Ramón López Velarde

Ramón López Velarde (1888-1921) es uno de los poetas mayores de la literatura en México. Su obra revela un dilema del espíritu al cual se entregó hasta sus últimas consecuencias sin renunciar a sus dos polos: la religiosidad y el erotismo. Su escritura, plena de imágenes y de un lenguaje constantemente renovado, colocó a la poesía de México en la antesala de la vanguardia. Con él los poetas mexicanos ingresaron a la modernidad literaria. Sus temas son los más íntimos: las mujeres y el cielo de la provincia, “La suave Patria” que Ramón López Velarde tradujo a un lenguaje inédito, poblado de matices, sorpresas y absolutamente siempre, la poesía. Publicó en vida dos libros, La sangre devota (1916) y Zozobra (1919). Póstumamente aparecieron El son del corazón  (1932) y los libros de prosa, El minutero (1923) y Don de febrero y otras prosas (1952), entre otros. José Luis Martínez se encargó de reunir sus escritos públicos: poemas, crónicas, relatos y ensayos en 1971. Poeta de mitos y enigmas, Ramón López Velarde fue fiel a una de sus máximas. No le interesaba escribir nada que no saliera de la combustión de sus huesos.

 

mostrar Nacimiento

Nacido en Jerez, Zacatecas, el 15 de junio de 1888. Poeta que abre la puerta a la modernidad literaria en México. Según el acta de nacimiento, su nombre completo es José Ramón Modesto López Velarde Berumen. Fue el primero de los nueve hijos del abogado José Guadalupe López Velarde, originario de Jalisco, y Trinidad Berumen Llamas, mujer proveniente de una familia de terratenientes locales. A finales del siglo XIX, como lo relata Marco Antonio Campos, el pueblo de nacimiento y de los primeros años del poeta debería tener algunas ocho cuadras a la redonda, casas con patio interior y tapias de azulejos, y todo esto rodeado por huertos y haciendas. Tiene singular relevancia también la hacienda de la Ciénega, a unos cuantos kilómetros, donde moró Josefa de los Ríos, Fuensanta, musa del poeta.

En 1894 comienza sus estudios en el Colegio Morelos. Sus condiscípulos lo retratan como reservado y tímido, “aunque participaba de momentos de gran seriedad”. Eloísa Villalobos, compañera de juegos, en sus años de madurez aparecerá en la obra literaria.

Hacia finales de 1898, su padre es nombrado notario público en la capital de Aguascalientes, y la familia se muda a esa ciudad. Ahí asiste Ramón, a la edad de 10 años, a la escuela para niñas de Angelita Díaz Sandy, recordada en su prosa como “La escuela de Angelita”. Luego es inscrito en el colegio de San José con el maestro Sóstenes C. Olivares. En octubre de 1900 ingresa al Seminario Conciliar y Tridentino. En esta institución cursa los dos primeros años de humanidades y obtiene distinciones por dedicación y buena conducta.

El poeta regresa a la residencia familiar en Aguascalientes en 1902. Continúa sus estudios en el Seminario Conciliar de Santa María de Guadalupe. Sus méritos académicos le dan entrada a la Academia Latina de León XIII de dicha institución.

 

 

mostrar Primeras letras

En 1903 comienza a poner por escrito sus sentimientos amorosos por Josefa de los Ríos, a quien frecuenta durante las vacaciones escolares, cuando volvía a su pueblo natal. Inicia, al año siguiente, su colaboración en el semanario El Observador, de la ciudad de Aguascalientes, dirigido por el licenciado Eduardo J. Correa, quien da a conocer los textos del poeta en la página denominada “Lira aguascalentense”, y con quien sostendrá una prolija correspondencia a lo largo de los años.

Publica “A un imposible”, el más antiguo de sus poemas, en 1905.  Asimismo termina sus estudios en el seminario e ingresa en el Instituto de Ciencias de Aguascalientes.

En 1906 funda la revista literaria Bohemio, junto con sus compañeros Enrique Fernández Ledesma, Rafael Sánchez, José Villalobos, Pedro de Alba, entre otros. La revista publica nueve números y su disolución es relatada años después, no sin ironía, por el propio Velarde. Ahí firma un poema bajo el seudónimo, Ricardo Wencer Olivares.

A finales de 1907 ingresa al Instituto de Científico y Literario de San Luis Potosí, en la carrera de derecho. Colabora en periódicos y revistas de provincia. Publica en El Observador, las prosas de crítica literaria y cultura.

 

 

mostrar Los años de la Revolución

Conoce a Francisco I. Madero en 1910. Lo recibe y apoya durante la estancia de aquél en San Luis Potosí. Su nivel de participación en el movimiento revolucionario es tema de controversia entre especialistas; se le perfila, a veces, como simpatizante moderado, otras, como precursor y activista.

