2017 / 31 oct 2017
Múltiples son las formas expresivas mediante las cuales, desde tiempos inmemoriales, el hombre ha mantenido relaciones con el mundo natural que lo circunda. La producción de imágenes y de sonidos, el tallar la madera o la piedra; y un día la elaboración de formas mediante palabras fueron, y siguen siendo, un lazo cultural que lo vincula con el mundo, a la vez que manifiestan y regulan las relaciones que se establecen entre los hombres dentro de las colectividades humanas.
En lo que concierne a la palabra, antes de que ésta se transcribiera y luego se escribiera directamente en papel y, consecuentemente, antes de que los textos se leyeran, existía una expresión oral que se oía simplemente, que se percibía y disfrutaba con los oídos pero que se veía de algún modo también mediante los gestos que acompañaban las palabras, así como por las imágenes mentales que producían las metáforas y demás efectos estilísticos propios del discurso verbal.
La expresión verbal indígena prehispánica tuvo, como la de otras culturas, géneros expresivos que correspondían a sus necesidades culturales específicas. Los mitos: tlamachiliztlahtolzazanilli, los cuentos: tlaquetzalli, los relatos: tlanonotzalli, los cantos: cuicatl, la palabra de los ancianos: huehuetlahtolli, y otros, permitieron a las colectividades nahuas inscribir su orden cultural en el mundo natural.
Entre los diversos géneros verbales constituidos por el hombre náhuatl para responder a una demanda de ubicación existencial, figuran los dichos: machiotlahtolli.
El machiotlahtolli constituye un género literario que se caracteriza ante todo por su brevedad, por su índole ética, su tenor categórico, y por el hecho de que una recepción adecuada de su contenido implica la participación activa del oyente.
En efecto, la concisión lapidaria del machiotlahtolli que consta a veces de una sola palabra, hace que el interlocutor tenga que recordar su propia experiencia y restituir los elementos omitidos en la frase para poder acceder al sentido.
El machiotlahtolli explica, justifica, condena o elogia pero siempre de manera huelada, críptica, mediante metáforas, que transforman lo que se dice en un verdadero enigma.
Género “serio” aunque frecuentemente irónico, el dicho náhuatl es la manifestación verbal concisa de una sabiduría que se destiló lentamente a través de la historia y se fijó en un forma determinada.
Frase percibida como misteriosa, el enigma constituye la descripción ambigua, circumlocutoria, de una cosa, una persona o un hecho cuyas propiedades se revelan de manera alusiva solicitando la inteligencia y la sagacidad del receptor, y cuya solución se hace generalmente más difícil por las “trampas” que se integran sutilmente a la definición.[1]
El dicho náhuatl machiotlahtolli, cualesquiera que sean los subgéneros que lo manifiestan, se apega relativamente a esta definición del enigma, con la diferencia de que la sentencia que lo configura no entraña sistemáticamente trampas que puedan dificultar su aprehensión correcta.
La cultura maya cultivó el enigma mediante un género de discurso conocido como “lenguaje de Zuyuá”. Por otra parte, los libros de Chilam Balam proveen varios ejemplos de un lenguaje enigmático:
Hijo, ¿cuáles son los tristes agujeros por donde gritan las cañas?
—Los agujeros de la planta.[2]
Hijo, ahora ve a coger un viejo y la hierba delante del mar.
—El viejo es la tortuga y la hierba es el cangrejo.[3]
Aun cuando pueda parecer meramente lúdica, la justa que enfrenta el que pregunta al que debe de responder tiene un tenor iniciático e implica dominio y poder. Al contestar correctamente, la persona solicitada confirma que pertenece a un grupo exclusivo de sabiduría o de poder, o bien se encuentra calificada para ingresar en él. Si no existe (aparentemente) un género que lo manifieste como tal en la cultura náhuatl, el enigma está presente en algunos de sus géneros expresivos. Basta recordar la secuencia mitológica que opone Huemac a los tlaloques en un juego de pelota[4] para convencerse de ello. Los dioses de la lluvia habían prometido jades (chalchihuitl) y plumas de quetzal (quetzalli) como el premio para el vencedor. Se trataba de hecho de un enigma, ya que los jades y las plumas verdes no eran más que las metáforas de los productos verdes de la tierra que debían alimentar a los toltecas.
Al ganar Huemac, los tlaloques le presentaron lo que él había ganado: mazorcas de maíz verde y sus hojas, también verdes. Pero éste se enojó y exigió que los dioses le entregaran los jades y las plumas prometidas, es decir las joyas, lo que ellos hicieron inmediatamente. De ahí siguió una terrible hambruna que diezmó la población de Tula.
Huemac no logró comprender el lenguaje enigmático de los dioses del agua y esto provocó nada menos que la caída del imperio tolteca.
¿Cómo y cuándo fueron recopilados los dichos nahuas?
Después de la caída de México-Tenochtitlan ocurrida en agosto de 1521, y más específicamente con la llegada de los primeros frailes franciscanos en 1524, se inicia lo que se ha llamado “la conquista espiritual” de México, es decir, el intento de una conversión sistemática de los indígenas al cristianismo. Durante algunos años los frailes españoles buscaron imponerles, sin resultado, a quien ellos llamaban “dios único”. Procedieron entonces a destruir todas las manifestaciones culturales indígenas que se consideraban como diabólicas. Una vez los templos derrumbados, los códices[5] destruidos, los sabios ultimados o desterrados, los frailes evangelizadores se dieron cuenta de que se encontraban en una situación similar o peor que antes de esta destrucción ya que desconocían al otro indígena que intentaban convertir. Cambiaron entonces de estrategia evangelizadora y comenzaron a reunir datos, testimonios y textos indígenas diversos que pudieran proporcionarles informaciones sobre el carácter de los indígenas, sus ideas, y más generalmente sobre la cultura náhuatl.
Fray Andrés de Olmos y luego fray Bernardino de Sahagún, ambos franciscanos, emprendieron a petición de las autoridades eclesiásticas, la ardua tarea de recoger testimonios diversos y textos orales que revelaran los usos y costumbres pero también el ser profundo de los indígenas nahuas.
Los textos aquí presentados son parte del material recopilado por Olmos y Sahagún a mediados del siglo xvi. Y constituyen respectivamente el capítulo octavo del Arte de la lengua mexicana del primero, y los últimos capítulos del libro vi, así como un addendum al libro i de la Historia General de las Cosas de Nueva España del segundo, obra conocida también como Códice Florentino. A este corpus de textos aquí presentados, añadimos algunos dichos difrásticos extraídos de distintas partes de la obra de Sahagún.
Los dichos fueron proporcionados por informantes nativos, transcritos por Olmos y Sahagún, o sus auxiliares indígenas, en borradores y luego transcritos en los documentos aludidos. Olmos no ofrece una traducción de los dichos que consigna. En cuanto a Sahagún, los dichos que figuran en el Códice Florentino fueron después traducidos o, mejor dicho, glosados por él, ya que la versión que da el franciscano no constituye realmente una traducción.
Antes de considerar el género expresivo en sí, evocaremos brevemente la figura de los eximios frailes a quienes debemos la recopilación de los dichos y refranes nahuas.
Olmos: primer gramatólogo de la lengua náhuatl
Andrés de Olmos nació en la Villa de Oña, en Burgos, alrededor de 1485. Muy joven se trasladó a la ciudad de Olmos, lugar donde vivía su hermana y cuyo nombre iba a volverse su apellido.
A los veinte años ingresa al convento de Valladolid del que sale en 1527, ordenado sacerdote. Por estos años ayuda a fray Juan de Zumárraga a reunir la información en un caso de brujería conocido como “las brujas de Vizcaya”.
Nombrado primer obispo (aunque no consagrado) de la Nueva España, Zumárraga se hace acompañar por fray Andrés de Olmos en calidad de auxiliar. Ambos llegan a México en diciembre de 1528. Después de un viaje a Guatemala, como parte de una magna obra de recopilación de datos sobre las costumbres indígenas, Olmos emprende el estudio de la lengua náhuatl en la comunidad de Tepepulco, a su cargo a partir de 1530. En tres años reúne el material y adquiere los conocimientos suficientes para elaborar su Arte de la lengua mexicana. Fray Gerónimo de Mendieta dice de él que era “la mejor lengua mexicana que entonces había en esta tierra”.[6]
Además de proseguir con sus investigaciones sobre las culturas nativas del centro de México, Olmos enseña en el Colegio Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco y mantiene una estrecha relación con los jóvenes indígenas que estudiaban allí.
