espiritual. La estudiosa agrega que, si bien hay varios ejemplos en otras naciones de los vestigios del catolicismo en sus sistemas políticos actuales, en México esto es todavía más evidente. Afirma que hay una “transposición muy clara del lenguaje religioso al ámbito cívico”. Por ejemplo, al hablar de “los padres de la patria” y “el altar”. Meyer concluye que fue en el siglo XIX, desde las reformas de los Borbones hasta la Reforma de los liberales en 1859, cuando se produce la verdadera fractura entre ambos poderes. David Brading conceptualiza “el divorcio de ambas potencias tutelares” como un solo cuerpo político cristiano con dos jerarquías, la cívica y la eclesiástica. Para los liberales, el objetivo del progreso tanto económico como moral era obstaculizado por la iglesia. De forma que hicieron presión para expulsar a los jesuitas, disolver privilegios de los franciscanos y absorber sus propiedades para llegar a la constitución liberal de 1857 y luego a la guerra de los 3 años. Brading concluye que, con la expansión del proyecto liberal, se formaron “dos mundos, dos tradiciones e incluso dos versiones de la historia de México”, pero recuerda que es un fenómeno que se dio en todo el mundo católico. Finalmente, Gastón García Cantú habla de la división entre la iglesia preconciliar y la iglesia posconciliar, tras el Concilio del Vaticano II. Evoca el cambio radical con las Leyes de Reforma y el papel de la Iglesia durante la intervención francesa y la llegada de Maximiliano de Habsburgo.
Participantes: Solange Alberro, Gastón García Cantú, David Brading, Javier Lozano Barragán, Antonio Gómez Robledo, Jean Meyer.
Lugar de grabación: Ciudad de México.
Año de producción: 1993
Duración: 63 min.
Casa productora: Televisa.
Realización: Miguel Sabido.
Entrevista: Editorial Vuelta.
Productor: Rafael Baldwin Jr.
Catalogación de: Lorena Ramírez H.
Título: La Iglesia y el Estado [Primera parte].
Serie: Encuentro Vuelta II. Los usos del pasado.
Tipo de grabación: Mesa de discusión.
Tema: La separación de Iglesia y Estado en el México independiente.
Argumento: En la cuarta mesa del Encuentro Vuelta II, que lleva por nombre “La Iglesia y el Estado”, Jean Meyer modera el debate entre varios expertos en la historia de México decimonónico. Meyer abre la discusión sobre el estado Mexicano y la iglesia católica diciendo que “el pasado puede ser un arsenal ideológico en el cual los adversarios pueden ir a buscar metralla”, de forma que “se puede cultivar una memoria negativa”. Subraya, también, lo difícil que fue estudiar temas religiosos durante varios años en México. Acto seguido, Antonio Gómez Robledo lee un bosquejo histórico de la manera en que se fueron deteriorando las relaciones entre iglesia y estado: el uno invadía el territorio del otro. Posteriormente, Solange Alberro describe la función que desempeñaba el Regio Patronato en su época de esplendor. En la Nueva España, el fuero de la iglesia tenía a su cargo la esfera de la educación y la promoción cultural. Ejercía una fuerte influencia en todos los niveles de la sociedad, desde la vida privada y profesional hasta los acontecimientos políticos y cívicos. Alude entonces a “una nueva óptica ilustrada”, al nivel de los gobernantes, mediante la cual fueron estableciendo progresivamente una separación entre lo político y lo espiritual. La estudiosa agrega que, si bien hay varios ejemplos en otras naciones de los vestigios del catolicismo en sus sistemas políticos actuales, en México esto es todavía más evidente. Afirma que hay una “transposición muy clara del lenguaje religioso al ámbito cívico”. Por ejemplo, al hablar de “los padres de la patria” y “el altar”. Meyer concluye que fue en el siglo XIX, desde las reformas de los Borbones hasta la Reforma de los liberales en 1859, cuando se produce la verdadera fractura entre ambos poderes. David Brading conceptualiza “el divorcio de ambas potencias tutelares” como un solo cuerpo político cristiano con dos jerarquías, la cívica y la eclesiástica. Para los liberales, el objetivo del progreso tanto económico como moral era obstaculizado por la iglesia. De forma que hicieron presión para expulsar a los jesuitas, disolver privilegios de los franciscanos y absorber sus propiedades para llegar a la constitución liberal de 1857 y luego a la guerra de los 3 años. Brading concluye que, con la expansión del proyecto liberal, se formaron “dos mundos, dos tradiciones e incluso dos versiones de la historia de México”, pero recuerda que es un fenómeno que se dio en todo el mundo católico. Finalmente, Gastón García Cantú habla de la división entre la iglesia preconciliar y la iglesia posconciliar, tras el Concilio del Vaticano II. Evoca el cambio radical con las Leyes de Reforma y el papel de la Iglesia durante la intervención francesa y la llegada de Maximiliano de Habsburgo.
Participantes: Solange Alberro, Gastón García Cantú, David Brading, Javier Lozano Barragán, Antonio Gómez Robledo, Jean Meyer.
Lugar de grabación: Ciudad de México.
Año de producción: 1993
Duración: 63 min.
Casa productora: Televisa.
Realización: Miguel Sabido.
Entrevista: Editorial Vuelta.
Productor: Rafael Baldwin Jr.
Catalogación de: Lorena Ramírez H.