En 1911 obtiene el título de Licenciado en Derecho. Se le exime del examen profesional por sus excelentes calificaciones. Publica en El Regional de Guadalajara un poema y varias prosas. En estas últimas cuestiona, siempre con un tono irónico, el porfirismo. En su correspondencia con el licenciado Correa se hace también patente el desagrado del poeta por el clero adepto al régimen de Díaz y la afinidad ferviente por la causa maderista. Casi inmediatamente después de su titulación es nombrado Juez de Primera Instancia para la localidad de El Venado, San Luis Potosí, cargo que ejerce durante sólo tres meses.

En marzo de 1912, Ramón López Velarde llega a la ciudad de México en compañía de su hermano Jesús. A raíz de una entrevista con Francisco I. Madero, recibe un nombramiento como actuario de un juzgado; desempeña este cargo por un breve periodo. Se reencuentra con antiguas amistades como el propio Correa en cuya revista, La Nación, colabora con textos políticos, de crítica literaria y algunos poemas. Pedro de Alba funge como su guía cultural, lo lleva a conocer al poeta simbolista Balbino Dávalos, quien a su vez le recomienda ponerse en relación con José Juan Tablada.

El encuentro con Tablada es referido por de Alba en su Ramón López Velarde. Ensayos. Cabe señalar que, al no tener referencias sobre Ramón y leer su texto “A la gracia primitiva de las aldeanas”, el poeta orientalista supuso que era español. A partir de este primer encuentro, se inicia una amistad intensa que sin embargo dura poco. Con Artemio de Valle-Arizpe, el poeta fragua una relación más entrañable y longeva.

Ese año crece su presencia en los medios impresos, sobre todo en los rubros de crítica literaria y periodismo político. Este último conjunto trasluce aspectos históricos y sociales del centro de la república en esos años. Ataca a gobernadores estatales y a diputados afines al porfirismo, comenta hechos de actualidad social y celebra las acciones de ciertas personalidades políticas afines a la causa anti-reeleccionista. Ese verano, dado su trabajo en favor de Madero, el Partido Católico lo postula para diputado por Jerez. López Velarde no tiene entonces la edad necesaria, de manera que se decide que funja como candidato suplente, para, después de la elección, entregarle el puesto. El contrincante, Aquiles Elorduy, al ser derrotado en los comicios, impugna y, presente en la tribuna del Colegio Electoral durante la revisión de los paquetes de boletas, consigue que se anule el resultado. De acuerdo con el licenciado Correa, López Velarde toma la derrota con ironía y su habitual calma.

Entre las reseñas destacan la que hace al poemario Procelarias, del entonces vicepresidente de la república José María Pino Suárez. En medio de los abundantes comentarios de que es objeto esta obra, Ramón no se permite las lisonjas de otros analistas que la equiparan con la de Díaz Mirón, sino que acota los defectos y las virtudes, dándole al hombre de política una breve felicitación por sus logros poéticos. Por otra parte, desde su espacio editorial en La Nación, da la bienvenida al poeta del Perú, José Santos Chocano, a su llegada a México y le facilita la entrada al circuito literario.

No se sabe la fecha exacta de su salida de la ciudad de México, pero regresa a San Luis Potosí en 1913, después de la Decena Trágica. De acuerdo con el licenciado Correa, después del asesinato de Madero y Pino Suárez, se dedica a combatir en sus textos a Victoriano Huerta y a auxiliar a sus amigos en peligro o que proseguían la lucha constitucionalista. El periódico El Eco de San Luis, será su trinchera literaria, aunque también colabore en El Regional de Guadalajara. Publica su primer cuento, titulado “El obsequio de Ponce”, en El Mundo Ilustrado de la ciudad de México. Durante esta estancia en San Luis, el poeta pasa estrecheces económicas. Pese al ambiente favorable que reinaba ahí, el poeta extraña el bullicio citadino y el medio literario de la capital.

 

 

mostrar La vuelta al valle de México

El 1 de enero de 1914 regresa a vivir a la capital. Publica su cuento “Luna de miel” en el semanario La Ilustración. Frecuenta a Saturnino Herrán, Enrique González Martínez, Julio Torri, Rafael López, entre otros. El poeta produce cada vez más admiración entre sus coetáneos. Durante la invasión de los villistas a Zacatecas para exterminar al ejército fiel a Huerta, su tío Inocencio es asesinado y este hecho lo afecta sensiblemente. Su trabajo periodístico no le reporta ingresos suficientes, así que comienza a desempeñar cargos burocráticos y más adelante imparte la cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios y en la Escuela Nacional Preparatoria.