Termina en 1539 un libro sobre la cultura de los nahuas del cual se mandan varias copias a España. Desgraciadamente ni el original ni las copias han llegado hasta nosotros. De su obra permanecen únicamente un conjunto de Huehuetlahtolli recopilados por él así como su gramática: Arte de la lengua mexicana del que se conservan seis copias, algunas incompletas. Una se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid, otra en la Biblioteca del Congreso en Washington, otra en la Universidad de Nueva Orleans, otra en la Biblioteca Bankroft en Berkeley, California, y dos están en la Biblioteca Nacional de Francia. Los textos aquí aducidos provienen de una de éstas últimas.
Después de una estancia de 15 años en la región totonaca de Hueytlalpan, Olmos se establece en la región de Pánuco, para ayudar a la pacificación de los chichimecas. De estas dos últimas estancias surgieron respectivamente un Arte de la lengua totonaca así como un Arte y un Vocabulario de la lengua huasteca.
Aquejado por una grave enfermedad, fray Andrés de Olmos muere el 8 de octubre de 1571 en su convento de Tampico, en Tamaulipas.
Fray Andrés de Olmos terminó su Arte de la lengua mexicana en el convento de San Andrés en Hueytlapan el 1º de enero de 1547, lo que hace de él, el primer especialista no indígena de la lengua náhuatl.[7]
Sahagún: primer etnógrafo del mundo náhuatl
Nacido en 1499 en España, Bernardino de Rivera estudia en la Universidad de Salamanca, profesa luego en la orden de San Francisco y se ordena sacerdote en 1524. En 1529 llega a Nueva España con fray Antonio de Ciudad Rodrigo y otros 19 religiosos.
Pasa a residir en Tlalmanalco en el año de 1532 y cuatro años más tarde regresa a México para enseñar en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, donde imparte la cátedra de lengua latina, además de otras disciplinas, sin dejar de ejercer su ministerio entre los indígenas del lugar.
Alrededor de 1540 inicia sus estudios sobre el México Antiguo. En ese tiempo Motolinía le manda reunir datos para su libro, y emprende una magna obra de recopilación de textos indígenas y de datos sobre la cultura náhuatl que llegarán a constituir La Historia General de las cosas de Nueva España, o Códice Florentino. Dicha obra contiene la voz viva de los informantes indígenas transcrita en náhuatl al alfabeto así como la glosa en español que hizo Sahagún de los textos transcritos.
En 1546 se halla en Tlatelolco, cuando ocurre la gran peste y reúne los textos que habrán de ser incorporados al libro vi. En 1550, apróximadamente, se encuentra en Xochimilco. Por ese mismo tiempo se inicia su indagación en Tepepulco, aunque hay quien la retarda hasta 1558. Por el año de 1560 está de nuevo en Tlatelolco y permanece allí revisando sus primeros documentos y reuniendo nuevos. Cinco años más tarde es trasladado a San Francisco el Grande. Es en este tiempo cuando realiza su tercera recopilación para comenzar su obra en castellano.
Parece hallarse en Tlatelolco en 1585, donde sigue estudiando las cosas de la Nueva España. En el año de 1590 muere en el Convento de San Francisco el Grande.[8]
Los dichos en su contexto gráfico novohispano
Los dichos recopilados por Olmos, Sahagún y sus auxiliares indígenas pertenecen a la tradición oral náhuatl. Se conservaban en la memoria de los encargados del saber, de los principales y notables y se recordaban o enunciaban en circunstancias específicas.
¿Textos indígenas prehispánicos o coloniales?
La gran mayoría de los textos reunidos aquí son de índole prehispánica. Sin embargo, el hecho de que hayan sido recopilados a mediados del siglo xvi, o sea unos 30 años después de la conquista de México-Tenochtitlan, cuando la condición socio-existencial de los indígenas había cambiado, hace pensar que algunos dichos prehispánicos pudieran haber caído en desuso o desaparecido mientras que se creaban otros afines a los determinismos prevalecientes en la colonia.
La glosa, o comentario, que acompaña el machiotlahtolli: “mueles el jade, desgarras la pluma”, por ejemplo, que figura en la obra de Sahagún, ilustra el dicho con el “Santisimo Sacramento”, elemento cultural correspondiente a la religión cristiana. Olmos a su vez desvía la corriente expresiva indígena hacia el molino cristiano:
Nos prometió, nos concedió Dios la felicidad del cielo si abrimos el cofre, el arca, si lo consideramos como un jade, como una turquesa, como un collar, como una pluma de quetzal.[9]
La expresión náhuatl “abrir el cofre, abrir el arca” tiene, en el nuevo contexto cristiano, el sentido de “obedecer”.
En términos generales podemos afirmar que, si bien muchos dichos asociados con actividades vetadas por las autoridades españolas como la religión o la guerra, por ejemplo, no fueron recopilados o fueron descartados en el momento de la transcripción, las que figuran en los documentos reflejan el pensamiento indígena prehispánico aun cuando elementos novohispanos a veces sirven para ilustrarlas.
Los textos en los documentos
Las peripecias de la recopilación de los textos determinaron su ubicación en los documentos aquí considerados. En efecto éstos no fueron recopilados ni transcritos al mismo tiempo, y probablemente tampoco en el mismo lugar.
Los dichos que reunió Olmos se encuentran en el capítulo octavo de su Arte de la lengua mexicana y parecen ilustrar, como el título lo indica, “las maneras de hablar que tenían los viejos en sus pláticas antiguas”. Olmos los presenta sucesivamente bajo distintos rubros temáticos sin traducir ni glosar a ninguno de ellos. De hecho, constituyen un complemento a su gramática del náhuatl.
En lo que concierne a los dichos que se encuentran en el libro vi del Códice Florentino, de Sahagún, es curioso observar que aparecen en dos conjuntos distintos separados por el capítulo correspondiente a las adivinanzas. Es decir, la primera serie de dichos está en el capítulo 41, después siguen las adivinanzas en el capítulo 42, mientras que la segunda serie de dichos se lee en el capítulo 43.
Por su parte, las fórmulas canónicas con las que comienzan las explicaciones complementarias de los dichos son distintas en cada conjunto. En el primero el informante (o el copista) dicen generalmente: itechpa mitoa “se dice de...” o icuac mitoa... “se dice cuando...”. En el segundo, se utilizan las fórmulas Itechpa mitoaia... “se decía de...”, Inin tlahtolli... “Este dicho...” o quihtoznequi... “quiere decir...”.
Asimismo Sahagún inicia su explicación con: “Este refrán o este adagio dice...” en el primer bloque mientras que en el segundo utiliza la expresión “Esta letra quiere decir...”. Después proporciona un equivalente castellano de cada dicho en el primer bloque mientras que se conforma con dar una traducción libre de la explicación sin proponer un equivalente español en el segundo.
Lo anterior sugiere que los dos conjuntos de dichos contenidos en el libro vi fueron reunidos, transcritos y glosados en momentos y lugares distintos.
Asimismo, la recopilación de dichos correspondientes al sol, contenidos en un addendum del libro i (dedicado a los dioses) fue probablemente posterior a la recopilación de los que figuran en el libro vi. Se aprovechó entonces el tema para reunir dichos que lo concernían. Sahagún no dio una versión al castellano de estos dichos.
Olmos considera los textos que aduce como maneras elegantes de hablar, sin más, mientras que Sahagún percibió claramente su valor genérico como refranes y proverbios.
Criterios para la paleografía y la traducción
Fray Bernardino de Sahagún terminó su traducción libre del libro vi, y más específicamente de los dichos, en 1577. Según él mismo lo afirma, los textos habían sido transcritos 30 años antes, es decir en 1547 en una grafía que correspondía a una grafía alfabética vigente en España en esos tiempos. Proponemos aquí una traducción literal que revele el pensamiento nativo generador de los dichos así como una grafía modernizada que ponga el texto original al alcance del lector no especializado.
Paleografía
El alfabeto latino podía dar cuenta de prácticamente todos los sonidos de la lengua náhuatl menos la oclusiva glotal [‘] que el jesuita Carochi llamó “saltillo” y la aspirada [h] correspondiente al plural de los verbos y de los sustantivos.[10] Estos fonemas pocas veces se transcribieron en los documentos aquí considerados y cuando ocurrió se señalaron mediante el grafema “h”. La palabra tlahtolli, por ejemplo, que contiene una oclusiva glotal se escribe generalmente en los documentos aquí considerados: tlatolli sin letra que la señale.
