“Otro concurrente asiduo al cuarto de Lacunza era Manuel Tossiat Ferrer, de veintidós a veinticuatro años, rubio, de ojos azules, silencioso, sentimental y melancólico. Como los Lacunza era abogado, contemporizaba con Juan y amaba con adhesión apasionada a José María”. Así describe Guillermo Prieto a Manuel Toniat Ferrer (como Tossiat aparece siempre firmada su obra; atribuiré el Toniat a un error tipográfico), y esta breve descripción más algunas otras pinceladas de su aspecto es todo lo que conocemos de este otro fundador de la Academia. Nada se sabe del año de su nacimiento ni de su muerte, nadie escribió algunas líneas biográficas, ni aparece ninguna nota necrológica en las revistas de la época. Sí sabemos que murió después de Juan Nepomuceno Lacunza, puesto que escribió la necrología de su amigo.
Manuel Tossiat Ferrer era en esencia un poeta romántico, sentimental, bucólico; los temas de sus poemas son sencillos, sin pretensiones filosóficas ni ostentación grandilocuente. Escribió poco y murió poco también. Su paso por la Academia de Letrán, a excepción de los dos años preacadémicos, de 1834 a 1836, no fue significativo.
Su natural timidez necesariamente lo convirtió en una figura secundaria ante los personajes –Quitana Roo, Carpio, Pesado, el mismo Prieto– que formaron parte de aquella institución tan peculiar.
No se conoce ningún libro de este autor, solamente sus contribuciones a las revistas: El Año Nuevo (1837), El Mosaico Mexicano (1837), El Año Nuevo (1838), El Recreo de las Familias (1838) y El Año Nuevo (1840).