En 1915 ocurren varias publicaciones en Revista de Revistas, El Nacional Bisemanal, Vida Moderna, entre otras. El poeta frecuenta peñas literarias, teatros, cantinas y cafés. Conoce a Margarita Quijano quien, en palabras de José Emilio Pacheco, es la protagonista de Zozobra; en la imaginación del poeta las mujeres se convierten en símbolos de una particular visión estética. La frustración de esta pretensión amorosa propicia el retorno al recuerdo espectral de Fuensanta. La falta de un trabajo de tiempo completo le permite recorrer la ciudad y asistir al curso de estética del maestro Antonio Caso. De acuerdo con Pedro de Alba, López Velarde lee los treinta tomos de las obras completas de Anatole France en compañía de Jesús B. González. En su obra de entonces persiste la figura de Fuensanta y los paisajes de la juventud. Cabe destacar, “En el piélago veleidoso”, motivado por la naturaleza acuática, pues el poeta nunca conoció el mar. En mayo reseña La muerte del cisne, de González Martínez, libro de poemas al que se acerca con respeto y del cual reconoce la deuda intelectual que tiene con su autor.

 

 

mostrar El lustro del reconocimiento

Aparece La sangre devota, editado por Revista de Revistas, en 1916. El mismo día que el poeta termina de corregir las pruebas de imprenta en las instalaciones de dicho suplemento, el poeta Núñez y Domínguez, autor de Holocaustos, le pide que escriba sobre los recientes daños que la artillería alemana produce en la catedral de Reims. El resultado es “La sonrisa de la piedra”, primera crónica de López Velarde, que es aplaudida por todo el equipo editorial. La crítica recibe con agrado su primer libro y Castro Leal le adjudica un parentesco poético con el Francisco González León de Maquetas (1908); se le califica de simbolista y neorromántico. No sólo destacan las elogiosas reseñas literarias de este último sino también la de Julio Torri. Continúa una firme presencia en diarios y revistas; destacan El Nacional Bisemanal, Diario Libre de la Noche y Vida Moderna. Es invitado a impartir una conferencia en la Universidad Popular en marzo; el texto correspondiente, “La derrota de la palabra” aparece en esta última. Al escribir sobre Fernández Ledesma en agosto, sienta por escrito su idea del criollismo y los pormenores de esta veta literaria, de la que él mismo participa. Otro texto importante para entender la poética velardeana aparece en octubre bajo el nombre de “La corona y el cetro de Lugones”. En lo sucesivo manifestará en sus prosas la preocupación que le causa la influencia estadounidense en la ciudad y costumbres mexicanas.

En 1917 funda la revista Pegaso, con Enrique González Martínez y Efrén Rebolledo. Los temas serían variados: literatura, actualidad mexicana y europea, el arte (sobre todo colonial), deportes, teatro y cine. El consejo editorial pasa en silencio la Revolución mexicana; no así la Primera Guerra Mundial. López Velarde se declara amigo de una nueva generación de literatos entre los que menciona a Martín Gómez Palacio y a Carlos Pellicer. Conoce en un café a Salvador Díaz Mirón, que lo impresiona positivamente tanto por la calidad de su obra poética como por su personalidad grandilocuente e insolente. En mayo defiende al poeta y dramaturgo español Francisco Villaespesa, de reciente llegada a México, de los ataques de su compatriota Manuel Linares Rivas. El poeta deja de aparecer como director de Pegaso, a causa de su nombramiento en el Departamento Jurídico de la Secretaría de Gobernación, donde trabaja al lado de Manuel Aguirre Berlanga. El 7 de mayo fallece Fuensanta, que dejará su estela en la sucesiva obra de López Velarde.

El poeta cumple 30 años en 1918. Durante una visita de Pedro de Alba, que entonces vivía en Aguascalientes, a la capital, le confiesa su amor por Margarita Quijano, pues sabe que aquél sostiene una amistad con ella. La negativa y el rechazo tajante de parte de la musa lo conduce a instalarse definitivamente en su soledad. Pedro de Alba refiere que tuvo un efecto corrosivo y disolvente en el poeta.

Aparece su segundo libro, Zozobra, en 1919. Su facultad creadora asciende a su cenit; en ese momento tiene 31 años y continúa soltero. La lucidez de sus análisis literarios de autores contemporáneos lo consagra como crítico. En mayo del año siguiente, la rebelión obregonista hace huir al gobierno y el presidente Carranza es asesinado en Tlaxacalaltongo, Puebla, el 21 de mayo. El poeta pierde su trabajo y ya no participa más en el gobierno. Funda y colabora en la revista México Moderno. Reseña El plano oblicuo de Alfonso Reyes, cuyos juicios distancian a los dos escritores, y El monismo estético de Vasconcelos.