La escritura española del siglo xvi seguía todavía normas ortográficas que pertenecían al latín. La letra “v”, como semi vocal, remitía al sonido [w]. La palabra cihuatl, por ejemplo, se escribe aquí civatl. Encontramos también la letra “v”, a veces, para señalar la vocal [u]. El sonido [i] se transcribía como “i” pero también “y”, “j”: Ytla “algo”, Mjtoa “se dice”. La letra “z” no se usa en este documento. Para señalar el sonido correspondiente delante de [o], [a] y [u] se usa la c con cedilla ç: çan “sólo”.
Para poner el texto náhuatl al alcance ortográfico de lectores contemporáneos, efectuamos aquí una transliteración del texto original. Los cambios esenciales realizados en el texto náhuatl son los siguientes:
v------hu (semivocal) chalchivitl -chalchihuitl
v------u (vocal) vmentin -umentin
ç------z tlaçotli -tlazotli
j------i qujtlacoa -quitlacoa
q-----c (delante de a, o, u) qualli -cualli
Asimismo se sustituyeron los signos diacríticos como la apóstrofe y la tilde por las letras que les corresponden: q' = qui; nima = niman, etc.
Se corrigieron omisiones o errores claros de transcripción de la lengua náhuatl pero no se reintegró el grafema h correspondiente a la oclusiva glotal y la aspirada para no dificultar la lectura además de que éstas difieren notablemente de una variante dialectal a otra.
Tampoco se sustituyó la grafía oa por hua ya que la primera podría haber reflejado un matiz fonético en la pronunciación que se debe conservar: maceoalli (macehualli).
Se adaptó también, en cierta medida, la puntuación a las normas prevalecientes hoy en día.
Traducción
Fray Andrés de Olmos no tradujo ni interpretó los dichos que figuran en su Arte de la lengua mexicana. En cuanto a Sahagún, la versión que propone de los textos aquí aducidos no constituye una traducción en el sentido estricto de la palabra sino una interpretación, la cual, si bien permite entender y apreciar los contenidos, no refleja siempre la construcción verbal del sentido original.
La glosa en español de los refranes y de sus explicaciones que Sahagún presenta, se efectuó probablemente varios años después de su recopilación. Es claro que el fraile se benefició entonces del auxilio de informantes que lo ayudaron a interpretar dichos nahuas, a veces crípticos, y le permitieron añadir matices de sentido que el original no contenía. Sin embargo, en algunos casos el (o los) informante(s) parece(n) haber desconocido el significado de algunos refranes.
Cabe señalar aquí que adaptamos el texto de Sahagún a las normas ortográficas que prevalecen hoy día con el fin de facilitar su lectura. Aquí proponemos una nueva traducción de los textos que corresponde al discurso náhuatl hasta los límites de la gramaticalidad de la lengua receptora: el castellano. Esta versión permite vislumbrar matices indígenas de expresión y percibir todavía el discurso oral del informante en su transcripción.
En casos “extremos”, cuando una percepción del original náhuatl en la traducción parece indispensable para la justa apreciación del dicho, se procede a “colar” una palabra castellana en el molde lingüístico náhuatl. Tal es el caso, por ejemplo, del verbo “ombligar” (de ombligo) que busca referir de manera literal la locución verbal náhuatl correspondiente. En estos casos, una comillas señalan la a-gramaticalidad de una expresión que da a ver mejor que cualquier traducción ortodoxa el significado del dicho.
Los dichos contenidos en este texto señalan las normas sociales que imperaban en el mundo náhuatl precolombino, la ética y los valores entonces vigentes; así como revelan los mecanismos simbólicos de estructuración del sentido que prevalecían entonces y abren asimismo un camino hacia el alma indígena prehispánica.
Los proverbios como género literario
Comunes a toda la humanidad, los dichos, ya sean adagios, proverbios, refranes, sentencias, aforismos u otros subgéneros son el resultado de una lenta evolución del pensamiento, de la sociedad, y sobre todo, de las relaciones que se establecieron poco a poco entre una realidad culturalmente objetivada y el lenguaje.
Labrados por la experiencia y el ingenio humanos, en contextos distintos, desde tiempos inmemoriales, los dichos alcanzaron un día su forma idónea, en función de los parámetros éticos y estéticos prevalecientes en una sociedad determinada. Permanecieron como tales durante siglos: inamovibles como los pilares de un templo.
Con la aparición de la escritura alfabética en la cultura occidental surgieron modalidades cultas de refranes que dejaron de ser anónimos, integrándose asimismo al patrimonio literario de dicha cultura.
La evolución de los dichos nahuas en su contexto mesoamericano fue similar a la de otras culturas. Sin embargo, al tener la cultura náhuatl una forma pictórica y no alfabética de consignar gráficamente los hechos y las ideas, la oralidad y la escritura no definieron “literaturas” distintas como ocurrió en la cultura occidental, y no se estableció una oposición clara entre una modalidad culta y otra popular de dichos.
El género náhuatl: machiotlahtolli
La forma discursiva que los antiguos nahuas llamaron machiotlahtolli se distingue esencialmente de otros géneros verbales nahuas por su brevedad lapidaria, por su contenido ético-didáctico, por la sabiduría que entraña, y por la ironía edificante que manifiesta frecuentemente.
El término que refiere este género expresivo oral ayuda a definir su función en el contexto de la cultura náhuatl. En efecto, el vocablo se compone de machiotl:[11] “el modelo” y tlahtolli: “la palabra”, “la expresión”, “el texto” o “el discurso”. La segunda parte de la expresión constituye una sustantivación de “decir” tlahtoa y justifica la traducción global que damos del género oral indígena: “dicho”, participio pasado sustantivado del verbo “decir”.
En cuanto a machiotl, los distintos usos de la palabra sugieren que su significado no se limitaba al concepto de “modelo” o “ejemplo”. En efecto, según los contextos, podía referir una forma geométrica: nauhcampa nacace machiyotl “figura cuadrangular”[12] (literalmente “figura que tiene lados (orejas) en cuatro direcciones”), o constituir simplemente una señal, una marca, o un indicio.
El machiotlahtolli era una palabra-modelo, una palabra-signo, formulada hace mucho tiempo y que seguía rigiendo de alguna manera, mediante la observación crítica, el dramatismo expresivo, la ironía o la simple constatación, el comportamiento social de los integrantes de las comunidades indígenas aún después de la conquista.
Ahora bien, la delimitación del género “dicho” dentro de la expresión oral náhuatl prehispánica es imprescindible para poder apreciarlo a su justo valor.
Los límites entre lo que sería una manera muy particular de expresar algo y un dicho con valor de proverbio o máxima resultan algo borroso en la cultura náhuatl. No es siempre fácil distinguir, en las fuentes a nuestra disposición, lo que fuera un decir expresivamente configurado pero al fin fugaz, evanescente, de una fórmula verbal relativamente fija: un decir que se fue petrificando poco a poco en un dicho por la relación óptima que se estableció paulatinamente entre algo que se quería expresar y la manera de expresarlo.
Por otra parte, conviene recordar que el discurso indígena es siempre muy sutil, que la relación entre el contenido de una expresión y su forma verbal específica es generalmente menos evidente que en los proverbios de corte occidental tanto por el carácter enigmático que ya hemos mencionado como por la tendencia indígena a sugerir más que a afirmar las cosas. En la expresión indígena náhuatl la idea busca permanecer como imagen[13] y por tanto evita lastrarse con un aparato discursivo pesado para convencer. Dos palabras yuxtapuestas, que se conservaron como tales a través del tiempo para expresar una idea, constituyen en el mundo náhuatl prehispánico un dicho tan eficaz como lo sería una oración con un predicado más elaborado:
Eztli, yóllotl
“Sangre, corazón”.
Estos dos sustantivos yuxtapuestos que refieren “el chocolate”, sugieren, entre otros posibles significados, que este alimento “es noble y reservado a la gente noble”.
Se dice poco pero se sugiere mucho, y para poder llegar al sentido profundo de una expresión como ésta, el oyente tendrá que buscar en los arcanos de la simbología náhuatl la parte intencionalmente omitida.
Cuitlapilli, atlapalli
“La cola, el ala”.
Esta expresión refiere “el pueblo” es decir lo que sustenta en todos los sentidos de la palabra, la comunidad indígena. No se limita a nombrar sino que entraña un significado con alcance político que le da el estatuto genérico de dicho aun cuando la parte predicativa correspondiente se omite y consecuentemente se deja a la imaginación de cada uno.
Estos recursos expresivos indígenas fueron generalmente llamados “difrasismos” por los especialistas y confinados en los reductos de la lingüística. Consideramos, sin embargo, que pertenecen al machiotlahtolli, y que la suma brevedad que manifiestan en términos formales, además de ser típica del género, configura el enigma, elemento también característico de dicho género.
Olmos y Sahagún no se equivocaron al calificar a veces como metáforas a los machiotlahtolli. Asimismo, el hecho de que los informantes indígenas al ser interrogados por los recopiladores incluyeran los llamados “disfrasismos” en el rubro de los “adagios” hace pensar que ellos los consideraban como tales.
La estructura del machiotlahtolli
Pretérito sustantivado del “decir” el dicho expresa lo que un día se dijo de alguna manera y que se fue conservando de esta manera. Lo que fue un día un decir libre, versátil e imprevisible se “solidificó” en una forma determinada, la cual constituyó a partir de entonces una referencia conceptual y expresiva ya estructurada que se podía aducir en distintos contextos.
El machiotlahtolli, cualquiera que sea su aspecto específico, es una verdadera “lapida” verbal: es conciso, fijo, inalterable, durarero y, como lo veremos adelante, parece “esculpido” en la materia sonora que constituye la lengua náhuatl.
Sus variantes estructurales son las siguientes:
Puede constar de dos oraciones construidas en riguroso paralelismo:
Tictetezoa in chalchihuitl,
ticoaoazoa in quetzalli
“Mueles el jade,
desgarras la pluma”.
Puede ser una pregunta:
¿Canin mach itzontlan icuatlan
onquiz in totecuyo?
“Donde en verdad pasó por encima
del cabello, de la cabeza de nuestro señor”.
Una expresión verbal:
Moxoxolotitlani
“Se mandan sirvientes”.
Una expresión en forma posesiva:
Tomachizoa
“Nuestro sábelo-todo”.
Puede constar de dos palabras simplemente yuxtapuestas:
In cueitl, in huipil
“La falda, el huipil” (es decir la mujer en su aspecto sexual).
El dicho náhuatl es muy comúnmente una frase descontextualizada:
Nonohuian
“En todas partes”.
Puede ser también una oración similar a los proverbios europeos:
Xoxocotioa in tlalticpac
“Maduran los frutos en la tierra”.
El dicho náhuatl de inspiración prehispánica se presenta de manera distinta en el Arte de la lengua mexicana de Olmos y la Historia General de Sahagún. Olmos los considera como “maneras de hablar” sin definir su tenor genérico y los utiliza para ilustrar su Gramática.
Figuran en el último capítulo (octavo) de su libro y se confunden con frases comunes, si bien elegantes, que no tienen sin embargo un estatuto literario.
A diferencia de Olmos, Sahagún se percató del valor de proverbios o refranes que tenían los dichos indígenas y los colocó en capítulos específicos.
Los dichos tal y como aparecen en el libro vi o en el addendum del libro i de la Historia General de Sahagún, vienen acompañados de una glosa que los explica y los complementa. Dicha glosa podría haber estado dirigida a posibles receptores situados fuera de la esfera cultural náhuatl, como lo eran los frailes recopiladores. Sin embargo, es más probable que fuera parte constitutiva de la “palabra modelo” y que resolviera el enigma, en caso de que no lo hubiera logrado el interlocutor. En efecto el texto que acompaña el dicho constituye generalmente su complemento discursivo:
Ayac xictli in tlalticpac.
Ayac tictoxitizque, quitoznequi tictelchioazque, macihui in telchioaloni neci, ace mimatini, ace iolizmatini ace mozcaliani.
Nadie es un ombligo en la tierra.
No “ombligaremos” a nadie, es decir no lo despreciaremos aunque parezca despreciable. Quizás sea prudente, quizás sabio, quizás sea educado.
Como ya lo hemos señalado, el enigma es un componente relevante de la cultura indígena precolombina. En el contexto de los dichos, se tratará de detectar los lazos simbólicos que vinculan el significante y el significado:
Nicuauhtlamelaoa
“Yo enderezco el árbol”.
La relación metafórica que se establece entre el significante “enderezar el árbol” y el significado “que no aprende o no produce nada” constituye un verdadero enigma aun para las personas situadas en el contexto cultural indígena prehispánico.
Puede consistir también en encontrar las palabras intencionalmente omitidas y sus referentes:
In ie cuauhtica, in ie mecatica tanotihui
“Cuando estés atado con palos con cuerdas...”.
Las palabras omitidas y su sentido podrían ser aquí: “recordarás que te lo dije”.
El enigma puede configurarse como una simple metáfora:
In poctli, in ayahuitl
“El humo, la neblina”.
Es decir, la gloria después de la muerte.
En términos generales, los dichos nahuas eran crípticos,[14] sibilinos,[15] e implicaban un trabajo de decodificación que los asemejaba a los enigmas y les confería un tenor oracular.[16] Para reconocerlo y acceder a su sentido profundo, el oyente tenía además que recordar su propia experiencia. Al lograrlo, participaba activamente a esta mecánica de fuerzas vitales que representaba el mundo.
Expresiones lapidarias “esculpidas” en el sonido
Una de las características más específicas del género lo constituye sin duda alguna, lo breve y lo lapidario[17] del texto que lo compone. Se trata aquí de expresar de manera impactante lo que se quiere comunicar, razón por la cual se busca una forma adecuada con el menor número posible de palabras para que el efecto de la expresión sea mayor. El dicho náhuatl puede constar de una sola palabra:
Ixnex
“Cara de ceniza”.
Sin embargo la estructura binaria es más frecuente por el ritmo dual y el paralelismo que establece:
Ca nauh, ca notlacual
“Es mi agua, es mi comida”.
Es decir, es mi propiedad, mi manera de ganarme la vida. El agua y la comida es lo más inmediatamente necesario a la vida, así el oyente podrá apreciar la importancia de la actividad referida.
A diferencia del prolijo huehuetlahtolli o “palabra antigua”, en el que se acumulan frases y palabras que buscan convencer o seducir, el machiotlahtolli constata un hecho o emite un juicio tanto más categórico como breve.
Es probable que la brevedad óptima haya sido la culminación de muchos años de adaptación formal de la palabra al hecho, de la erosión paulatina de una frase más larga que se modificó incesantemente hasta lograr una estabilidad semántico-expresiva idónea en lo que concierne a la relación entre forma y contenido. Lo breve y lo impactante del dicho náhuatl lo asemeja de alguna manera a una escultura. Como ya lo hemos señalado, los dichos contienen siempre una imagen, pero es una imagen en relieve. Algunos tipos de relieve serían:
Relieve semántico de contrastes entre el significante y el significado:
In eztli, in yóllotl
“La sangre, el corazón”.
Para referir el chocolate, bebida reservada a los nobles.
Relieve acústico de palabras:
Moxoxolotitlani
“Se mandan sirvientes”.
La repetición de las sílabas xo- y del fonema t talla ángulos en la secuencia sonora de la expresión.
El carácter táctil de muchos dichos nahuas también los asemeja al arte escultórico:
Tlani xiquipilhuilax
“Arrastra la bolsa abajo”.
Lo “rugoso” de xiquipilhuilax hace sentir el arrastre de la bolsa por el suelo y completa el efecto de la imagen producida por la metáfora.
Resultaría interesante comparar los dichos de los antiguos nahuas con las estatuas que esculpieron, para vislumbrar el tenor de su pensamiento.
El machiotlahtolli: ¿adagio, proverbio, máxima, aforismo o refrán?
El machiotlahtolli es un género expresivo auténticamente indígena que se gestó poco a poco a través de la historia mesoamericana hasta llegar al estado en el que se encuentra en los manuscritos que los preservaron del olvido. Sin embargo, ya que constituye una forma universal de expresión verbal, resulta interesante preguntarse en qué medida corresponde a los modelos occidentales del género.