Comienza el año de 1921 dando clases de literatura mexicana e hispanoamericana en la Facultad de Altos Estudios. Reseña Campo argentino de Fernández Moreno. Con miras al aniversario de la Independencia escribe uno de sus trabajos más conocidos: “La suave Patria”.

Una noche, después de merendar con amigos en La Mallorquina, el poeta emprende una de sus usuales caminatas nocturnas, sin rumbo, por la Alameda, la avenida Juárez, el Caballito, el Paseo de la Reforma. La temperatura desciende. Un amigo que lo acompaña le ofrece tomar un coche para llevarlo, pues el poeta no acostumbra usar abrigo, pero éste declina la oferta y continúa a pie hasta su casa en la Avenida Jalisco, de la colonia Roma. Esa noche contrae una severa bronconeumonía y muere, días después, en la madrugada del 19 de junio, asfixiado por la pleuresía.

Su hermano Jesús notifica a José Vasconcelos, rector de la Universidad, quien hace las gestiones para que el gobierno tome los funerales a su cargo y para que sea velado en el Paraninfo de la Universidad de México. Hombres ilustres de las letras y la política realizan los homenajes y las guardias junto al féretro. En los años siguientes su importancia en la literatura nacional es refrendada con numerosos estudios críticos, reediciones, conmemoraciones en todo el país.

Los poemas que dejó a su muerte fueron reunidos en el libro Son del corazón (1932) y su prosa, que incluye comentarios líricos, retratos literarios, críticas, recuerdos de provincia, temas del momento, etc. fueron reunidos por Enrique Fernández Ledesma en El minutero (1923).

 

José Luis Rico

Fundación para las Letras Mexicanas

 

mostrar Bibliografía

1. Alba, Pedro de. Ramón López Velarde. Ensayos. México: Universidad Nacional Autónoma de México, dirección General de Publicaciones. (1958): 31-32. Citado por Elisa García Barragán, y  Luis Mario Schneider. Ramón López Velarde. Álbum. México: Instituto de Investigaciones Estéticas, 1988. 84.

2. Campos, Marco Antonio. El San Luis de Manuel José Othón y el Jerez de López Velarde. Zacatecas: Dos filos, 1998.

3. García Barragán, Elisa y  Luis Mario Schneider. Ramón López Velarde. Álbum. México: Instituto de Investigaciones Estéticas, 1988.

4. López Velarde, Ramón. Obras. Ramón López Velarde. Edición José Luis Martínez. México: Fondo de Cultura Económica, 1971.

5. Molina Ortega, Elena. Ramón López Velarde: prosa política. México: Imprenta Universitaria. (1953). 6. Citado en García Barragán, Elisa y Luis Mario Schneider. Ramón López Velarde. Álbum. México: Instituto de Investigaciones Estéticas, 1988. 56.

6. Pacheco, José Emilio, introducción, selección y notas. “Ramón López Velarde”. Antología del modernismo. México: Universidad Nacional Autónoma de México-Coordinación de Humanidades, Ediciones Era. 1999.

 

 

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A partir de los temas tratados en los artículos se trabaja en la compilación de monografías, ensayos o artículos elaborados por los principales estudiosos del país y de más allá de nuestras fronteras. El propósito es que los usuarios de la ELeM profundicen en los temas y confronten recorridos interpretativos sobre las obras, los autores, las estéticas y grupos, las publicaciones y las instituciones.

 

mostrar Enlaces externos

1. Campos, Marco Antonio. Ramón López Velarde visto por los Contemporáneos. Zacatecas: Gobierno del Estado / Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”, 2008. Biblioteca Virtual Miguel de Cervanteshttp://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12482952006138224198846/040026.pdf?incr=1 (25 de septiembre 2012)

2. García Morales, Alfonso. “Ramón López Velarde y el sueño de la inocencia”. Magazine Moderna. Revista digital para los curiosos del Modernismo, 16 (2011). http://magazinemodernista.com/2011/05/09/ramon-lopez-velarde-y-el-sueno-de-la-inocencia/

3. García Morales, Alfonso. “Ramón López Velarde. Apunte biográfico”. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. http://bib.cervantesvirtual.com/bib_autor/lopezvelarde/pcuartonivel.jsp?conten=autor&pagina=autor2.jsp (25 de septiembre 2012)

4. Suárez, Bernardo. “Facetas en la estética de Ramón López Velarde”. Cuadernos Hispanoamericanos, 309 (1976): 414-421. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/35773844336461617422202/210371_0040.pdf (25 de septiembre 2012)

 



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Ramón López Velarde
15 de junio de 1888
Jerez, Zacatecas
19 de junio de 1921
Ciudad de México
Periodo de actividad
1904 - 1921




Obra publicada

Bibliografía indirecta