Los adagios
Sahagún califica los machiotlahtolli indígenas como “adagios”, término muy general que refiere el proverbio sin entrañar elementos específicos, si no es lo antiguo y el carácter práctico de lo que se enuncia.
El proverbio
Algunos machiotlahtolli corresponden a lo que se considera como proverbio en la cultura europea, es decir, una fórmula breve, elíptica, sumamente expresiva, que provee una verdad basada sobre la experiencia, o un consejo práctico que vale para todo un conjunto social. Se transmite oralmente desde tiempos inmemoriales y corresponde a una sabiduría colectiva. En términos estilísticos, el proverbio náhuatl está esculpido en la materia sonora mediante rimas, repeticiones, y una cadencia específica de las palabras o de las sílabas que lo hacen inolvidable.
In ie tlecuil ixcuac
in ie tlamamatlac
“Ya frente al fogón
ya en la escalera”.
Esta forma elíptica[18] que refiere respectivamente el momento en que las víctimas están delante del fogón, en la víspera de su sacrificio cuando les cortan solemnemente el mechón de la coronilla (piochtli) frente al fuego, y cuando están en la escalera del templo, a punto de ser inmolado, expresa de manera impactante el carácter de lo que es ya ineludible, cuando ya es demasiado tarde para hacer algo.
El proverbio náhuatl no se opone, sin embargo, a otro subgénero de dichos que fuera “culto” como ocurre en la cultura occidental en la que el proverbio es sabiduría “popular”, mientras que las máximas, por ejemplo, pertenecen a una forma culta de expresión.
La máxima
A diferencia del adagio y del proverbio que son de índole oral, la máxima, en la tradición occidental, pertenece a la literatura escrita. Implica una reflexión sobre un tema específico y tiene generalmente un autor conocido y reconocido. Célebres son las máximas de Gracián, La Rochefoucauld, La Bruyère, etc.
El tipo “máxima” de dichos está presente, sin embargo, en la tradición náhuatl. En este contexto, la inteligencia indígena que se manifiesta tiene un aspecto oracular:
In ic imecac, ie cuahuic in
totecuyo, in zan ticamatlalpul, in
zan tixtlalpul
“Estás ya en las cuerdas, en los
palos de nuestro señor. Sólo eres
un bocado de tierra, una cara de tierra”.
El aforismo
El aforismo fue, originalmente en Occidente, un procedimiento de memorización de principios científicos o de preceptos importantes. Un ejemplo memorable lo constituyen sin duda los 400 aforismos de medicina general del sabio griego Hipócrates. Fruto de observaciones empíricas, el aforismo de tipo europeo tiene un carácter reflexivo y didáctico.
Algunos dichos nahuas corresponden a esta definición:
Tlahco cualli in monequi
Amo cenca tzotzomatli in totech
tictlalizque. Amo no cenca titoyecquetzazque.
Zan ipan cualli inic titochichioazque in
itechpa tlaquemitl.
“Se requiere ponderación.
No nos pondremos ropa demasiado usada. Tampoco nos vestiremos magníficamente. Sólo nos arreglaremos bien en cuanto a ropa se refiere”.
Este machiotlahtolli con carácter aforístico establece aquí una regla de vida.
El refrán
Todo parece indicar que el refrán no se distingue del proverbio en términos estructurales y funcionales. Esta apelación pone énfasis, sin embargo, sobre el aspecto reiterativo de dichos que se enuncian periódicamente cada vez que se presenta una oportunidad.
El género machiotlahtolli parece abarcar todas las variantes de dichos occidentales cuyos nombres y funciones específicas hemos evocado.
Contenidos éticos y axiológicos de los dichos nahuas
Los dichos nahuas cubrían seguramente todos los aspectos significativos del orden cultural indígena instaurado en tiempos anteriores a la conquista. Sin embargo, en la segunda parte del siglo xvi, el contacto con la cultura española así como el nuevo orden que se establece paulatinamente hicieron que los dichos, como otros géneros expresivos, se adaptaran a la nueva situación sociocultural y que algunos de ellos quizás “caducaran”.
Por otra parte, es probable que el enfoque de la recopilación realizada por Olmos, Sahagún y sus ayudantes haya correspondido al interés de los franciscanos y, quizás, al uso que se podía hacer de los dichos para reforzar el orden moral cristiano después de la evangelización. En este contexto es evidente que los dichos que se relacionaban con la religión antigua y con la guerra, por ejemplo, fueron descartados. Algunos, como lo vimos, fueron sutilmente trastocados y adaptados.
Entre los machiotlahtolli, “palabra-modelo”, que se encuentran en el Arte de la lengua mexicana y en el Códice Florentino, figuran los que evocan rasgos caracteriales de los individuos en cualquier sociedad. La hipocresía, la soberbia, la mentira, la burla, la pretensión, los excesos, etc., se ven fustigados mediante la ironía o la reprobación directa, mientras que la bondad, el respeto, la humildad, la prudencia y otras virtudes son elogiados.
Algunos defectos como la flojera, por ejemplo, adquieren en el mundo indígena, una dimensión cósmica, particularmente si el “flojo” es el máximo gobernante: se debilita entonces el poder terrenal y consecuentemente merma el movimiento del sol, generador de vida.
La figura del Tlahtoani, el máximo gobernante, se evocaba en múltiples ocasiones. Era el representante del sol en el alto mando político y militar, pero en el ámbito social se le consideraba como “un ciprés, un pochote”, árboles grandes que proporcionaban sombra, es decir, que brindaban protección al pueblo.
En términos generales la autoridad, cualquiera que fuera el nivel en el cual se ejercía, representaba un amparo para el pueblo e implicaba una gran responsabilidad. Se hace generalmente hincapié en el peso “intolerable” de la responsabilidad de los gobernantes que hace de ellos unos verdaderos esclavos de su deber.
El lugar del mando es también, sin embargo, un lugar “resbaladizo”, y el trato con los máximos jerarcas algo peligroso, como lo es lo sagrado. La corrupción es asimilada a lo “podrido”. Un mal gobierno es percibido como “sin sabor, sin fragancia”. La pobreza y el dolor son algo inherente a la condición humana mientras que la gloria y la fama parecen trascender dicha condición.
La existencia de los seres humanos se calca sobre el curso solar y revela muchos paradigmas indígenas: los que mueren en la infancia ayudan al sol a subir “un poco”; los que mueren en la plenitud de su edad, “colocan al sol en medio”, en el cenit; los que mueren ya viejos son soles “ponientes”.
La unión de dos seres en matrimonio es un acontecimiento de suma importancia para toda la comunidad. La mujer evoca su futuro marido de la siguiente manera:
Centetl notonatiuh niquitta[19]
“Yo veo a uno (que será) mi sol”.
A su vez se dice del hombre que se va a casar:
In cuzcatl, in quetzalli, in imaquechtlan, in itozcatlan in conmolpía.[20]
“El collar, la pluma de quetzal se ata a la muñeca de su brazo, a su cuello”.
Este segundo dicho implica dos valores distintos. Por un lado, expresa que la mujer es belleza. Por el otro, se refiere al estado de “casado” de un joven que pasa de telpochtli “mancebo” a tlapalihui “hombre adulto”, núbil, fuerte.
El comportamiento de los individuos dentro de la colectividad y la educación son probablemente los temas más recurrentes dentro del machiotlahtolli. La falta de cordura y de humildad, el no escuchar los consejos de los maestros o de los padres, el hecho de apartarse de la tradición, se sanciona de manera decisiva y reiterada.
La mesura caracteriza el ideal indígena de comportamiento social, en todos los rubros. Se condena tanto una expresión desenfrenada de alegría como una actitud taciturna. Se busca un justo medio entre una inteligencia “peligrosa” y una tontería humillante, entre la intrepidez y la cobardía, entre el trabajo excesivo y la flojera, entre la continencia y el libertinaje, etc.
El concepto indígena de belleza se inscribe en este mismo orden de ideas: lo bello no es tanto lo que deslumbra sino lo que “acaricia” los sentidos, como los colores de la pluma de quetzal, la textura del jade, el canto del ave, la fragancia de la flor, el sabor del maíz. Lo bello y lo bueno convergen además en la palabra náhuatl que los refiere: cualli. Así, cualli es lo bello y lo bueno.
El machiotlahtolli revela también aspectos todavía mal conocidos de la religión indígena. Tal es el caso del dicho que señala claramente que la vida es cíclica e implica varias existencias.
Oc cepa yuh yez, oc ceppa iuh tlamaniz in iquin in canin.
In tlein mochioaia ie huecauh, in aiocmo mochioa; auh oc ceppa mochioaz, oc ceppa iuh tlamaniz, in iuh tlamanca ie huecauh. In iehoantin,in axcan nemi, oc ceppa nemizque, iezque
“Otra vez así será, otra vez así se acostumbrará hacer en algún momento, en algún lugar.
Lo que se hacía hace tiempo, que ya no se hace,
otra vez se hará, otra vez así se acostumbrará hacer,
como se hacía hace tiempo. Los que existen hoy, otra vez
existirán, serán”.
Este dicho contenido en el libro vi del Códice Florentino contradice lo que se lee en otros documentos (cuya información podría haber sido alterada por los frailes españoles) según los cuales el ser humano existiría “una sola vez en la tierra”.
Más que otro género expresivo, el machiotlahtolli revela la ética social y los valores de la cultura náhuatl. Una lectura concienzuda de los textos aquí presentados permitirá al lector abrir “el cofre y el arca” que los contiene y descender en lo más profundo del ser indígena.
Nican nocontlapohua in toptli, in petlacalli; hual cemmani, hual chayahui in chalchihuitl, in teuxihuitl, in pepetzcatihuetzi, in pupucatihuetzi, in ahuehuetzi, zan huel neltiz, in itechpa huitz in toyollo.[21]
“Aquí yo abro el cofre, el arca; se extienden, se esparcen, el jade, la turquesa. Brillan, resplandecen, lanzan destellos. Sólo se expresará aquí lo que sale de nuestro corazón”.
Antología de dichos y refranes
Daremos a continuación una breve antología de dichos nahuas machiotlahtolli por rubros, en función de criterios temáticos.
El primer rubro concierne al individuo náhuatl y descubre varios aspectos de su carácter. El segundo, trata de la educación, los valores y el comportamiento de los individuos. El tercero atañe al gobierno y más generalmente a la autoridad cualquiera que sea el nivel en que se ejerce. El cuarto evoca, en términos generales, la sociedad indígena y varios de sus aspectos éticos y axiológicos. El quinto expresa y valora lo que acontece en el quehacer existencial de las comunidades indígenas así como la alegría y la tristeza tal y como se manifiestan en un contexto cultural prehispánico.
Dentro de cada rubro temático general, los distintos machiotlahtolli se presentan bajo enfoques específicos:
-en su versión original en náhuatl
-en la traducción al castellano que proponemos aquí
-en la versión que dio Sahagún de ellos, cuando ésta existe.
En el caso de los dichos recopilados por Olmos (los cuales no fueron glosados), se añade una breve explicación entre corchetes cuando el sentido no está del todo claro. Para diferenciar los dichos que provienen de la obra de Sahagún de los que se encuentran en la de Olmos se señalan éstos últimos con un asterisco.
Rasgos de carácter
El sinvergüenza
Moxoxolotitlani
Itechpa mitoa: in aquin motitlani in amo quioalcuepa in inetitlaniz, in anozo amo iauh in unpa titlano. In huel ic mitoa: quilmach quetzalcoatl, tullan tlatoani catca: quil umentin cioa mahaltiaia in innealtiaian: in oquinoalittac: ic niman quinoalioa cequintin quimittazque, in aquique maaltia. Auh in iehoantin titlanti: zan ie quimitzticate, in maaltia cioa. Amo ma quinonotzato. In Quetzalcoatl oc ceppa zatepan conioa in ixolouh, quitoznequi, ititlan, in quimittaz aquique in maaltia, an no iuh quichiuh, aiocmo quicuepato in inetitlaniz. Ic uncan tzintic, nelhoaiooac in mitoa: moxoxolotitlani.
Se mandan sirvientes
Se dice de alguien que fue mandado como mensajero y no regresa de su misión, o no va donde se le mandó. Se dice que cuando Quetzalcóatl era gobernante de Tula, dos mujeres se bañaban en el lugar donde él se bañaba. Cuando las vio, luego manda a algunos para ver quiénes se bañaban. Y ellos, los mensajeros, se quedan mirando a las mujeres que se bañan. No fueron a reportarle. Quetzalcoatl otra vez manda a un sirviente, es decir, a un mensajero, a ver quiénes se bañan. Hizo lo mismo, ya no regresó de su misión. Así, allá comenzó, se originó el decir “se mandan sirvientes”.
Mensajero del cuervo
Quiere decir del que es enviado a alguna mensajería o con algún recaudo y no vuelve con la respuesta. Tomó principio este refrán, según se dice, porque Quetzalcoatl, rey de Tulla, vio desde su casa dos mujeres que se estaban lavando en el baño o fuente donde el se bañaba; luego envío a uno de sus corgovados para que mirase quienes eran las que se bañaban. Aquel no volvió con la respuesta, y envío otro paje suyo con la misma mensajería y tampoco volvió con la respuesta; envió al tercero, y todos ellos estaban mirando a las mujeres que se lavaban y ninguno se acordaba de volver con la respuesta. Y de aquí se comenzó a decir moxoxolotitlani / fue, no volvió más.
Icniuhmoiactli
Itechpa mitoa: in aquin zan tlatlahueliloc, in aiiel teitta, in zan teaoa: intla cana necentlalilo in uncan teoan motlalia, zan ipan tlacacaoalti, quicauhtiquiza, quimacaci in ma teaoa: ic mitoa icniuhmoiactli.
Esparcidor de amigos
Se dice de aquel que es muy malo, que mira feo a la gente, que sólo regaña a la gente. Si hay alguna reunión en algún lugar, se sienta con la gente. Se van uno tras otro, lo dejan rápido, temen que los regañe. Entonces se dice: “esparcidor de amigos”.
Derrama solaces desbaratador de amigos o de amistad.
Se dice de aquel que es mal visto por su mala condición; cuando entra donde están muchos en algún regocijo, todos salen, unos por acá, otros por allá; por eso dicen de él: ya vino el derrama solaces.
¿Cuix tecoco in ixcuelli? Auh ie no mitoa. ¿Azo noxaiac in pinaoa? ¿In nocuitlaxcol cuix no pinaoa?
Icuac mitoa: intla cenca ie niteucihui, ie no napizmiqui: cequintin tlacuaticate: niquintlaitlanilia, in ma tepiton nechmacacan in quicua, atle nechmaca: zan qualani, nechixcuelitta:
auh iehica ca cenca ie no napizmiqui: niman intlan nonnotlalitihuetzi, ioan nitlacua, anozo zan no concuitihuetzi in tlaxcalli: icuac mitoa. ¿Cuix tecoco in ixcuelli? ca in teixcuelittaliztli, aquen techiuh: zan in apizmiquiliztli temicti, ic micoa.
¿Acaso hace daño una mala mirada? O también se dice: ¿Acaso hay vergüenza en mi rostro? O ¿acaso mis entrañas se avergüenzan?
Se dice si tengo mucho hambre, me muero de hambre, y algunos están comiendo y les pido un poco de lo que comen y no me dan nada, sólo se enojan, me ven mal.
Pero yo me muero de hambre, luego me siento rápido con ellos y como. O tomo rápido una tortilla. Es cuando se dice: ¿acaso una mala mirada hace daño? pues una mala mirada no ofende, pero el hambre sí mata, pues se muere uno.
¿Lastima el cuerpo el mirar con ceño?
Se dice a quienes no importa nada el ceño de la cara, ni dejan de hacer lo que les parece, aunque alguno les mire con cara enojada. Como cuando algunos están comiendo y entra alguno de nuevo, y los que están comiendo le miran de mal rostro, dándole a entender que les pesa, ni aun le convidan a comer, sino que quisieran que se fuese, él, no obstante, se sienta a comer y come y dice dentro de si Cuix tecoco yn ixcueli / mas vale vergüenza en rostro que manzilla en corazón.
El presumido
Tomachizoa
Itechpa mitoa: in aquin moch conmomachiztia in tlein mitoa, in tlein muchioa.
Nuestro sábelo todo
Se dice del que pretende saber todo lo que se dice, lo que se hace.
El que todo lo sabe.
Se dice este refrán, por vía de mofar, del que piensa que todo lo sabe y todo lo entiende; y en todo habla, en todo se entremete; y se burlan de él, dicen tomachizoa como si dijesen un nuestro bachiller o lo que dicen: Petrus in cunctis.
La educación y los valores
La juventud
Ixtli, yollotli quitquitinemi*
Va adquiriendo un rostro, un corazón.
[Crece]
Xotla, cueponi*
Crece, florece.
El comportamiento
Tlacocualli in monequi
Amo cenca tzotzomatli in totech tictlalizque: amo no cenca titoiecquetzazque: zan ipan cualli inic titochichioazque: in itechpa in tlaquemitl.
Se requiere ponderación
No nos pondremos ropa demasiado usada. Tampoco nos vestiremos magníficamente, sólo nos arreglaremos bien, en cuanto a ropa se refiere.
Lo moderado conviene más en todas las cosas.
Se dice de cualquier extremo; sea en vestir o en comer, o en hablar: dicen tlacocualli monequi / lo razonable es bueno.
Ihuian, iocuxca ximonemiti: ma motolol, ma momalcoch, in tetloc in tenaoac.
Intechpa mitoaya in pipiltin, in anozo tetecutin inpilhoan, ic nononotzaloya, ilhuiloia: Inic annemizque: zan ihuian, zan iocuxca in tetloc, in tenaoac: amo anmopouhtinemizque, amo amatlamatinemizque. Amo cualli, amo iectli in nepoaliztli: amo yc tetlan nemoa: ie cualli in tololtica, in malcochtica nemoa.
Compórtate tranquilamente, suavemente. Inclínate, recógete (cuando estés) con otros, cerca de otros.
Este refrán se decía de los nobles, o de los hijos de los señores. Así se dirigían a ellos, les decían: “Así vivirán, tranquilamente, suavemente, cuando estés con otros. No vivirán de manera arrogante, no vivirán orgullosamente. La arrogancia no es buena, no es correcta. Así no se vive entre la gente. Está bien vivir inclinándose, recogiéndose.
Esta letra quiere decir: vive pacíficamente y muy humildemente, inclínate y recógete entre los otros.
Ésta era exhortación de los pilles y nobles con la que avisaban para que mostrasen toda humildad y sumisión delante los principales señores y reyes; por su tiranía miraban mucho a los que mostraban algún brío o presunción en su presencia; por esto les avisaban y decían: Si queréis vivir en paz entre los hombres, no muestres presunción, porque la soberbia es muy mala, y el que la tiene no puede vivir en paz; el que se inclina y se recoge vive en paz.
¿Atitlanonotzalli, atitlazcaltili, atitlaoapaoalli, atimuzcalia, atitlachia?
Inin tlatolli, itechpa mitoaya: in amo muzcalia, in amo tlachia, xolopitli, amo tlacaqui: ilhuiloya: ¿Nelli mach amo monan, mota mitznonotz, amo mitzizcali in quenin tinemiz, atitlanonotzalli, atitlazcaltili, atitlaoapaoalli?
¿Acaso no estás advertido, no estás instruido, no estás educado, no estás formado, qué no ves?
Este refrán se dice del que no está educado, que no ve, del tonto que no entiende. Le decían: “¿En verdad no te amonestan tu madre, tu padre, no te enseñan cómo debes de vivir? No estás advertido, no estás instruido, no estás educado?
Eres mal criado, mal disciplinado y mal mirado.
Esto se dice de los tochos y bobos y mal criados a modo de reprehensión ¿es posible que tu padre y tu madre no te adoctrinaron, no te enseñaron cómo has de vivir?
Huel ixe, huel nacace
quitoznequi: in aquin cenca muzcalia, muchi huel quitta, muchi huel quicaqui: moteneoa huel ixe, huel nacace: amo tle iztlacatlatolli quicaqui, zan huel neltiliztli in quicui.
Tiene ojos, tiene oídos
Quiere decir el que está bien educado, que mira[22] todo bien, que entiende todo bien. Se dice de él: “tiene ojos, tiene oídos, no escucha las mentiras, sólo toma la verdad”.
De verdad tiene ojos, de verdad tiene orejas.
Es persona prudente y sabia, hábil y experta.
Zan otlamaxalli, nextepehualli nicnotatía, nicnonantía
Hago mi padre, mi madre de la encrucijada, del montón de cenizas.
[Tengo una mala vida]
Ahniquittaznequi in ixtli, in xayacatl, in itzcalli, in yollotli
No quiero ser el rostro, la cara, el flanco, el corazón.
[No quiero seguir los consejos]
In teuhtica, in nextica in mopantinemi, in moquimilotinem
Se viste, se arropa con polvo, con cenizas.
[Vive en la suciedad]
Irrespetuoso
Tictetezoa in chalchiuitl, ticoaozoa in quetzalli
Inin tlatolli, itechpa mitoa: in aquin itla cenca tlazotli quitlacoa, in cenca malhuiloni, in amo quimalhuia; in iuhqui iehoantin, in aquique quimocelilia Sanctissimo sacramento in amo tlamahuiztilia, in amo mopechteca, in amo choca. etc... in anozo aca zan maceoalli in cahuilquixtia aca cihuapilli: ilhuiloya inin tlatolli. Otictetezo in chalchihuitl, otichuazo in quetzalli.
Mueles el jade, desgarras la pluma
Este refrán se dice de aquel que maltrata algo precioso, que no respeta lo respetable; como los que reciben el santísimo sacramento y no lo veneran, no se inclinan, no lloran... O de un hombre común que se burla de una señora noble; se le decía este refrán: “Moliste el jade, desgarraste la pluma”.
Dañas el lustre y gracia de la piedra preciosa y parasle como tezotli, áspero y ajado. Manoseas o desparpajas o sobajas la pluma rica.
Se dice cuando alguien profana alguna cosa santa o maltrata o deshonra alguna persona honrada o de gran valor. Como los que sin debida recurrencia reciben el santísimo sacramento; y también cuando se deshonra a alguna doncella.
La autoridad, el gobierno y el pueblo
El tlahtoani y el linaje
Ihiio, itlatol.
Inin tlatolli, huel itech mitoaya in tlatoque intlatol, mitoaya: ihiiotzin, itlatoltzin in tlatoani, ayac itlatol, huel totecuio itlatoltzin, ihiiotzin.
Su aliento, su palabra
Este refrán se decía de la palabra de los gobernantes. Se decía: “El aliento, la palabra del rey”, no la palabra de cualquiera, sino la palabra de nuestro señor, su aliento.
Esta letra quiere decir: su resuello o espíritu o su palabra.
Y por methaphora [metáfora] se dice del razonamiento que hace el señor a sus principales o el predicador a sus oyentes.
Ihuiian tecuiutl, ihuian tlatocaiutl
Inin tlatolli, itechpa mitoaya: in aquin huellatocati, ihuian in tecuti, pilti. Cenca mimati, cenca tlachia, cenca mozcalia, cenca tetlazotla, cenca temahuiztilia: ioan aiac quitelchioa in motolinia: manel ixpupuiotzin, macuecuetzin, huilatzin, cuapupultzin, itzotzomatzin, icnotlacatl, in aoalneci in icochca, in ineuhca: auh in aoalneci in iquezpan pilcaz, in iquechtlan onpilcaz, in techinantitlan, in tequiiaoac moquequetza, in imatzin quimantinemi in tequiiaoatla, in tecaltech, in aoneoa, in aonmaci.
El señorío pacífico, el gobierno pacífico
Este refrán se decía del que gobierna bien, quien es un señor, un noble tranquilo. Es muy prudente, mira bien, es educado, quiere a la gente, la respeta mucho. Y a nadie que sea pobre desprecia, aunque esté ciego, manco, cojo, desgreñado, en harapos, pobre, que no tenga para su cena, su desayuno, que no alcanza a tener lo que debería colgar de su flanco, de su cuello; que se para en el solar de uno, en el patio de uno, que anda extendiendo la mano, en el patio de uno, frente a la casa de uno, el que no se eleva, el que no la hace.
Legitimo señorío, legitimo reino
Se dice de aquellos señores que alcanzaron sus señoríos por legitima elección y son verdaderos señores que aman a sus súbditos y más a los más pobres. Se dice también de los pilles y senadores, y hombres valientes, que ganaron su nombre con hazañas y valentías, según estaba ordenado por las leyes de la república.
Nopuchco, nitzcac nimitztlaliz
Inin tlatolli, itechpa mitoaya: in icuac aca tlatoani ic tenonotzaia, quitoaia: in tehoatl in azo tipilli, azo titecutli: huel ximoquetza nonaoac, nopuchco, nitzcac: tinechopuchtiz, tinechitzcactiz. Intla xitlachia intla timozcalia: huel xinemi, nopuchco, nitzcac, timotlaliz. No yoan ic tlatlauhtiloia, in aquin tlatoani, ilhuiloia: oc yopuchco, oc itzcac timoquetza in tlatoani, quitoznequi: ticpalehuia, azo tecutlato quihiioquixtia, quitalhuia in itlatol tlatoani.
Te colocaré a mi izquierda, en mi sandalia de obsidiana
Este refrán se decía cuando hablaba un rey, decía: “tú, ya fueses un noble o un señor, párate cerca de mí, a mi izquierda, en mi sandalia de obsidiana. Serás mi izquierda, mi sandalia de obsidiana”. Si tú miras, si eres prudente, si vives bien, te colocarás a mi izquierda, en mi sandalia de obsidiana. También así era suplicado el que ayudaba al rey. Le decían: “todavía estás a la izquierda, en la sandalia de obsidiana del rey, es decir, lo ayudas, quizás como un juez que expresa el aliento, que transmite la palabra del rey.
A mi siniestra y debajo de mi sobaco te pondré.
Serás el más allegado a mí de todos, serás otro yo. Esto decía el señor a algún pilli o tecutli, seme fiel que yo te hare mi segundo. Tambien la otra gente decía al que veían que era más allegado al señor y era como su interprete y daba las respuestas de lo que quería que se hiciese, a este decian: le tiene debajo de su brazo izquierdo, en su sobaco nuestro señor o nuestro rey.
Zan cocoxtiuh yn tonatiuh
Quitoznequi: amo tona, amo tlatotonia, amo totonqui yn tonalli. Mimixtentoc. Auh in icaquiztica quitoznequi: amo chicahua nemiliztli, amo chicahuac yn tlatoani. Tel achi cualli mochihua yeceh amo chicahuac.
Se va enfermando el sol
Quiere decir: no brilla el sol, no calienta, no está caliente el sol. (El cielo) está lleno de nubes. En cuanto a su significado, quiere decir: no está fuerte la existencia, no está fuerte el gobernante. Aunque sea muy bueno lo que se hace, sin embargo no está fuerte.
La sociedad
El matrimonio
Centetl itonatiuh quihualmana
Quitoznequi: monamictia. Oc cenca yeh in cihuatl. Yn quitoa: centetl notonatiuh niquitta. Centetl notonatiuh nic-hualmana. Quitoa in cihuatl: ¿cuix oc centetl notonatiuh niquittac? quitoznequi: ¿cuix oc ceppa nonamictiz?
Aparece su sol
Quiere decir: se casa. Lo dice especialmente ella, la mujer. Dice: yo veo mi sol. Mi sol aparece.
La mujer dice: ¿Acaso ya veo mi otro sol? Es decir ¿Acaso me caso de nuevo?
In cozcatl, in quetzalli, in imaquechtlan, in ytozcatlan, in conmolpía*
Se ata el collar, la pluma de quetzal, a la muñeca del brazo, al cuello.
[Se casa el hombre]
Tepan niczoa in cueitl, in huipilli*
Delante de alguien extiendo la falda, el huipil.
La existencia del hombre
Las etapas de la vida
Achi quihuallalia tonatiuh
Quitoznequi: piltontli mochihua. Quitoa yn huehue, in ilama: azo tocnopil, azo tomacehual yn piltzintli. Anozo zan achi quihuallaliz tonatiuh.
Viene a colocar un poco al Sol
Es decir: se vuelve niño. Los ancianos y las ancianas dicen: quizás el niño es nuestra recompensa, quizás es nuestro merecimiento. O un poco vendrá a colocar al sol.
Nepantla nictlalia yn tonatiuh.
Quitoznequi: nitelpuchtli ninochihua, anozo yyolloco noquichtli ninochihua, nitlapalihui. Quitoa in tlatolli iuhqui itonal yuhcan tlacat yn N. yn nepantla quihuallaliz tonatiuh. Quitoznequi: yn zan cuel miquiz, yn amo huehuetiz.
Yo coloco al Sol en medio.
Quiere decir: me vuelvo un joven, o me vuelvo un adulto, una persona madura. Este dicho significa así es su destino, nació para la muerte (sacrificial) N. Colocará al sol en medio, es decir: pronto morirá, no envejecerá.
Onhuetztiuh yn tonatiuh. Anozo noconaquiuhtiuh yn tonatiuh.
Quitoznequi: ye nihuehue, ye nilama.
Está cayendo el Sol, o estoy metiendo al Sol.
Quiere decir: ya soy viejo, ya soy vieja.
In ie imecac, in ie iquahuic in totecuio, in za ticamatlalpul, in za tixtlalpul.
Inin tlatolli, itech mocaqui in cuculiztli: iehica ca iuhquin techmolpilia totecuio: ipampa in mitoa: Oc xompaqui, oc xonmotlamachti, oc xonatli, oc xontlaqua. ¿Cuix quinicuac toconquaz, in muztla, in huiptla, in omitzanan, in omitzontzitzqui cocoliztli, in ie icuauic, in ie imecac totecuio? y zan tixtlalpul, y zan ticamatlalpul tonoc, imac cocoliztli.
Ya en las cuerdas, ya en las varas de nuestro señor. Sólo eres una bocada de tierra, una cara de tierra
Este refrán habla de la enfermedad, porque es como si nuestro señor nos atara. Por esto se dice: “Alégrate, sé feliz, bebe, come. ¿Acaso comerás después, mañana, pasado mañana, cuando la enfermedad te haya cogido, te haya atrapado, cuando estés ya en las varas, en las cuerdas de nuestro señor? Sólo eres una cara de tierra, una bocanada de tierra, estás en manos de la enfermedad.
Cuando estuvieres en el cepo, o atado con la soga
Quiere decir esto he dicho, avisándote, pon lo por obra luego y no esperes a cuando ya estuvieres en el cepo o atado con la soga.
Pues ahora que estás bueno y recio y comes y bebes, enmienda tu vida y no esperes a cuando estuvieres enfermo y muy cercano a la muerte; cuando tuvieres la cara como tierra y la boca llena de tierra, cuando ya estuvieres puesto en el cepo y atado con la soga de la muerte.
Huel nomiuh, huel momiuh
Itechpa mitoa: in tlein nicnopialia, in huel naxca, in huel noiocauh, in nociahuiliztica, notlatequipanoliztica onicnonextili, in amo zan cana oniccuic, anozo oniquichtec. No huel itech mocaquia in ie huecauh: in aquin tlamaia iaoc: niman oallauh in concaiotia, cana ce ima, anozo icxi: niman oc ce tlaiecaiotia, ce no cana ima, anozo iicxi: niman tlanauhcaiotia, no ce cana ima, anozo iicxi: in iehoatl in, tlamani, ioan in tepallama: quitoa: huel nomiuh: auh intla aca zatepan oallaz, intla canaz ce maitl, anozo icxitl in ie oaxioac: mitoa: amo huel iomiuh.
En verdad (es) mi flecha. En verdad (es) tu flecha
Se dice de algo que yo guardaba para mí, mi propiedad, lo mío, algo que gané con mi esfuerzo, con mi trabajo, que no nada más he tomado por ahí o he robado.
También se podía entender, hace tiempo, del que tomaba un prisionero en la guerra; luego viene un segundo, le toma de un brazo, o del pie. Luego viene un tercero, también le toma de un brazo, o del pie. Luego viene un cuarto, le toma de un brazo, o del pie. El cautivador y los que lo ayudaron a capturar dicen: En verdad es mi flecha. Y si alguien viene después, si le toma una mano o un pie, cuando el prisionero ya está sujetado, se dice: “En verdad no es su flecha”.
Por mi lanza lo gané.
Se dice a quien ganó o mereció alguna cosa, muy bien ganada y muy bien merecida, cuando otro la quiere tomar y le contradice, dice en su defensa Nomjuh / Es mi sudor y mi trabajo.
Códice Chimalpopoca. Anales de Cuauhtitlan y Leyenda de los Soles, 3ª ed., trad. del náhuatl de Primo Feliciano Velázquez, México D. F., Universidad Nacional Autónoma de México, 1992.
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